De su trágico accidente a su difícil carrera artística tras ‘OT’: Manuel Carrasco, al desnudo con Bertín
La casa que Manuel Carrasco no le enseñará a Bertín y otras curiosidades del artista
Manuel Carrasco y Almudena Navalón ya son padres de una niña
Manuel Carrasco es un hombre que no se olvida de su infancia, de sus raíces, de su Huelva y de su pesca. Desde bien pequeño, sus padres, unos señores de recursos limitados y hechos a sí mismos, se limitaron a trabajar duro sin resuello; el uno en la pesca y la otra batallando en el trabajo del hogar como una «leona». De pequeño sus únicos entretenimientos eran la pesca y la guitarra. Qué extraña fijación con la guitarra. Ahí empezó el cantante a marcar su senda. Manuel no venía con ayuda ni con antecedentes artísticos, pero probó suerte.
¡Y qué suerte! Salió de Huelva y solo para triunfar: participó en la segunda edición de ‘Operación Triunfo’; escribió una canción para Raphael y tuvo en sus manos la Medalla Andaluza. Todo a su tiempo, pero sin pausa. Este martes el intérprete ha visitado el programa de Bertín Osborne, ‘Mi casa es la tuya’, y ha buceado en ese pasado de lucha, en el bonito presente y en ese futuro tan esperanzador. Eso sí, en el camino ha habido piedras, tropiezos y dramas. ¿El más sobresaliente? Un accidente de coche. «A los ocho años me atropelló un coche en la calle», ha contado el andaluz.
¿La secuela de aquello? Un corsé que fue imán de burlas en el colegio por parte de sus compañeros: «Me recuperé con un corsé que era muy incómodo y se metían mucho conmigo. Recuerdo que tenía visitas en el hospital cada mes. Estuve tres años con el corsé porque me afectó a la columna vertebral».
Manuel Carrasco y su búsqueda de sí mismo
Cuando aquel Manuel se recobró, empezó a notar el gusanillo de la música. «Yo sentía algo dentro, en mi interior, y era la música», ha explicado en ‘Mi casa es la tuya’ aquel chaval de Isla Cristina (Huelva) que solo sabía de pesca y olía a mar. En su padre halló el mayor apoyo: «Él me enseñó que debía luchar por lo que quería cuando comencé a buscarme». Manuel siempre fue un tipo tímido, apocado, pero «gracias a mi carrera he superado esa barrera, solo el que lo sufre lo sabe».
Carrasco tenía a sus vecinos cansados de tanto acorde y de tanto desgarro de garganta: «A los 15 ó 16 años dirigí mis primeras agrupaciones y, aunque era muy tímido, también era divo». Entre despertares sentimentales llegó la que se convirtió en la mejor etapa de Manuel Carrasco: ‘Operación Triunfo’. «Tuve que hacer la prueba en Valencia en vez de en Sevilla, donde se me olvidó el DNI y fue un desastre. En Valencia canté quince segundos a capela y ahí empezó todo», ha asegurado el cantante. Costó mucho asimilar en la familia aquel éxito fulgurante del pequeño de la casa, pero hoy en día no pasa un solo día «sin que llame a casa y mi padre llore conmigo».
¿Qué balance hace Manuel de ‘Operación Triunfo’? «Hubo cosas que me trastocaron, fue duro el programa. Aprendí todo lo que tenía que hacer, e incluso a decir que no». Con su primer disco vino el primer sabor agridulce: «No me ofrecieron la oportunidad de grabar mis quince canciones, como tenía pensado». Entonces tuvo que acatar decisiones complicadas, en las que se mezclaban sus intereses personales con los comerciales. Eso sí, el éxito de su carrera está muy claro: «Nunca me he despegado de mi esencia y no me he arrepentido de nada de lo que he vivido».
Manuel Carrasco acaba de ser padre con la periodista Almudena Navalón. Han tenido una bella niña llamada Chloe: «Estoy enamorado de mi niña, me llenó de alegría el ser padre». Mientras no hace felices con su voz a sus fans, durante la noche, en su hogar, se dedica a visitar la cuna de su hija. Vive un sueño personal del que le cuesta despertar. El ser padre, asegura, ha sido la mayor ‘operación triunfo’ de su vida.