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Fue un niño estrella en ‘La que se avecina’ y ahora sirve cafés en un bar de Toledo

El que fuera uno de los rostros más conocidos de la televisión por su participación en 'LQSA', ha acaparardo titulares

El actor comenzó su carrera actoral a los 12 años

En la actualidad, el actor reside en Toledo, donde trabaja como camarero en un bar

  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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El que fuera uno de los rostros más conocidos de la televisión española ha vuelto a acaparar titulares. Eduardo García Martínez, recordado por toda una generación como el entrañable Josemi en Aquí no hay quien viva, ha concedido una entrevista exclusiva al programa TardeAR, en Telecinco, en la que ha abierto su corazón y repasado sin tapujos su sorprendente trayectoria vital: del estrellato en la pequeña pantalla a una vida completamente alejada de los focos. El actor ha narrado cómo pasó de encarnar a uno de los personajes más icónicos de la ficción española a trabajar como camarero en un bar de Toledo, lejos del bullicio mediático y de la industria del espectáculo.

Nacido en 1992, Eduardo García comenzó su carrera actoral a los 12 años. Su primer papel fue en la serie Un lugar en el mundo, una producción que pasó desapercibida y fue cancelada tras cinco episodios. Pero el destino le tenía reservada una oportunidad que cambiaría su vida: interpretar a José Miguel Cuesta Hurtado, o simplemente Josemi, en la mítica comedia de situación Aquí no hay quien viva, emitida por Antena 3 entre 2003 y 2006. La serie, que retrataba con humor absurdo el día a día de una peculiar comunidad de vecinos en un edificio de Madrid, fue un fenómeno social y televisivo.

Eduardo García durante un rodaje. (Foto: Gtres)

Con audiencias que superaban los 8 millones de espectadores, Aquí no hay quien viva se convirtió en una de las ficciones más queridas de la televisión nacional. En ese contexto, el personaje de Josemi destacaba como uno de los más entrañables: un niño con actitud de adulto, ácido, irónico y sorprendentemente sagaz, que formaba parte del peculiar «consejo de sabios» del videoclub de Paquito y que soltaba frases como la icónica: «Bueno, pero tranquilita, eh».

Tras el final de Aquí no hay quien viva en 2006, Eduardo fue uno de los actores que pasó a formar parte del elenco de La que se avecina, la serie heredera en espíritu de su antecesora, pero ahora en Telecinco. Allí interpretó a Fran, el hijo del concejal Enrique Pastor, papel que también retomaba José Luis Gil, su padre en la serie anterior. Sin embargo, el impacto de este nuevo personaje fue mucho menor. Fran apareció en las primeras temporadas, pero con un rol esporádico y mucho menos desarrollado que el de Josemi. La visibilidad de Eduardo en pantalla se fue desvaneciendo poco a poco, y con ella, su presencia en la industria.

El giro radical: música, crítica y ruptura

Alejado de la televisión, Eduardo García tomó un rumbo inesperado: el rap. Bajo el alias de LFAM (siglas de su grupo, La Familia del Árbol Muerto), comenzó a publicar música con una fuerte carga crítica y una estética completamente opuesta a la que había proyectado en sus años como actor infantil. Uno de sus temas más conocidos, Los burlaos, se viralizó en redes sociales por su estilo provocador y su contenido explícito, que abordaba sin filtros temas como la vida en la calle, las drogas o la violencia.

Eduardo García durante un rodaje. (Foto: Gtres)

El contraste entre el entrañable niño de ficción y el joven rapero de estética dura no pasó desapercibido. Muchos se preguntaron qué había ocurrido para que Eduardo decidiera romper de forma tan tajante con su imagen pública anterior. La respuesta, al parecer, está en su experiencia dentro del propio sistema televisivo. En su álbum Gnosis, lanzado en 2019, el artista dejaba entrever episodios de su pasado que marcaron su decisión de apartarse de la interpretación. En la canción Parador de Valdesquí, por ejemplo, canta: «Jornadas de 24 horas aun siendo menor de edad, y no me disteis las gracias y de horas extras mejor ni hablar», una denuncia directa a las condiciones laborales que vivió cuando aún era un niño trabajando en televisión de las que que ha hablado nuevo en el programa antes citado.

En la actualidad, Eduardo García reside en Toledo, donde trabaja como camarero en un bar, en un entorno discreto y alejado del estrés y las exigencias del mundo artístico. Aunque para muchos este cambio radical resulte chocante, Eduardo asegura que ahora se encuentra en paz consigo mismo, disfrutando de una vida sencilla y auténtica.

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