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La autobiografía del príncipe Enrique ha supuesto todo un huracán mediático. A lo largo de las páginas del libro, el duque de Sussex se sincera sobre episodios hasta ahora desconocidos de la Familia Real y pone en el punto de mira a los miembros de ‘La Firma’, en especial, a su hermano, el príncipe Guillermo.
Un texto que, a pesar de que el propio Enrique ha dicho que no pretende ser un ataque contra sus familiares, expone algunas cuestiones que dejan en evidencia tanto al actual príncipe de Gales como a su esposa y a la Reina Consorte, a la que el hijo menor de Carlos de Inglaterra tacha de ‘malvada’ y de ‘interesada’. Declaraciones que, según fuentes cercanas a los Windsor, han provocado una profunda tristeza en el seno de la Familia Real que, sin embargo y como ya es habitual en este tipo de circunstancias, no se espera que responda. Algo que el duque de Sussex sabe de sobra. Es más, en una reciente entrevista, el propio Enrique aseguró que uno de los principales lemas de ‘La Firma’ hace referencia a esta idea: «nunca quejarse, nunca explicarse», a pesar de que dijo que muchas de las historias que se publican en los medios proceden de filtraciones intencionadas de palacio.
En esta biografía, el hijo menor del Rey Carlos habla de sí mismo como un ‘repuesto’ para la Corona. Algo que, por una parte, no debería resultar tan polémico. En todas las monarquías existe una figura similar. El heredero juega un papel fundamental, mientras que el segundo hijo se concibe como un ‘suplente’ en caso de necesidad, y esto es algo que se ha aceptado como tal a lo largo de la Historia. Sin embargo, ser el suplente no significa tener menos derechos, pero sí, menos responsabilidades. Si nos fijamos, por ejemplo, en el caso de España, hace algún tiempo, la Reina Letizia protagonizó una anécdota en un acto oficial cuando un grupo de niños preguntó a la Princesa Leonor y a la Infanta Sofía qué querían ser de mayores. En el caso de la heredera, la Reina contestó: «lo que quiera no, lo que tiene que ser». Una obligación como sucesora directa del Rey Felipe que tiene Leonor, pero no la Infanta Sofía, a no ser que ocurriera algo.
En lo que respecta al príncipe Enrique, solamente si a su hermano mayor le hubiera pasado alguna cosa o hubiera renunciado -como pasó con Eduardo VIII a raíz de su romance con Wallis Simpson-, el duque de Sussex habría tenido la posibilidad de dejar de ser el ‘repuesto’ y ser el ‘heredero’, eso sí, antes de que Guillermo hubiera tenido descendencia. Ahora mismo, Jorge es el heredero y Carlota y Luis son los repuestos, específicamente la primera, como lo fue en su momento la princesa Ana del hoy Rey Carlos.
Un repuesto con privilegios
Sin embargo, a pesar de considerarse un ‘repuesto’ que, por nacimiento, ocupaba un segundo lugar, la realidad es que la vida del príncipe Enrique ha estado marcada por los privilegios. No solo ha recibido la atención de su padre, sino que durante mucho tiempo ha sido el preferido de su abuela, la Reina Isabel, incluso, ha tenido un papel destacado en las encuestas de popularidad sobre la Familia Real. Es más, a Enrique se le permitió tener una adolescencia más ‘libre’ que a Guillermo, precisamente porque no era el heredero. Un privilegio que se suma a los que ya tenía como miembro de la Familia Real y de los que nunca tuvo queja, al menos, hasta que tomó la decisión de dar portazo a la única vida que hasta entonces había conocido.
El duque de Sussex se queja repetidamente de que no quiere una institución, sino una familia y asegura que es ahora cuando la ha podido formar. Sin embargo, hay miradas y gestos que son difíciles de fingir y si echamos la vista atrás podremos comprobar que durante muchos años Enrique se movía como pez en el agua entre los Windsor. Es más, derrochaba complicidad con su padre y con su hermano, esas mismas personas a las que ahora acusa de tratarle como a un segundón.