Contenido
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- 1 Las consecuencias de dormir cuatro horas
Dormir bien es un pilar esencial para mantener una salud cerebral óptima y un organismo equilibrado. Durante el sueño, el cerebro realiza procesos fundamentales como la consolidación de la memoria, la regulación emocional y la reparación celular, funciones que influyen directamente en nuestro rendimiento diario. Cuando el descanso es insuficiente, se altera la capacidad de concentración, aumenta la irritabilidad y se debilita el sistema inmunitario, afectando a largo plazo la salud global. ¿Sabes que dormir cuatro horas tiene un gran impacto? Por ello, priorizar un sueño de calidad no solo mejora nuestro bienestar inmediato, sino que también protege la función cognitiva y favorece un envejecimiento más saludable.
La psicóloga Nuria Roure afirma, en el Podcast “Mami, ¿qué dices”, que dormir solo cuatro horas tiene el mismo impacto que consumo seis cervezas, especialmente en lo que respecta a la atención y la concentración. Según explica, «las personas que han pasado más de 20 horas despiertas, es decir, que han dormido solo unas 4 horas esa noche, al día siguiente su capacidad cognitiva de concentración de atención es similar al haber consumido unas seis cervezas». Esto ocurre porque la privación del sueño altera la comunicación neuronal, ralentiza los reflejos y afecta la toma de decisiones, aumentando el riesgo de cometer errores. Además, sustancias como el alcohol, la cafeína, las bebidas energéticas y el cacao actúan como estimulantes o interferentes del ciclo del sueño, perturbando su calidad y profundizando sus efectos negativos.
Las consecuencias de dormir cuatro horas
Respetar los ciclos de sueño no solo mejora el rendimiento diario, sino que también actúa como un auténtico protector de la salud general. De ahí sobre la importancia de dormir bien para la salud cerebral y del organismo en general.
Según el Hospital Clinic de Barcelona, «Dormir es una función del sistema nervioso que se caracteriza por ser natural, necesaria, periódica, cíclica y reversible». Dormir no es un lujo, sino una necesidad biológica esencial para mantener el cerebro y el cuerpo en equilibrio. Durante la noche, el sistema nervioso se reorganiza, se consolidan los recuerdos, se reparan tejidos y se restablecen funciones hormonales clave.
La falta de sueño, especialmente dormir cuatro horas, se ha relacionado con enfermedades cardiovasculares, obesidad, ansiedad, depresión y deterioro cognitivo prematuro. Por ello, descansar bien no es opcional: es una inversión directa en bienestar, energía y equilibrio mental.
Sueño y alcohol: un vínculo peligroso
Dormir poco y consumir alcohol tienen efectos similares sobre el cerebro, pero también pueden potenciarse mutuamente. El alcohol es un depresor del sistema nervioso que altera la arquitectura del sueño, reduciendo el sueño REM y produciendo despertares nocturnos.
Aunque algunas personas creen que una copa facilita conciliar el sueño, la realidad es que empeora su calidad. «la gente que duerme mal tiene más tendencia a consumir drogas, a consumir fármacos, a consumir alcohol, a consumir sustancias excitantes durante el día», asegura la psicóloga Nuria Roure en el Podcast “Mami, ¿qué dices”.
Además del alcohol, otros estimulantes como la cafeína, las bebidas energéticas y productos como el cacao excitan el cerebro y dificultan la relajación necesaria para dormir bien. Estos componentes elevan la actividad neuronal, aceleran la frecuencia cardíaca y prolongan el estado de alerta, lo que retrasa el inicio del sueño y reduce su profundidad.
Cuando el cerebro no descansa adecuadamente, entra en un estado de fatiga acumulada que afecta directamente el rendimiento cognitivo y emocional. Por eso, la combinación de poco sueño y el consumo de sustancias estimulantes es especialmente perjudicial.
Las consecuencias de dormir solo cuatro horas
En un video reciente, la doctora Alba García Aragón explicó en TikTok lo que, según la evidencia científica, puede ser la solución definitiva para dormir mejor: mantener una hora fija para despertarse cada día, incluso los fines de semana.
Dormir únicamente cuatro horas puede tener efectos inmediatos y a largo plazo en la salud. Entre las principales consecuencias se encuentran:
- Disminución de la concentración y la atención.
- Lentitud cognitiva y pérdida de reflejos.
- Mayor probabilidad de cometer errores.
- Aumento del riesgo de accidentes de tráfico y laborales.
- Irritabilidad y cambios bruscos de humor.
- Fatiga física y mental durante todo el día.
- Problemas de memoria y dificultades para aprender.
- Desequilibrios hormonales.
- Incremento del apetito y antojos por alimentos calóricos.
- Debilitamiento del sistema inmunitario.
- Reducción del rendimiento académico o laboral.
- Mayor predisposición al estrés, ansiedad y alteraciones emocionales.
Consejos y recomendaciones para mejorar el sueño
Para favorecer un descanso óptimo, y dormir más de cuatro horas, los especialistas recomiendan adoptar hábitos que regulen el reloj interno y promuevan un sueño profundo y restaurador:
- Mantener horarios regulares para acostarse y levantarse.
- Evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir.
- Reducir el consumo de cafeína y alcohol por la tarde y noche.
- Crear una rutina relajante previa al sueño.
- Mantener el dormitorio oscuro, silencioso y con temperatura fresca.
- Elegir un colchón y almohada adecuados.
- Realizar ejercicios de respiración, meditación o estiramientos suaves.
- Evitar comidas pesadas antes de acostarse.
- Limitar las siestas prolongadas durante el día.
- Exponerse a la luz natural por la mañana.
Hábitos complementarios saludables
Además de mejorar la higiene del sueño, integrar hábitos saludables en la vida diaria ayuda a regular los ciclos circadianos y a mantener un organismo equilibrado:
- Practicar actividad física moderada con regularidad.
- Seguir una alimentación equilibrada rica en frutas, verduras y proteínas de calidad.
- Hidratarse adecuadamente durante el día.
- Reducir el consumo de ultraprocesados y azúcares.
- Mantener una buena gestión del estrés.
- Establecer límites laborales para evitar la sobrecarga.
- Fomentar momentos de ocio y descanso mental.
- Evitar el consumo frecuente de alcohol.
- Dedicar tiempo a actividades relajantes como leer, pintar o caminar.
¿Cuánto debemos dormir entonces?
Aunque no hay un parámetro establecido, porque depende primero de la edad y después de cada persona, los expertos destacan:
- Dormir entre 7 y 8 horas diarias: el descanso favorece la quema de grasa y recuperación muscular.
- Reducir el estrés: el estrés crónico puede sabotear tu progreso y aumentar el apetito.
- Evitar el alcohol y las bebidas azucaradas: son fuente de calorías vacías.
- Según la doctora Alba, el secreto no está tanto en acostarse siempre a la misma hora, sino en mantener constante la hora de despertar.








