Contenido
- 0.1 Olvida los videojuegos: el mejor pasatiempo que hace a los niños más inteligentes y mejora su motricidad
- 0.2 Los crucigramas están bien, pero hay un pasatiempo mejor para mayores de 70 que activa cuerpo y mente
- 0.3 Dar paseos está bien, pero hay un pasatiempo mejor para los mayores de 65 años que sufran artritis
- 1 Este es el mejor pasatiempo para mayores de 65 años que quieren cuidar su motricidad y memoria
- 2 ¿Cómo empezar con el patchwork sin complicarse?
Envejecer es inevitable e imparable. No hay pastilla ni crema que frene el proceso biológico. Con los años llegan los cambios físicos: arrugas, menos agilidad, y una motricidad que ya no responde igual. Se pierde fuerza muscular, flexibilidad y coordinación. Y no es sólo el cuerpo, la mente también lo nota y cuesta recordar hasta lo más simple.
No obstante, eso no significa que haya que resignarse a pasar las tardes en el sofá viendo películas. Hay formas de adaptarse, de seguir activos y de ganar en calidad de vida. Existe un pasatiempo que ayuda a combatir estos efectos del envejecimiento, mantiene la mente despierta, las manos en movimiento y engancha.
Este es el mejor pasatiempo para mayores de 65 años que quieren cuidar su motricidad y memoria
Se llama patchwork, y va mucho más allá de coser retales. Es una mezcla de creatividad, paciencia y precisión, ideal para quienes quieren mantenerse en forma (mental y físicamente) sin presión.
Coser trozos de tela y transformarlos en algo nuevo no sólo entretiene, sino que entrena. Con cada puntada, se ejercita la motricidad fina, se entrena la concentración, y se activa la memoria. Y, por si fuera poco, se disfruta.
A muchas personas mayores les cuesta encontrar actividades que no les exijan demasiado esfuerzo físico, pero que tampoco sean monótonas. Aquí es donde el patchwork destaca. Requiere atención, pero se puede hacer sentado, a solas o en compañía. Cada proyecto, por simple que sea, tiene algo estimulante: elegir los colores, combinar estampados, seguir un patrón, corregir errores y ver cómo algo bello surge de las manos.
Además, no se trata sólo de coser por coser. Muchas personas redescubren su creatividad, o incluso la descubren por primera vez. Terminar una colcha, un cojín o una bolsa de tela da una sensación de logro real.
Por otro lado, el patchwork también tiene un componente social. Cada vez hay más grupos, talleres y clubes donde compartir ideas, aprender técnicas o simplemente charlar mientras se cose. Ese rato de conversación y aguja puede ser tan terapéutico como el propio trabajo manual.
¿Cómo empezar con el patchwork sin complicarse?
Lo ideal es arrancar con algo sencillo y asequible. Un cojín pequeño o un estuche, por ejemplo. Proyectos que se puedan terminar en poco tiempo, sin necesidad de una gran inversión ni maquinaria compleja.
La elección de materiales también influye. Telas de algodón, con estampados que gusten. Herramientas básicas: unas tijeras buenas, hilo, agujas, y si se quiere dar un paso más, una máquina de coser fácil de manejar. La comodidad también cuenta, es importante conseguir una mesa bien iluminada y una silla con respaldo firme.
La clave está en disfrutar el proceso, no en hacerlo perfecto. Si una costura sale torcida, no pasa nada. Si se repite el mismo patrón tres veces, tampoco. Lo importante es mantener el ritmo, moverse, crear, ejercitar la mente sin estrés.
Quien prueba este pasatiempo, repite. No es raro que algo que empezó como un entretenimiento de una tarde acabe convirtiéndose en un ritual semanal.