Isabel Pantoja: así cobró por un proyecto que ella misma se encargó de frenar
Isabel Pantoja ha firmado un acuerdo con Mediacret para desarrollar una serie documental sobre su vida
Isabel Pantoja ha recibido la noticia de su documental con gran entusiasmo y agradecimiento
En el verano de 2017, Isabel Pantoja recibió una oferta de una productora mexicana para hacer una serie sobre su vida
Empezaba el verano de 2017 cuando una productora mexicana, BTF Media, desembarcaba en España para estrenarse en nuestro territorio con un ambicioso proyecto: la primera serie autorizada sobre la vida de Isabel Pantoja. Contaban nada menos que con el sí de la protagonista quien, tras seis meses de duras negociaciones, les había vendido los derechos audiovisuales sobre su vida. Dos millones de euros netos era el precio que Pantoja había puesto a su historia en primera persona y los productores mexicanos habían accedido. La ocasión lo merecía. Era un potente proyecto para iniciar su andadura española que nadie había logrado hasta el momento. Tan importante era la gesta empresarial, que el entonces responsable de la nueva filial española, Oriol Uría, convocó a la prensa para comunicarlo. «Vamos a producir y distribuir la primera bioserie autorizada de Isabel Pantoja y se va a presentar en Cannes», en el festival internacional de proyectos y formatos audiovisuales conocido como MITCOM. Ese día, Pantoja ya había recibido su primer pago: trescientos noventa mil por euros de anticipo por decir sí.
El 18 de octubre del 2017 el proyecto de la serie oficial de la vida de Isabel Pantoja se presentaba como una realidad ante los profesionales del sector audiovisual llegados de todo el mundo a la ciudad francesa de Cannes. Ante tan selecto público se proyectó el teaser -un breve aperitivo del proyecto- grabado con la voz de la mismísima Isabel Pantoja. Rezaba lo siguiente con su inconfundible tono: «Aquí, de todas las isabeles, solamente hay una: la mujer, la del arte, la auténtica, la verdadera. Con mis risas y mis llantos, con alegrías y con penas. Una vida de trabajo, de emociones, sufrimientos y vivencias». Así vendía la cantante el proyecto por el que cedía en exclusiva los derechos audiovisuales de su vida durante cinco años.
El título de la serie también estaba consensuado. Era una de las pocas decisiones que se habían logrado tomar en el medio año que la productora llevaba lidiando con la protagonista y su hermano Agustín para conseguir luz verde. Isabel Pantoja. Así fue fue el título que aceptaron los hermanos Pantoja para la serie. Resumía a la perfección la idea de contarle al mundo, al fin, la vida de la artista en primera persona. Su vida tal y como ella la había vivido.
Agustín, como ha venido siendo habitual a lo largo de las últimas décadas, fue una pieza fundamental en las negociaciones con la productora. Tanto es así, que se aceptó que tuviera el puesto de director artístico de los trece capítulos que conformarían la serie, percibiendo doce mil euros por cada uno de ellos, según se redactó en el contrato. También tendría un papel fundamental en la supervisión de guiones y en el casting de actores. «No habrá líneas rojas ni blancas», decían los responsables de la productora ante la prensa en la presentación del proyecto. Pantoja contaría su vida sin tapujos, al menos eso es lo que había firmado negro sobre blanco para cobrar los dos millones de euros que exigía. Pero, al final, todo quedó en eso. Un contrato firmado que la cantante incumplió con mucha paciencia.
Una suculenta oferta de Mediaset se cruzó en su camino en medio de este proceso. La opción de participar en Supervivientes 2019 y en un talent show del grupo audiovisual por otra cifra millonaria se le antojó a la cantante tan interesante e inmediato como para aparcar el proyecto de su serie. Pantoja se armó de valor y reapareció a lo grande en la televisión a la que culpaba de muchos de sus desvelos. Fue a Honduras, supervivió a las tormentas y al hambre, participó como jurado de niños cantantes y sonrió a quienes años atrás les había dedicado sus «dientes dientes que es lo que les jode». Se embolsó una importante cifra de dinero -por encima del millón de euros- que le ayudó a saldar sus eternas deudas con Hacienda y a dar largas al proyecto de su serie. Ya no le hacía tanta falta.
El 5 de noviembre de aquel 2019, la cantante pidió por escrito rescindir el contrato con la productora mexicana y, días después, le respondían de vuelta con una negativa. El contrato estaba firmado y había que cumplirlo o, en su defecto, le daban siete días para devolver el dinero cobrado. De lo contrario, le advertían de una demanda ante la Corte de Miami por ese importe más los gastos derivados de la producción, que según ellos ascendían a ochocientos mil euros en total. Nada de eso le hizo cambiar de opinión y dejó que se agotaran los cinco años firmados de cesión. Ni devolvió el dinero ni finalmente fue demandada, según ha podido saber este medio. Se esfumó el proyecto y se quedó compuesta y sin serie, pero con anticipo cobrado. Pantoja se fue de rositas pero con el bolsillo algo más lleno de lo que llegó y, sobre todo, con una idea clara en la mente: su serie interesaba.
Extinguido el contrato, volvía a ser dueña de su vida cinco años después y decidió intentarlo por su cuenta. Pantoja reorganizó el proyecto junto a su hermano Agustín y ofreció su biopic a varias plataformas. Sus exigencias eran claras: dos millones de euros limpios y el contenido supervisado por ella y por su hermano. Algo muy parecido a lo que en su día firmó con el grupo mexicano. En este caso, aseguraba que nada de temas polémicos, nada de personas non gratas y nada de compañeras folclóricas de profesión. Solo se hablaría de su carrera artística y de lo injusto que se había sido con ella en muchas ocasiones. España tendría que pedirle perdón, argumentaba Agustín Pantoja en diversas reuniones en las que se gestó el intento de vender la serie, según relatan fuentes presenciales a LOOK.
Las puertas se cerraron ante sus inalcanzables pretensiones hasta que, este año, y de la mano del promotor Enrique Castilla -para muchos, su salvador- un tercer intento por sacar partido a la intensa vida de Isabel Pantoja ha vuelto a cuajar. Ha sido la joven productora Mediacrest la que, con solo cinco años de experiencia en el sector, se ha llevado el gato al agua. El pasado miércoles 5 de marzo anunciaba la firma del proyecto para llevar a cabo el doble trabajo de documental y serie de ficción de la vida de la cantante. Sus pretensiones, que según algunas fuentes superan con creces las de etapas anteriores, han sido aceptadas y Pantoja, esta vez, promete contarlo todo. No es su primer contrato para hacerlo. El tiempo dirá si es el último.