Feliciano López lo confiesa: su matrimonio con Sandra Gago ha pasado una dura prueba

Feliciano López está, como el resto de los españoles, confinado en su casa desde hace casi dos meses. Aunque la situación es anómala para toda la sociedad, en su caso lo es todavía más ya que él, por su profesión, pasa la mayor parte de su vida viajando. Casado desde septiembre con la joven modelo Sandra Gago, sus vidas han dado un giro radical de 180 grados y así lo contó en la noche del miércoles el tenista en ‘El Hormiguero’, donde intervino por videollamada.

Para Feliciano López la cuarentena se ha convertido en el periodo más largo que ha pasado sin jugar al tenis en los últimos 20 años, pero el deportista sabe sacar el lado bueno de las cosas y contó que estaba pudiendo disfrutar de su casa como no lo hacía desde hace años. Sobre cómo estaba llevando la convivencia con su mujer el tenista fue muy sincero: «ha sido una pequeña prueba de fuego. Ella me ha podido acompañar a algún torneo. No a todos, pero sí a algunos. Hemos estado dos meses conviviendo juntos y la prueba ha sido superada, así que de momento no me puedo quejar».

Hasta su relación con Gago, Feliciano no había tenido mucha suerte en el amor pero parece que, una vez superado el confinamiento no habrá prueba que se les resista. Aunque la joven no apareció en la entrevista, sí dejó claro en sus redes sociales que estaba siguiendo a su marido por televisión. 

Y mientras todo esto ocurría, también desde su casa Alba Carrillo -la expareja más mediática de López- mostraba cómo disfruta ella de la cuarentena en casa. Si fue o no casualidad es algo que no se conoce, pero su final fue tan abrupto y Alba lo pasó tan mal que quizás encontró la mejor manera de mantenerse alejada de la televisión de la mano de la persona más especial de su vida.

La colaboradora de ‘Ya es medio día’ sorprendió a sus seguidores con una serie de vídeos en los que aparecía junto a su hijo, de quien no mostraba la carita. El pequeño, ejercía de maquillador de su famosa madre y tras tratar de pintarle los labios de amarillo y hacer buen uso de numerosos cosméticos para hacer el ‘make up’ a Alba, su reflexión era de lo más divertida. «Mamá, te he dejado hecha un cristo».