Guerra en la familia de Alessandro Lequio por una millonaria herencia
Los cuatro hijos del fallecido príncipe Alessandro Torlonia se pelean por la millonaria herencia
Alessandro Lequio no es únicamente conocido en España. En su Italia natal el nombre del conde está ligado al de una de las familias más conocidas de Roma, los Torlonia, que en estos momentos están inmersos en una batalla por la millonaria herencia de uno de sus miembros más conocidos, el príncipe Alessandro Torlonia, fallecido el 28 de diciembre de 2017. Casi un año después, sus cuatro herederos, viven inmersos en una mediática batalla por el reparto del amplio patrimonio, valorado entre 1.800 y 2.000 millones de euros.
Quien hizo saltar las alarmas sobre el peligro que corría la herencia, ahora secuestrada por el juez Julvio Vallillo, del Tribunal Civil de Roma, fue el primogénito del fallecido, Carlo Torlonia, que ha señalado que «sus tres hermanos le escondieron el grave estado de salud de su padre y llevaron a cabo movimientos financieros durante sus últimos días que podrían evitar que él recibiera su parte del pastel». Ante el desacuerdo de los hermanos sobre cómo hacer el reparto de los bienes, el mencionado magistrado decidió proteger el legado, que incluye 623 piezas de arte grecorromano, tierras de cultivo, activos bancarios y propiedades inmobiliarias y evitar así que alguna de las obras de arte acabase en algún museo del extranjero. Algo que casi ocurre, pues según Carlo, descubrió que sus hermanos estaban a punto de vender la colección de esculturas al museo Paul Getty de Los Ángeles, algo que finalmente no se llevó a cabo.
Mientras que el hijo mayor del fallecido príncipe quiere que la colección familiar sea exhibida en el muso de Roma, sus hermanos, con Giulio como portavoz, han afirmado que contarán al juez cómo eran las relaciones del primogénito con su padre «para proteger nuestro nombre y restablecer la verdad». Para demostrarlo, promete depositar ante el juez un testimonio escrito por su padre en el que aseguraba que Carlo,a quien define como «indigno», «no estaba interesado en mi persona, sino en mi patrimonio» y es que, semanas antes de morir, le escribió varias cartas en las que quería saber el motivo del «odio feroz que nutres hacia tu familia» y en las que le acusaba de «haber pisoteado nuestro honor».