Cayetano Martínez de Irujo: "Mi madre y Jesús Aguirre nos amenazaban con ser padres"
Las memorias del jinete dejan al descubierto su profundo rechazo al segundo marido de su madre, un hombre “pedante, mordaz y cínico” con el que vivió momentos muy desagradables y con el que la duquesa quiso volver a ser madre
Una cena en el palacio de Liria, su casa, sirvió para presentar al joven Cayetano Martínez de Irujo -que había cumplido quince años- al hombre que en un mes iba a convertirse en marido de su madre: Jesús Aguirre. Los hijos mayores de la duquesa de Alba ya estaban al tanto de la noticia y fueron los encargados de comunicársela los pequeños, entre ellos, a Cayetano. “Has de comprender, me he quedado sola, he conocido a una persona”, le decía la propia Cayetana a solas en uno de los salones. Minutos después, el adolescente que hacía seis años que había perdido a su padre víctima de una leucemia se sentaba a cenar con el hombre al que hoy, en sus memorias “De Cayetana a Cayetano”, define como “delirante y engolado” entre muchos otros adjetivos descalificativos.
Jesús Aguirre, segundo marido de la duquesa de Alba, es sin duda el peor parado en el polémico libro del jinete, que ha levantado ampollas en el seno de la casa de Alba y escandalizado por muchos de sus polémicos capítulos. “Pedante, mordaz, cínico”, así recuerda al jesuita que entró por la puerta grande del palacio instalándose en él como propio y rompiendo la poca unión que, según el protagonista, existía en la familia: “con su incorporación a la Casa, desapareció cualquier posibilidad de que en Liria se construyese algo similar a un hogar”. Hombre autoritario con los cinco hijos de la duquesa, Cayetano confiesa que Aguirre quiso mandarle a un internado a los 16 y, dos años después, le hizo desistir en su idea de estudiar ingeniería agrónoma para llevar las fincas de la casa porque él no se lo iba a permitir.
Los episodios negros de Jesús Aguirre
Metidos en asuntos de alcoba, el conde de Salvatierra relata en sus memorias cómo su madre y su segundo esposo vivían en alas separadas del palacio y, por las noches, Aguirre cruzaba al lado de la duquesa, regresando a sus habitaciones por la mañana. “Nos amenazaban con ser padres”, cuenta Cayetano, añadiendo: “a mi no me importaba tener más hermanos, me espantaba el maquiavelismo de quien sería su padre”. Un hombre que organizaba fiestas en palacio con toda la intelectualidad de la época, que se mandó bordar la A de Alba en todas sus pertenencias y que mandó arreglar los trajes del duque de Alba, padre de Cayetana, para lucir como tal. El mismo que le echó de Palacio a Cayetano al cumplir la mayoría de edad -según su confesión- o que “decía barbaridades a una niña de 11 años”, refiriéndose a su hermana Eugenia, a la que asegura que en una ocasión tiró un vaso de cerveza la cara.
Un semblante, el de Jesús Aguirre, terrorífico del que parecía ser ajena la duquesa de Alba, pese a que los años le dieron a Cayetano la oportunidad de hablarlo con su madre y escuchar su perdón. No es el primero de la Casa, no obstante, que rompe su silencio en los últimos tiempos para dejar en un nefasto lugar al marido de la duquesa. Ya lo hizo Eugenia en una entrevista que concedió a Jesús Calleja hace unos meses. Ahora es Cayetano el que, negro sobre blanco, he escrito su particular ajuste de cuentas.