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Episodio 1

Rocío Carrasco relata paso a paso su infierno junto a Antonio David: "Fue mi verdugo"

En el episodio 1, 'Como una ola', la hija de Rocío Jurado cuenta cómo conoció al padre de sus hijos y todo lo que vino después.

  • Alberto Ardila
  • Periodista especializado en crónica social, exclusivas y televisión.
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Si el episodio 0 de Rocío Carrasco ha dejado con el habla cortada a todos, el siguiente no se ha quedado atrás. Las amenazas de Antonio David Flores, cómo intentó quitarse la vida, la enfermedad diagnosticada que sufre, el odio de su hija hacia su madre y más, han marcado la primera entrega. Pasadas las 0:00 horas de la noche, Telecinco alzaba el telón para ver la siguiente: ‘Como una ola’, que ha narrado los inicios de su aventura sentimental junto al padre de sus hijos y cómo comenzó el tormento que, según su relato, vivió junto a él: la sombra de supuestas infidelidades, presuntas agresiones verbales y físicas…el testimonio de una mujer absolutamente rota de dolor.

Rocío Carrasco ha empezado el capítulo 1 mucho más sosegada, contando paso a paso toda su relación con Antonio David. Se conocieron en la playa de Chipiona porque un amigo les presentó. Él trabajaba como Guardia Civil allí en el cuartel y ella iba a verle porque conocía a todos gracias a su padre. Hacían planes en la playa, cantaban, tocaban la guitarra… lo recuerda como momentos felices. El primer beso que se dieron fue en la piscina del Hotel Brasilia, regentado por su prima. «Mi madre se enteró de que estaba con él viéndome en las revistas», cuenta.

Rocío Carrasco no ha querido nombrar a Antonio David / Mediaset

«Yo pensaba que me estaba enamorado, pero era la ilusión de una niña de 17 años. Si no llega a ser con esta persona habría sido con otra». Rocío se ha negado a nombrar a Antonio David en todo el documental porque «no me hace bien, no quiero pero tampoco puedo». Una vez terminó su estancia en Chipiona se marchó al internado Pinosierra y allí le llegaban informaciones de que el Guardia Civil, destinado en Jerez de la Frontera, andaba con otras mujeres y con alguna exnovia. Entre bambalinas se dedicaron las primeras cartas de amor.

Rociíto dio su gran cambio de vida cuando Flores fue destinado a la localidad catalana de Argentona. Pidió a su madre irse allí pero Rocío Jurado no la dejó y se prometió que cuando cumpliera los 18 se iría. Antes de eso, Antonio David la acompañó a uno de los días más importantes de su vida, la boda de su madre con José Ortega Cano, del que ha dicho que «Siempre le tuve mucho cariño, pero ahora los sentimientos son diferentes. No creo que fuese una decisión acertada casarse con él, desgraciadamente para ella».

Y llego el día fatídico en el que lo dejó todo por amor: «Cuando me fui a Barcelona cometí la fatalidad de dejar a mi madre hincada de rodillas, llorando en el suelo, pidiéndome que no me vaya y diciéndome que me iba a arrepentir. Y es una de las cosas que más me arrepiento en la vida. Mi padre me dijo que me iba a arruinar la vida y que iba a volver con una barriga porque era lo que él quería. No se equivocaron ninguno de los dos».

 Rocío: «Mi padre me dijo que me iba a arruinar la vida»

Pronto empezaron los problemas: «La convivencia en un principio empieza bien, pero pronto me empiezo a dar cuenta de que las cosas que me decían podían ser verdad. Aparecía y desaparecía con la novia de un compañero y con otra chica del pueblo que se dedicaba al fitness. Cosas que te van escamando». Rocío Carrasco contó un episodio un tanto desagradable: «Una vez tenía que venir a las 02.00 pero eran las 04.00 y por allí no aparecía nadie. Me asomé a la ventana y les vi a los dos (Antonio David y la novia de su amigo) muy pegaditos. Algo estaba pasando, pero yo no me iba a ir a mi casa, no estaba dispuesta a admitir que me había equivocado».

Un episodio clave fue su arresto domiciliario, más la suspensión de empleo y sueldo de la Guardia Civil por quedarse con 25.000 pesetas de una multa. El malagueño fue condenado por un delito de malversación de dinero público.  Rocío Carrasco lo defendió a capa y espada sin saber lo que estaba por venir.

En 1995, Rocío viajó a Mataró con una amiga. Allí sufrió un accidente de moto que le hizo pasar por el quirófano. Antonio David estuvo con ella. Al poco tiempo empezaron, siempre según el testimonio de Carrasco, las agresiones verbales: «inútil, no sirves para nada. Eres tonta. Estás gorda…», relata. Carrasco dice que «él tenía una cara de puertas para dentro -prepotente, no se le podía discutir nada- y luego otra cuando había cámaras, que era todo maravilloso». Pero hubo un momento que se cruzó la línea: «Estaba sentada en un sofá de mesa camilla y él me pega un tirón de pelo y me da en la mesa. Me echó la culpa de todo lo que le ocurría (…) me dijo que me fuera con mi madre y que era una hija de puta», cuenta Rociíto para finalizar el primer episodio.

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