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El perfil personal de la candidata de Ciudadanos

La otra Inés Arrimadas: su vida antes de la política según sus amigos

El próximo 21 de diciembre Jerez de la Frontera estará volcado en su fiesta de la Zambomba. Las últimas semanas del año los jerezanos se las reservan a este particular festejo que, siendo declarado Bien de Interés Cultural desde 2015, anima a su gente a salir a la calle a vivir el espíritu navideño. Cada año estas fiestas se convierten en las más populares del pueblo y atraen no solo a sus miles de habitantes censados, sino también a todos aquellos que un día se marcharon de la localidad en busca de un futuro mejor. Es el caso de su habitante más ilustre, Inés Arrimadas, una fija de la Zambomba, que este 2017, por razones obvias, tiene que perderse tan tradicional festejo.

Mientras su pueblo se llena de peñas y villancicos aflamencados, ella se postula como candidata a la presidencia de la Generalitat. Sí, mientras su pueblo corea la Marimorena y toca la zambomba, ella peleará en las urnas con el resto de rivales políticos. Eso sí, Jerez está con ella. En todos los sentidos.

Inés Arrimadas en la presentación de su candidatura para las elecciones de Cataluña del 21-D / Gtres

Pocos jerezanos se han podido olvidar de la hija de Rufino Arrimadas. Es la menor de cinco hermanos y en el pueblo todos conocen sus orígenes. Sus padres, Rufino e Inés, emigraron a Andalucía desde Salamanca y allí él culminó una carrera política que ahora su benjamina ha heredado. “No te dediques a la política”, le gritó su padre en más de una ocasión, pero ya era tarde. Que Inés llegara a ser diputada del Parlament no pasaba por la imaginación de nadie. Por su timidez, no llamaba especialmente la atención entre sus vecinos, y verla en televisión ha sido toda una sorpresa. “Nunca pudimos sospechar que llegaría hasta donde ha llegado”, cuenta un jerezano.

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La mayoría le agradece lo presente que tiene a su tierra a pesar de vivir a más de mil kilómetros de ella. Comparte circunstancia con la que fuera su compañera de clase, Gloria Fabregat, que desde Hong Kong atiende a LOOK para desvelar cómo era esa Inés estudiante que creció en Jerez. “Recuerdo que hacer trabajos con ella era un éxito seguro, por eso yo siempre me lo pedía”, comienza relatando.

Arrimadas estudió en el centro Nuestra Señora del Pilar y allí forjó unas grandes amistades que la recuerdan con mucho cariño. “Además de estudiar en el mismo colegio vivíamos en la misma urbanización. Éramos vecinas, vamos. A ella le encantaba venir a mi casa porque siempre hablábamos catalán y a Inés le fascinaba escucharnos”, prosigue Gloria.

Inés Arrimadas, junto a su padre, en su boda con Xavier Cima en Jerez de la Frontera en 2016 / Gtres

La joven era de Tortosa y de ahí que en su familia siempre se hablase en catalán. Según cuenta, Inés se moría de ganas por aprender el idioma y fue la propia Gloria la que con paciencia logró enseñárselo en esas tardes de deberes, merienda y piscina. Su aliado para este aprendizaje fue el fútbol, otro de los hobbies de Inés que en casa de Gloria era como una asignatura más porque su padre era entrenador del Jerez CD. “Le gustaba muchísimo el fútbol, Guardiola y el Barça. Es más, creo que le enseñé el himno. Ahora es muy fácil encontrar el himno del Barça en internet, pero por aquel entonces no teníamos esas facilidades. Recuerdo pasar tardes en su habitación cantando TOT EL CAMP”, recuerda Gloria.

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Para ambas niñas aquella etapa fue muy feliz. Crecieron juntas hasta que perdieron el contacto con 14 o 15 años. “Tengo muy buenos recuerdos de aquella época y ahora me encantaría poder contactar con ella y charlar un rato en catalán”, apostilla Fabregat acompañando sus palabras de graciosos emoticonos. Sabe que la nueva condición de candidata a la presidencia de la Generalitat complica un poco ese contacto, pero promete intentarlo en cuanto regrese de Hong Kong.

Una niña aficionada al teatro y la poesía

También conoció a esa joven adolescente llamada Inés Arrimadas García su profesor de Lengua y Literatura, Juan Luis Escalante. Era uno de los muchos maestros que le daba clases a la actual política y la recuerda como una alumna brillante y con gran talento para la redacción. La afición al teatro y a la poesía de Inés, unidas a la vocación didáctica de Juan Luis convirtieron a profesor y alumna en un buen tándem que él recuerda sin disimular su orgullo: “Le daba muchas horas de clase y como además participaba en talleres de teatro y otras actividades relacionadas que yo también impartía, es verdad que la conocía mucho”. “Tenía una gran disposición a aprender, su expediente era de sobresaliente y era muy meticulosa y ordenada con sus apuntes. Tomaba nota de todo, así que no era extraño que luego sus apuntes circularan entre sus compañeros de manera regular”, explica Escalante.

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Consciente de que aquella era una edad complicada para Inés -tenía 17 y 18 años-, el profesor no duda en destacar de la joven su timidez. Coincide con otros profesores y amigos de Inés que se muestran igual de sorprendidos que él cuando la ven hablar con tanta determinación en sus televisores. “No tenía nada que ver con la Inés de ahora. Se ponía colorada con los chicos, por ejemplo, y desprendía una gran vulnerabilidad”. “¿Y cuál diría usted que era su punto débil como estudiante?”, quiere indagar este digital, que hasta el momento no ha encontrado un solo descalificativo hacia Inés entre todos los testimonios tomados. “Cuesta trabajo responder, pero te diría que tenía cierta fragilidad emocional, que, por otro lado, era lo propio de su edad. Manifestaba cierta inmadurez si la comparaba con otras chicas, pero es que era muy sensible, si es que eso se puede considerar como defecto”, responde el profesor.

Inés Arrimadas y Albert Rivera en el club » Siglo XXI » de Madrid en 2015 / Gtres

Pregunta: ¿Y la ve como presidenta de la Generalitat?

Respuesta: Claro que la veo. Más allá de simpatías políticas, tiene lo que le pediría a cualquier político: que sea honesta, sincera y trabajadora. Yo me fío de ella. Hablar de honestidad en política ahora es complicado como mínimo, pero ella lo es. Es la misma que esa Inés a la que di clase. Es valiente y eso no se puede decir de muchos otros.

La boda de su amigo

A pesar del tremendo giro que ha dado su vida en los últimos años, Inés continúa siendo fiel a su tierra. Sus vecinos tienen claro que no perderá sus raíces andaluzas por mucho que viva y luche por Cataluña. De hecho, así se lo ha hecho saber a algunos jerezanos cuando ha tenido oportunidad. “La última vez que coincidimos fue en la boda de un antiguo compañero de colegio hace dos o tres años. Por entonces ya sonaba su nombre, pero no con tanta fuerza como ahora. Ya me dijo que vivía en Cataluña y que esa tierra era maravillosa. Eso sí, siempre está orgullosa de su Jerez”, explican a LOOK.

Este año esos mismos que coincidieron con ella en esa boda echarán de menos a Inés Arrimadas en la fiesta de la Zambomba. Saben que tiene motivos de peso para ausentarse y la mayoría aplaudirá su victoria si es que llega a proclamarse presidenta de la Generalitat. La Pitu, como la llamaban cariñosamente, se ha convertido en una jerezana de pro que también se siente catalana. A nadie parece importarle. “Sería una maravillosa presidenta”, gritan al despedirse.

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