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Pierde su batalla más difícil

Muere Carmen Franco a los 91 años

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“Aquí estoy, dispuesta a recibir aquello que venga, sin lágrimas, no tengo miedo a nada ni tan siquiera a la muerte. La he visto de cerca muchas veces y la conozco perfectamente. No le tengo miedo”. Este párrafo cierra la última biografía sobre Carmen Franco publicada por la periodista Nieves Herrero. La hija del Generalísimo hablaba así de la muerte apenas unos meses antes del trágico final. Carmen fallecía en la madrugada del jueves al viernes 29 de diciembre, pasada la 1.30 horas, a los 91 años víctima de un cáncer terminal que le detectaron el pasado mes de julio. Lo ha hecho en Madrid, acompañada de sus hijos y recibiendo a primera hora de la mañana del jueves 28 la extremaunción por parte de un cura de su confianza.

Desde que le detectaran la enfermedad, ella y su entorno sabían que el final estaba cerca. “Queremos aprovechar con ella hasta el último minuto”, decía Carmen Martínez Bordiú hace escasas semanas. Y así ha sido. A partir del verano, con la trágica noticia ya asimilada por parte de todos los miembros de su familia, el peregrinaje a su domicilio madrileño del barrio de Salamanca ha sido constante.

Uno de los más afectados por su enfermedad, su nieto Luis Alfonso de Borbón. Tal y como revelaba su esposa, Margarita Vargas, ha sido un varapalo muy fuerte saber que ya no había nada que hacer por la salud de Carmen y en un encuentro con los medios celebrado hace un mes, rompió a llorar desconsolada al recordar las bondades de la abuela de su esposo.

Esta es la última imagen de Carmen Franco con vida, saliendo en coche de su domicilio el pasado 23 de noviembre de 2017 / Gtres

En estos últimos meses, la hija del caudillo ya no era la mujer que todos recordaban. El cáncer había minado su autoestima y esperaba con resignación que el final de sus días llegase. “Carmen puede hablar, pero no quiere. Ya no sale de la cama. Le han puesto una articulada que le facilita cambiar de postura, pero no quiere bajar de ella y ya no recibe visitas. No come. Tan solo bebe un poquito de agua a buchitos. Yo creo que no tiene ganas de vivir. Carmen ya lo sabe todo y está entregada. No quiere luchar”, explicaba a La Razón su mejor amiga, María Dolores Bermúdez de Castro.

Carmen Franco se ha ido a los 91 años después de vivir una vida larga e intensa. Cuentan sus allegados que nunca fue feliz del todo y que muchos de los disgustos que padeció tras el fallecimiento de su padre marcaron su carácter. Descanse en paz.

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