El divorcio de Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana, a punto de resolverse de una vez por todas
La Justicia española delibera sobre si la sentencia de divorcio es válida en nuestro país o, por el contrario, debe resolverse en Estados Unidos.
Tie Break para Arantxa Sánchez Vicario. Tras muchos meses con el asunto de su divorcio en un limbo jurídico hay novedades al respecto. Magistrados de la Audiencia Provincial de Barcelona deliberaron este pasado miércoles para decidir si el divorcio de la tenista con Josep Santacana se decide en España, tal y como solicita él, o en Estados Unidos, petición de ella. La sentencia se hará pública en tan solo unos días, pero es el paso previo a finiquitar una de las polémicas más agrias habidas en la crónica social durante los últimos años.
Corría el año 2018 cuando Vicario y Santacana decidieron separarse. Aquel día estalló la caja de los truenos. Las capitulaciones matrimoniales firmadas por el empresario no evitaron que gestionase libremente el patrimonio de su mujer. Su divorcio se convirtió en un campo de minas desde el principio. Josep Santacana inició los trámites en Estados Unidos -donde residen ambos y sus dos hijos-, pero al poco tiempo decidió llevarle el caso a la jurisprudencia española. En 2019, el juzgado Nº 2 de Esplugues de Llobregat (Barcelona) fallaba a favor de él y daba el matrimonio por disuelto. Sin embargo, Arantxa Sánchez Vicario agotó sus vías e interpuso un recurso a la Audiencia Provincial de Barcelona.
Llegados a este punto, el mayor interrogante es saber la variación que supone que el matrimonio se finalice formalmente en España o al otro lado del charco. De hacerlo en el territorio nacional, el beneficiado será Santacana ya que se tendrían en cuenta las capitulaciones firmadas antes de la boda en la que se especifica que se casaban en separación de bienes. Si por el contrario, el divorcio se dirimiera en Estados Unidos, la tenista saldría mejor parada. Se declaró insolvente para hacer frente al pago de deudas al haber perdido toda su fortuna. De tener 30 millones se quedó a cero en la cuenta bancaria y su objetivo es que los tribunales de Miami investiguen dónde están esos fondos. Arantxa Sánchez Vicario siempre ha eludido la responsabilidad, sosteniendo que el responsable de controlar su patrimonio siempre fue su todavía marido. Es su manera de seguir manteniéndole ligado al conflicto. Las diferencias son cuando menos sensibles.
Todo parece indicar que el divorcio está próximo a ser resuelto, pero todavía podría alargarse más. Ambos pueden recurrir tras la deliberación de la Audiencia Provincial de Barcelona y posterior sentencia si es que no están de acuerdo. Se les dará la posibilidad de realizar recurso de casación ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Al mismo tiempo, los tribunales de Florida siguen decidiendo sobre la guarda y custodia de los hijos de la expareja.
Arantxa y Josep cruzaron sus caminos en 2007 en una cena con amigos. Tan solo un año después de este fortuito encuentro, decidieron pasar por el altar pese a la negativa de los padres de ella. No se fiaban del hombre que iba a casarse con su hija e incluso le pusieron un detective que averiguó que el empresario tenía algunas deudas pendientes. Pero ella lo tenía claro: “Tuve la certeza de que sería el padre de mis hijos. Ya aquella misma noche no paramos de hablar y, pocos días después de conocernos, supimos que lo nuestro iba a ser algo muy serio (…) Tal como esperaba, mi familia, padres y hermanos, se opusieron rotundamente”, escribió en su polémica autobiografía que publicó en 2012. En ella, Arantxa Sánchez Vicario culpaba a sus padres, Marisa Vicario Rubio y Emilio Sánchez, no solo de sus deudas con Hacienda, sino también de gestionar su patrimonio hasta el punto de dilapidarlo. La relación con sus progenitores estuvo completamente rota años e incluso su padre murió en plena disputa paterno-filial. A día de hoy, Arantxa ya ha pedido perdón a sus hermanos y madre e intenta que todo vuelva a ser como antes.
El otro frente abierto de Arantxa Sánchez Vicario
Hay que recordar que su divorcio no es el único dolor de cabeza que tiene. El pasado mes de noviembre se conocía que el Banco de Luxemburgo había solicitado para la tenista y su expareja una pena de cuatro años de cárcel por alzamiento de bienes, además de una indemnización de 6.170.942 euros más intereses y costas procesales. Tanto Arantxa Sánchez Vicario como Santacana deberán sentarse ante el juez en un juicio que todavía no tiene fecha.