Mario Vargas Llosa se reencuentra con su ex, Patricia Llosa, tras años de enfrentamiento
El doble veto de Patricia Llosa a Isabel Preysler
Mario Vargas Llosa se confiesa desde el despacho de Miguel Boyer
El tiempo lo cura todo. Las heridas que dejó la abrupta ruptura entre Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa allá por 2015 están cicatrizando. El otrora matrimonio ha reaparecido en la graduación de una de sus nietas, Ariadna, hija de Gonzalo, y la armonía parecía reinar en una familia marcada por las desavenencias que se derivaron del sonado romance entre el escritor peruano e Isabel Preysler. Tal y como reflejan las imágenes compartidas en las redes sociales, Mario y Patricia han sabido reconducir su tensa relación y, por el bien de su familia, han dejado sus diferencias a un lado para estar juntos en uno de los días más importantes de su nieta Ariadna. El Nobel y su exmujer posan alegres con su nieta y el resto de sus familiares aunque, eso sí, cada a uno a un extremo del plano.
Su reencuentro pone de manifiesto que los odios de antaño ya forman parte del pasado. También aquellos que surgieron entre Mario y su hijo Gonzalo, quien no dudó en hacer público su malestar después de que el noviazgo entre el autor y Preysler fuese vox pópuli.
Hay que remontarse a la primavera de 2015 para destacar los momentos más tensos entre los Vargas Llosa. A la portada de la revista ‘¡Hola!’ que confirmaba el romance entre el escritor y la viuda de Miguel Boyer, le siguió un sorprendente comunicado de Patricia Llosa asegurando que se había enterado de su ruptura con el Nobel a través de la citada publicación y después unas incendiarias declaraciones de Gonzalo dejando en muy mal lugar a su padre. “Lo de mi padre con Isabel Preysler es una relación nacida de una infidelidad”, declaró el hijo del escritor en ABC levantando ampollas.
Tres años después, la cordialidad parece haber regresado a la familia, aunque solo sea para hacer feliz a los nietos del autor de ‘La tía Julia y el escribidor’. Eso sí, en esa estampa familiar aún no hay rastro de Preysler. Para eso, aún es pronto.