Beatriz de York y otras novias royal que convirtieron lo vintage en tendencia eco
La reciente boda secreta de Beatriz de York ha puesto de manifiesto una tendencia de novias que ya había quedado casi en el olvido, pero que, en estos tiempos, resulta más necesaria que nunca. La nieta de la reina Isabel contraía matrimonio con el italiano Edoardo Mapelli en una discreta ceremonia en Windsor, completamente alejada de la pompa que suele acompañar a este tipo de festejos y lo hacía vestida de novia con un diseño que varias décadas atrás había lucido la propia monarca.
Un delicado modelo de Norman Hartnell, una de las agujas de oro del siglo pasado, que la Reina estrenó en un viaje de Estado a Roma en 1961. El vestido está elaborado en tafetán de Peau De Soie en tonos marfil, satén y cuenta con un corpiño geométrico con brillantes engarzado que va desde el pecho hasta la mitad de la falda. Una creación que ha sido actualizada por Angela Kelly y Stewart Parvin, que le han incorporado mangas de organza abullonadas.
El hecho de que Beatriz haya apostado por reciclar un diseño de su abuela para vestirse de novia suponde dos cosas. Por un lado, es un claro guiño hacia la monarca, de quien además ha lucido una de sus tiaras más especiales, pero, por otro, supone un gesto de compromiso con el planeta. En lugar de hacerse un traje nuevo, Beatriz prefiere reciclar uno de hace años, en una actitud de respeto al entorno y de ‘protesta’ contra el consumismo exagerado, ya que, los trajes de novia solo se utilizan un día en la vida. Pero no solo el traje es una prenda reciclada. El look completo de Beatriz supone una oda anticonsumismo, ya que no hay nada nuevo en su estilismo -al menos que haya trascendido-. Por ejemplo, los zapatos son un diseño de Valentino que la Princesa ha llevado hasta en dos ocasiones, en la boda de los duques de Cambridge en 2011 y en la del príncipe Amadeo en 2014.
Pero Beatriz, aunque la última, no ha sido la única royal en apostar por esta tendencia. Hay novias royal como Carlota Casiraghi que no reciclan diseños vintage, pero que sí hacen un guiño a tiempos pasados, a looks de mujeres importantes de su familia. En el caso de la hija de Carolina de Mónaco, su estilismo para la fiesta civil emulaba claramente a su abuela, Grace Kelly, mientras que el de su enlace religioso resultaba casi un calco del de la primera boda de la actual princesa de Hannover.
Aunque ahora reutilizar diseños con solera familiar puede verse como un claro gesto con el planeta, lo cierto es que, al igual que ocurre con las joyas, se trata más de una cuestión de índole sentimental a la que recurren numerosas novias royal. En 2018, la duquesa Sofía de Württemberg contrajo matrimonio con un vestido de cóctel que había pertenecido a su abuela. En 2014, Magdalena de Habsburgo-Lorena, descendiente de Sissi, se casó con el vestido de novia de su madre y en 2013, Magdalena de Suecia lució un vestido de su madre de Nina Ricci para la fiesta posterior a su enlace. En España, el ejemplo más claro lo tenemos en Inés de Borbón Dos Sicilias, que contrajo matrimonio con el mismo modelo que su madre, la duquesa de Calabria.
Quizás ahora Beatriz de York logre con su gesto convertir en tendencia en moda de novias un comportamiento que, sin duda, sería muy beneficioso para el medio ambiente y que se entendería además como un bonito homenaje al pasado.