Naty Abascal, 77 años de luz y alguna sombra
La vida de Naty Abascal no ha sido fácil. No tiene nada de la “niña pija sevillana” por la que muchos la toman
¿Quién se lo iba a decir? Natividad Abascal Romero-Toro, más conocida como Naty Abascal, era una joven de Sevilla que se fue a Nueva York prometiéndoles a sus padres eso de “en una semana vuelvo” y a la que le sonrió la suerte. Al menos, al principio. Su historia parece sacada de una película de Hollywood: del éxito en la ciudad eterna, a un matrimonio roto y con final trágico. Imagínense: drogas, rapto y corrupción de menores.
Nueva York. Ahí empezó todo. Nació Naty Abascal, la mujer que se ha ganado el apodo de ser la más elegante del mundo. Ha vivido la vida, y ¡de qué forma! Gracias al diseñador Elio Berhanyer fue captada por el objetivo de Richard Avedon. De ahí, pasó a ser portada de revistas de la talla de ‘Harpeers Bazaar’ y fichada por una de las agencias de modelos más importantes de EEUU.
Amiga íntima de Óscar de la Renta y Valentino, pasó de asistir a las fiestas de Andy Warhol, siendo musa de Woody Allen, a pasearse por los salones de la nobleza española. Allí conoció a personalidades como Grace Kelly o Jacquelinne Kennedy y a quien sería su marido y padre de sus dos hijos: Rafael Medina. Un matrimonio aparentemente feliz, que acabó roto y con un triste final para el Duque de Feria.
Natividad Abascal Romero-Toro nació en Sevilla, en el seno de una familia acomodada de 12 hermanos. A los 21 años se fue, junto con su hermana gemela, Ana María, a buscar el sueño americano de la mano del modisto Elio Berharyer, que presentaba su colección en Nueva York en el año 1964.
Parece que Nueva York la vio llegar. Su belleza española fue un imán para el fotógrafo Richard Avedon, quien maravillado por las gemelas les hizo un reportaje que fue portada de la revista Harpeers Bazaar. El éxito les llegó casi sin esperarlo y fue Naty quien se atrevió a vivirlo en solitario, volviendo a repetir la primera plana de la revista meses más tarde.
Su silueta perfecta y su gran capacidad de interpretación le valieron su fichaje en la agencia Ford. Aquí empieza el desfile de Naty Abascal por el mundo de la moda, aunque ella misma afirmaba en una revista que fue por casualidad. “Yo no era modelo, ni era nada. Por accidente me hizo unas fotos Richard Avedon. […] A mis padres les dije que volvía en una semana y fueron dos años”.
Fueron muchos los que cayeron rendidos a sus encantos. El séptimo arte la disfrutó en 1971, de la mano de Woody Allen, en la película ‘Bananas’. Y la televisión…¡no iba a ser menos! Naty Abascal protagonizó un anuncio donde su cuerpo era el protagonista, además de por sus increíbles medidas, porque su piel se convirtió en un lienzo para el mismísimo Dalí.
Toda ella levantaba pasiones. Su elegancia y belleza española quedaron plasmadas en dos históricas revistas. Su toplees pasó a la historia de ‘Interviú ‘y ‘PlayBoy’.
En sus tiempos de farándula americana se casó por primera vez con el piloto escocés Murray Livinston Smith, de quien se separó tras cinco años de relación, volviendo a España y a su Sevilla natal en 1975.
1975, el principio de una nueva vida para Naty Abascal
Cambió la farándula y los flashes del espectáculo por los de la prensa del corazón y las fiestas de Hollywood, por las reuniones con la nobleza española y aristócratas. ¿Cómo? ¿Por qué? Tres palabras: Duque de Feria.
Se conocían desde la adolescencia, pero fue en 1977 cuando, tras muchos inconvenientes familiares, Rafael Medina y Fernández de Córdoba y Naty Abascal se casaron en la Ermita de El Rocío.
¿Inconvenientes familiares? La familia del Duque de Feria no consideraba a Naty la persona adecuada para casarse con su hijo por su pasado como modelo y actriz. Por no hablar de su posado para revistas, que aún no eran vistas con buenos ojos en España. Desde el principio esa relación estaba destinada al fracaso. Lo que mal empieza… mal acaba, al menos en este caso.
Durante los primeros diez años, el matrimonio, aparentemente era feliz. Tuvo dos hijos: Rafael y Luis, lo que no frenó la agitada vida de la pareja en Sevilla. Tenían una gran vida social con personalidades de lo más destacado de todos los ámbitos. Mientras Rafael estaba más vinculado a la vida política y empresarial, Naty era más próxima a la cultura y a la moda.
El 1988 se filtró el idilio secreto entre Naty Abascal y Ramón Mendoza. “El problema fue que Rafael dejó de ser la persona encantadora que era. Psíquicamente no estaba bien” llegó a afirmar la top en una entrevista.
El Duque de feria se refugió en el alcohol y las drogas. Se alejó de su familia, abandonó los negocios y se llegó a publicar su vinculación con detenidos en redadas contra la prostitución.
El 6 de marzo de 1993, ya estando divorciada de él, Naty se enteró de que su exmarido había sido detenido por el secuestro de una niña de cinco años a la que le habían sacado fotos sin nada de ropa, pero que no había sufrido ningún abuso sexual. Las investigaciones determinaron que el Duque de Feria había mantenido relaciones con menores de 17 años. Por ello, y ante el escándalo que supuso en España, Rafael Medina fue condenado en 1994 a 18 años de cárcel por rapto, tráfico de drogas y corrupción de menores.
Con unos hijos adolescentes, Naty decidió que lo mejor para alejarlos del foco mediático y ofrecerles la normalidad que se merecían era llevarlos a estudiar a Estados Unidos. Allí ella fue feliz y ellos también lo serían.
La pena del Duque de Feria se redujo a 9 años y salió de prisión en 1998, pero no pudo alejarse de las drogas. El 4 de agosto del 2001 fallecía a causa de una sobredosis de barbitúricos.
La vida de Naty Abascal no ha sido fácil. No tiene nada de la “niña pija sevillana” por la que muchos la toman. Esta es la historia de una vida de luces y sombras. La vida de una mujer que cumplió el sueño americano, que ha triunfado en la moda por sus propios méritos y fue valiente. Por amor, precisamente, alejó a sus hijos de la polémica, volviendo a honrar el título de Duque de Feria.
¿Quién se lo iba a decir a esa joven sevillana? Cambió de vida, de ciudad, pero su elegancia y saber estar es la que hacen de ella, Naty Abascal.