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El 13 de noviembre de 2007 se acabó el amor para la infanta Elena y Jaime de Marichalar. “Zarzuela anuncia el cese temporal de la convivencia de los duques de Lugo”, rezó el comunicado oficial con el que a Corona quiso quitarle hierro a una separación que llevaba años mascándose. Los rumores de Palacio apuntaron a que había dos posturas en esta decisión: por un lado la de doña Sofía, quien pedía a su hija que aguantase tal y como había hecho ella; por otro lado, el resto de la Familia Real, que apoyaba la decisión que tomase la Infanta.
Desde entonces, ni Elena ni Jaime han conseguido rehacer su vida de la mano de una nueva ilusión. Y es que, durante su historia de amor, ambos confiaron plenamente en la religión, dándose el ‘sí, quiero’ convencidos de que únicamente la muerte les separaría. Tanto es así que, a pesar de haber pasado 15 años desde que tomasen caminos por separado, parece que el amor no ha vuelto a llamar a sus puertas.
La infanta Elena y Jaime de Marichalar posando / Gtres
Su romance comenzó a escribirse en la historia de la Corona española en 1987, cuando la infanta Elena y Jaime de Marichalar se conocieron en un curso de literatura francesa que llevaron a cabo en París. Dos años más tarde, volvieron a coincidir en un viaje a la India y Nepal, una casualidad que dio pie a futuros encuentros en los que la discreción fue la gran protagonista. Sin embargo, su secreto duró poco y Zarzuela no tuvo más remedio que admitir esta presunta amistad, negando una oficialización de la relación por su parte. Pero la sorpresa llegó tiempo más tarde, cuando la Casa Real desveló el compromiso que, finalmente, les llevaría al altar el 18 de marzo de 1995 para jurarse amor eterno en la catedral de Sevilla.
La infanta Elena y Jaime de Marichalar en su boda / Gtres
Aquella fría jornada de otoño fue testigo del amor de la infanta y su prometido, una historia llevada en la más estricta intimidad de la que apenas se sabían detalles y que puso su broche de oro con la llegada del primogénito, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, al que seguiría el nacimiento de Victoria Federica. Pero su relación no fue un cuento de hadas y 11 años después de darse el ‘sí, quiero’, los duques de Lugo ponían punto y final a su amor. Unas palabras que confirmaron los rumores de crisis que rondaban por la Casa Real desde hacía meses.
Los duques de Lugo presentando a su primogénito / Gtres
Y, lo que en un principio parecía ser un tiempo para recapacitar sobre su futuro como pareja -deseo expreso de don Juan Carlos y doña Sofía-, finalmente, en 2009, firmaron su divorcio. Hoy en día, Jaime de Marichalar es ajeno a todo lo relacionado con Palacio y se encuentra ligado a la moda como nunca antes, siendo el máximo apoyo de Vic y su fiel consejero profesional; mientras la infanta Elena ha encontrado en su familia su mayor refugio, actuando como el máximo apoyo de su madre tras el autoexilio de don Juan Carlos y, sobre todo, siendo la niña de los ojos del que un día fue el Rey de España.