Amancio Ortega continúa con su vida al margen de polémicas, poder y lujo
Sus donaciones están en boca de todos y eso es, precisamente, lo que Amancio siempre ha tratado de evitar con su forma de afrontar el día a día pese al éxito de su imperio
Amancio Ortega es un ganador, de eso no cabe duda. Sin embargo, el perfil de su día a día demuestra todo lo contrario. Es una persona cuya pasión es el día a día, la rutina, lo sencillo y lo cotidiano. No necesita más. Eso sí, desde 2015, al menos que se sepa de manera pública, hace uso de sus muchos ingresos para donar equipamiento a la sanidad pública para el diagnostico y tratamiento del cáncer. Estas donaciones tienen hasta ahora un valor de 310 millones de euros. Una iniciativa altruista que ahora es el centro de un gran debate político ¿deben aceptarse este tipo de ayudas? Esa es la pregunta que está sobre la mesa ahora mismo.
Una polémica que a Amancio seguramente le resulte muy ajena. Es el hombre más rico de España y el 6º del mundo según la lista Forbes, y a pesar de ello esta mañana ha sonado su despertador y se ha puesto en marcha, como cada día, para recorrer el trayecto de a penas 15 minutos que separa A Coruña y Arteixo, donde se encuentran la sede principal de Inditex. A pesar de haberse retirado de la gestión en 2011, Amancio recorre cada día los pasillos de su oficina, saluda a sus trabajadores, supervisa cada detalle y come en el mismo comedor que el resto.
Durante el tiempo libre sus hobbies no han cambiado en la última década. Aprovecha los fines de semana para jugar a las cartas con sus amigos, se encarga de manera personal de comprar su periódico dominical o va a su pazo, tranquilamente y protegiéndose del sol, a quitar las malas hierbas.
Su familia sigue su estela. Amancio se ha casado dos veces, la primera de ellas con Rosalía Mera, con la que tuvo dos hijos, Sandra y Marcos. Y la segunda con su actual mujer, Flora Pérez, cuya única hija en común es Marta Ortega. Esta última es la única que se prodiga por escenarios propios de celebrities, pero de manera muy dosificada. Todos han heredado de su padre su preferencia por el anonimato, la tranquilidad y la austeridad.
Marta es la que ahora se encarga de la compañía, sus hermanos, con los que mantiene muy poca relación, a pesar de tener una parte de las acciones, no están implicados en Inditex. Marta es la niña de sus ojos, con la que más tiempo ha pasado, a la que la inculcado lo aprendido en su larga trayectoria profesional y la que está destinada a hacer brillar, más todavía, el trabajo de toda la vida de su padre.
Él, a pesar de haber delegado, sigue muy presente. No descuida un solo detalle y es el claro ejemplo de trabajo, esfuerzo, constancia e implicación que le gustaría que no solo siguiera su hija, sino cualquiera que tenga los pies puestos en su imperio.