Kucca Gotor, la diseñadora de la ‘jet set’ en los 90 que ahora es lotera: "La infanta Elena me dio vida"
Kucca Gotor recibe a LOOK en su administración de Loterías y Apuestas del Estado
La diseñadora de éxito de los 90 nos cuenta cómo fue trabajar para las mujeres de la 'jet set'

Esperanza Martínez-Bordiú y Bassó de Roviralta, más popularmente conocida como Kucca Gotor, es mucho más que un apellido, que la prima de Carmen Martínez-Bordiú, la hermana de Pocholo o la sobrina de Francisco Franco. Ella misma se define a este medio como «mujer, española, madre, amiga y hoy lotera». En los 90 fue una reconocida diseñadora de moda. Por su formación y esfuerzo vistió a las mujeres de la jet set del momento, como a la infanta Elena o a Cari Lapique.
Kucca es la misma que hace 20 años, pero acumula muchas vivencias más que cuando salía en las portadas de las revistas del papel couché. Es una «superviviente» que lleva la vida por bandera y no se achanta ante las dificultades, si no que las encara. Su satisfacción ahora no es crear el mejor vestido para la aristocracia, si no regalar «ilusión a la gente de a pie». A Kucca no se le caen los anillos para coger un alfiler, ni tampoco para estar detrás de un mostrador para vender lotería en su administración, ‘Los 4 del Gordo’, en la calle Mota del Cuervo 17, en el barrio de Canillas, Madrid, donde ha recibido con las puertas abiertas -a pesar de su lesión en el brazo por una caída-y un café a LOOK.
La diseñadora favorita de las celebrities en los 90
Kucca Gotor. (FOTO: GTRES)
Antes de la llegada del fast fashion de la mano de gigantes como Shein o Inditex, la moda era mucho más que una producción en masa. Era cuidado y exclusividad. Aunque la alta costura nunca morirá, lo cierto es que las preferencias han cambiado, como le ocurrió a Kucca Gotor que, llegado el momento, tuvo que elegir entre su arrolladora profesión como diseñadora de firmas de lujo o la maternidad.
Antes de que José Villaseñor, su marido y padre de sus dos hijas, llegara a su mundo, lo que verdaderamente revolucionó y marcó su personalidad fue la moda. Una pasión en la que consiguió grandes éxitos. «Después de tener una infancia privilegiada descubro al gran amor de mi vida, que es la moda. Me voy a París a estudiar y de ahí trabajo como una negra y trabajo con las mejores firmas. Vuelvo a España por cosas familiares y creo Kucca Gotor. Luego me voy a Nueva York para trabajar con Óscar de la Renta y sigo en moda 20 años hasta que conozco a mi segundo amor, que es mi marido».


Kucca Gotor junto a su marido. (FOTO: GTRES)
Tal fue la repercusión de Kucca en la industria textil que por sus alfileres pasaron nombres de la talla de la infanta Elena o Cari Lapique. «Es divertidísimo porque además esa gente le da ojos a tu marca y vida. Si no fuera por esas personas… Aunque la señora García y la señora Martínez son seguro mucho mejores clientas que las conocidas, no salen en prensa y las otras sí», nos cuenta. Sin embargo, eso no ha implicado que haya sido todo más fácil ya que mayoritariamente trabajó fuera de España y el apellido Martínez-Bordiú solo era Martínez: «Recoges alfileres como todo el mundo fuera de España. Y sirves cafés para aburrir. Me quedo con todo, me moriré siendo una mujer de moda. Me gusta desde estar cosiendo en el taller hasta hacer facturas o atender a clientas».
Después llegarían sus hijas, el motor de su vida y la razón por la que cada día vende lotería ya que en el futuro pretende que esta administración, si a ellas le hace falta -aunque ambas han labrado su propio camino profesional-, les ayude económicamente. Sin embargo, en su segundo embarazo, Gotor vivió un giro radical en su vida. Eso sí, no ha perdido su glamour. «La segunda niña ‘me viene mal’ porque la moda exige mucho. El medico me dijo que eligiera entre maternidad o mi profesión y me desmonta 20 años». Lo que nunca hubiera imaginado la hermana de Pocholo es que su hija Jimena, su primogénita, seguiría sus pasos en la moda como maniquí en la Mercedes Benz Fashion Week en la que, a su temprana edad, ya ha desfilado para grandes firmas.


Kucca Gotor está en uno de sus mejores momentos como lotera. (FOTO: GTRES)
Aunque a día de hoy no cambiaría nada en su vida, ya que según nos cuenta su mantra es «vivir y saber lo que te va viniendo, en todo su amplio concepto, hasta con los disgustos», lo cierto es que, a pesar de su apellido, del que se siente muy orgullosa, ha sido un camino también de espinas hasta conseguir la estabilidad: «Después del nacimiento de mi segunda hija me dicen que tengo cáncer. Fueron 3 años de recuperación y, además, ya no tenía Kucca Gotor. Fue un caos. Después no quise volver a la moda porque estábamos en la era Shein entonces no iba a retomar la alta costura. Entonces, como me encanta comer, y durante mi enfermedad me dediqué a cocinar y abrimos un restaurante. Y por azar una prima de mi marido pues llegué a la administración de Loterías y Apuestas del Estado. Soy la misma, desde que tengo un año y eso me lo dice la gente que me conoce de siempre».
Que Kucca tenga estas ganas de vivir y sea tan entusiasta no es fruto de la genética. Poco tiempo después de nacer la menor de sus hijas le diagnosticaron un cáncer, por el que le dieron una esperanza de vida de tres meses. Un diagnóstico erróneo por el que le salió un «instinto de supervivencia»: «Yo me puse a llorar, el primer médico era idiota, lo explicó mal, me lo transmite todo mal. Sin embargo, el otro oncólogo me dijo de luchar y enfrentarme a las cosas. Te sale un instinto de supervivencia y no me venía bien morirme. No piensas en lo que te queda por hacer, si no que no es tu momento. Si te mueres, te has muerto luchando. Eso no es de raza».