FAMOSOS

Pedro Piqueras habla como nunca de sus padres y desvela cómo fue realmente su infancia

Piqueras creció en una casa humilde en Albacete, rodeado de un gran patio, gallinero y gorrinera

Su padre siempre soñó con que hiciera oposiciones para conseguir un trabajo "seguro"

Fue uno de los primeros en el barrio en tener una televisión en blanco y negro

Pedro Piqueras en una foto de archivo. (Foto: Gtres)
Pedro Piqueras en una foto de archivo. (Foto: Gtres)
  • Rosa Torres
    • Actualizado:

Pedro Piqueras es uno de los rostros más conocidos del periodismo televisivo en España, con más de tres décadas de carrera a sus espaldas. Su presencia en el informativo nocturno ha marcado una época, pero ahora, lejos del vértigo del directo, ha decidido abrir su corazón en Cuando ya nada es urgente (HarperCollins), un libro en el que reflexiona sobre su vida, su carrera y el estado actual de la información. Pero, más allá de los detalles de su profesión, dedica este proyecto a su padre, una figura clave que, según él, “siempre confió mucho en mí y me quería mucho”. Un homenaje que se mezcla con las vivencias más personales, y en el que su infancia juega un papel esencial.

Lejos de la imagen que muchos podrían tener de él, Pedro creció en un entorno humilde, marcado por la sencillez y el esfuerzo de su familia. Nacido en Albacete en 1955, pasó sus primeros años en una vivienda de adobe, rodeada de un amplio patio, gallinero y gorrinera, en un barrio que hoy forma parte del extrarradio de la ciudad.

A pesar de las modestas condiciones, uno de los recuerdos más entrañables de su infancia es cómo su padre fue uno de los primeros en conseguir una televisión en blanco y negro. “Mi padre fue uno de los primeros en tener una televisión en casa, una Werner Color que solo mostraba imágenes en blanco y negro, pero eso no le importó, ya que la sacaba por la ventana para que todos los vecinos pudieran disfrutar de ella” cuenta Piqueras en su libro. Esta generosidad hizo que su hogar se convirtiera en el centro de atención del barrio, con los vecinos reuniéndose en su patio para disfrutar juntos de los programas y partidos de fútbol de la época.

Por otro lado, su madre, con una fuerte devoción religiosa, le inculcó desde pequeño el valor de la fe. Pedro recuerda cómo ella lo llevaba a los jueves eucarísticos, una tradición que marcó su niñez: “Mi madre me apuntó a los jueves eucarísticos, que fueron muy importantes en aquellos tiempos”. Cada visita a la iglesia, donde acudía temprano con un sentimiento de orgullo y cercanía a Dios, le dejaba una huella profunda: “Sentía que era el mejor de los niños porque tenía a Dios dentro de mí”, menciona en su libro.

Este ambiente familiar de cercanía y solidaridad marcó profundamente al presentador, quien en su juventud nunca imaginó que acabaría siendo una de las voces más reconocidas del periodismo en España. A pesar de las expectativas de su padre, quien deseaba que hiciera oposiciones para un trabajo “seguro” en un banco, él optó por seguir su pasión por los medios. En sus primeros años, trabajó en la Radio Nacional de España (RNE), pasando por varias etapas hasta llegar a ser redactor de Radio Exterior de España. Su carrera despegó cuando asumió importantes cargos como director de los informativos de Fin de Semana, director de 24 Horas y más tarde director de los Informativos 2, convirtiéndose en una de las figuras más destacadas de la televisión española.

Pero, a pesar del éxito, su vida nunca fue ajena a la influencia de sus orígenes. En su libro, se sincera sobre la relación que tuvo con ellos, especialmente con su madre, quien siempre bromeaba diciéndole que se pusiera pelo, pues “todos los presentadores lo tenían”. 

Lo último en Actualidad

Últimas noticias