Hacer pesas está bien, pero hay un deporte mejor para que los mayores de 60 se mantengan activos y coordinados

Esta actividad puede ser una de las más completas: relaja, se comparte y, al mismo tiempo, mejora cuerpo y mente

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Pareja en un campo de golf.

A los 60, el cuerpo ya no responde como antes. Es común notar que la agilidad se reduce, que cuesta un poco más mantener el equilibrio o que las articulaciones no funcionan igual.

Por ello, muchas personas empiezan a replantearse cómo mantenerse activas sin arriesgarse a una lesión ni entrar en una rutina exigente. Y aquí entra un deporte que suele infravalorarse, pero que aporta mucho más de lo que parece: el mini golf.

Este es el deporte que ayuda a los mayores de 60 a mantenerse en forma (aunque pocos lo saben)

El mini golf se suele ver como un pasatiempo para niños. Sin embargo, su sencillez esconde una potente herramienta para quienes buscan mejorar su coordinación, activar cuerpo y mente, y disfrutar al mismo tiempo. No exige fuerza ni velocidad, tampoco demanda una condición física específica. Pero sí ofrece un entorno ideal para moverse, concentrarse y socializar.

La clave está en su formato: es un ejercicio suave, pero que pone a prueba la coordinación ojo-mano, requiere precisión, activa los reflejos y obliga a pensar estrategias para sortear obstáculos. Todo eso, sin que apenas lo notes, porque el juego engancha. Es relajado, pero no pasivo, se disfruta sin agobios y, al mismo tiempo, se trabaja equilibrio, concentración y movilidad.

Beneficios del minigolf para mayores

La movilidad mejora porque el juego obliga a caminar entre hoyo y hoyo. Sin prisas, pero moviéndote. Es una caminata ligera, perfecta para el sistema cardiovascular, y se hace al aire libre. Por otro lado, hay que controlar el golpe, calcular la dirección, ajustar la fuerza. Todo eso estimula la mente. No es sólo cuestión de suerte, hay que concentrarse y tomar decisiones.

Además, el mini golf ayuda a mantener viva la destreza manual. Sujetar el palo, ajustar el ángulo, corregir el movimiento… son pequeños gestos que entrenan la motricidad fina, fundamental para la autonomía en tareas cotidianas. También reduce el estrés: jugar en un entorno tranquilo, con buena compañía, alejado del ruido, tiene un efecto directo sobre el estado de ánimo.

Por otro lado, tiene un gran beneficio social. El minigolf es un juego que se comparte. Se puede jugar en pareja, en familia o con amigos. Da pie a charlar, a reírse, a picarse un poco. Y esa parte emocional, ese componente de vínculo y pertenencia, es tan importante como lo físico.

¿Cómo empezar con el mini golf si tienes más de 60 años?

No hace falta nada especial para iniciarse. Basta con elegir un campo cercano y llevar ropa cómoda. Los palos se suelen alquilar en el mismo lugar y las reglas son sencillas: meter la bola en el hoyo con los menos golpes posibles. Al principio, lo importante es pasarlo bien y cogerle el truco.

El consejo es sencillo, tómate tu tiempo. Mira cada hoyo, estudia los obstáculos, prueba sin miedo. Y sobre todo, no busques la perfección. El minigolf no va de eso. Va de moverse, de reírse, de compartir. Y de mantenerte activo, sin forzar el cuerpo.

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