Del castaño oscuro a las mechas rubias: la impactante transformación ‘beauty’ de Yolanda Díaz más allá de su ropero
Ha sido una figura recurrente en los titulares de los medios de comunicación debido a sus elecciones de vestuario
La inclinación de Yolanda Díaz por visitar los salones de belleza ya había generado controversia el otoño pasado
La percepción de Yolanda Díaz como una mujer preocupada por su apariencia es innegable. Ha sido una figura recurrente en los titulares de los medios de comunicación debido a sus elecciones de vestuario, a menudo más llamativas de lo que se podría esperar para alguien en su posición como vicepresidenta segunda del Gobierno. En los días previos a las elecciones al Parlamento de Galicia, ha llamado la atención al adoptar un cambio radical en su aspecto físico, optando por un tono de rubio platino.
Esta transformación contrasta notablemente con las imágenes de sus comienzos en la política junto a Pablo Iglesias, cuando lucía un cabello corto y castaño, en un estilo mucho más natural y menos producido que el actual. No obstante, conforme ha aumentado su influencia política, también ha evolucionado su estilo personal, con una melena más larga y ahora rubia, aunque con una longitud que llega por debajo de los hombros.
La inclinación de Yolanda Díaz por visitar los salones de belleza ya había generado controversia el otoño pasado, cuando Alfonso Guerra criticó en una entrevista el tiempo que pasaba «entre una peluquería y otra». Estas palabras provocaron una respuesta rápida del Gobierno, que tachó la observación de machista y aclaró que los servicios de peluquería y maquillaje de Díaz eran costeados por ella misma.
Su interés por su apariencia física ha generado una variedad de apodos y comentarios por parte de periodistas y comentaristas políticos. Federico Jiménez Losantos la ha apodado como «lady tenacillas», pero no es el único que ha notado este aspecto de su personalidad. Luca Costantini, autor del libro Yolanda Díaz: la seducción del poder, ha dedicado un capítulo completo a analizar la importancia que la vicepresidenta segunda otorga a su imagen pública. Esto incluye no solo su cambio de color de cabello y peinado, sino también la renovación de su vestuario, que ahora tiende a incluir tonos más claros y conjuntos más formales, en contraste con las prendas coloridas e informales que solía lucir en sus inicios en la política nacional. Este cambio en su estilo ha sido tan significativo que algunos han llegado a sugerir que Díaz se inspira en la Reina Letizia a la hora de elegir su vestuario.
Esta fascinación de Díaz por la Reina la ha llevado incluso a imitar algunos de sus looks, como sucedió el pasado verano cuando, para un encuentro con el Rey Felipe VI, la ministra de Trabajo optó por un vestido blanco, camisero y con lazada, que recordaba demasiado a los trajes que suele elegir Letizia durante sus actos estivales. La relación de Díaz con su imagen personal y su estilo ha sido objeto de atención y debate público, lo que refleja la complejidad de la política y la personalidad de los líderes políticos en la esfera pública.