La industria de la moda se despide de Amaya Arzuaga
Amaya Arzuaga, uno de los grandes buques insignia de la moda española en el extranjero, ha cerrado su firma Amaya Arzuaga S.L., tras acumular varios años consecutivos de pérdidas económicas. Así, la modista ha decidido abandonar Madrid, ciudad a la que se trasladó para estudiar diseño en el año 92, parar regresar de nuevo a su Burgos natal, donde cuida a su hijo de siete años y trabaja en diferentes negocios familiares relacionados con el sector de la hostelería y la restauración.
La marca de la burgalesa, cuya ropa se caracteriza por los volúmenes audaces y los patrones arquitectónicos, ha ido experimentando pérdidas notables en los últimos ejercicios, que han ido menguando la viabilidad del proyecto.
El último desfile de Amaya Arzuaga fue el de la colección primavera-verano 2017, sin piezas nuevas, supuso una cronológica de las prendas más representativas de sus 20 años sobre la pasarela madrileña, a modo de despedida enmascarada. Dos décadas entre costuras que la han convertido en la primera mujer en alzarse con el Premio Nacional de Diseño de Moda, en 2013, entre otras distinciones como la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2005.
La situación comenzó a ser insostenible para Arzuaga en 2011, en plena crisis económica, cuando tuvo que echar el cierre a su tienda física de la calle Lagasca (Madrid) y a su taller de diseño y producción situado en Burgos. Seis años después, la rompedora creadora da por finalizada definitivamente esta etapa después de toda una vida dedicada a la moda.