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Hace solo una semana, Tamara Falcó sorprendía publicando en sus redes sociales imágenes inéditas de su enlace con Íñigo Onieva en El Rincón. «Me hace mucha ilusión empezar a compartir con vosotros detalles de la boda que no han visto la luz», escribía la marquesa de Griñón. Y desde entonces, la hija de Isabel Preysler no ha dejado de subir fotografías con los aspectos más importantes de su gran día para sus seguidores: desde el menú nupcial hasta la tipografía de los carteles que había en cada mesa, pasando por la elección de un reclinatorio artesanal para la ceremonia y el espacio donde los contrayentes celebraron el cóctel. Lo que no había revelado hasta ahora Tamara era el relevante papel que tuvo su madre en uno de los elementos que más le preocupaban a la hora se sentar a sus invitados.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Gtres
«Una de las cosas que más ilusión me hacía era elegir cómo iban a ser las mesas de la cena junto a mi madre. En el taller de Floreale diseñaron siete diferentes (a cada cual más maravillosa) de la mano de Ramiro Jofre, y de esa forma pudimos escoger nuestra favorita. Seleccionamos elementos de una y los mezclamos con los de otras y al final: voilà!», ha comenzado narrando Tamara en su cuenta de Instagram junto a varias imágenes de las mesas elegidas y un vídeo en el que aparece con su madre decidiendo cómo organizarlas. Además, añadía que «la cubertería de plata tuvo que viajar desde París» y que finalmente se habían decantado por unos manteles en colores campestres, «todo ellos gracias a Options España».
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Desde luego, el gusto fino y elegante que caracteriza a Isabel Preysler quedó patente en el resultado que ha mostrado su hija, aunque el actual marido de Tamara Falcó también tuvo su influencia en parte de esta elección. «El toque final fueron las servilletas de hilo personalizadas (un detalle que a Íñigo le hacía especial ilusión), y conseguimos las que queríamos (50×50 cm y en tiempo récord) bordadas con la G de Griñón gracias a Aida Home Living», indicaba. De esta manera, Tamara ponía de relevancia un nuevo diseño que realizó particularmente para su boda, a la que acudieron más de 400 invitados en un enclave de lo más especial para ella: el palacio familiar de El Rincón.
Detalle de la tiara de Tamara Falcó para su boda / Gtres
No obstante, uno de los primeros detalles que Tamara Falcó quiso destacar sobre este gran día fue la elección de su polémico vestido, que finalmente fue encargado a Wes Gordon como diseñador al frente de Carolina Herrera. «Los detalles del bordado eran motivos que estaban tanto en la tiara como en el escudo de Griñón. Se bordó a contrarreloj con hilo de plata y llegaron a trabajar en él hasta 20 artesanos», señaló orgullosa. Así mismo, aclaró que el espacio elegido para el evento no estaba habilitado en su totalidad para un evento de tales características, por lo que tuvieron que realizar una obra «en tiempo récord». Con ello se refería, entre otras cosas, al decorado de papel pintado de los aseos.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Gtres
Y otro de los aspectos más relevantes fue la realización de un reclinatorio para la ceremonia, «el momento más importante de la celebración» para Tamara. «Sabía por experiencia de mis hermano lo difícil que era encontrar un reclinatorio estético. Por ello, diseñé un boceto y lo llevaron a cabo los artesanos de Granada Maison. Estoy agradecida por su trabajo, hecho en España y creado por tanto cariño», apuntó, dejando claro que cada uno de los detalles fue escogido minuciosamente por ella para que todo saliese a la perfección.