Marlaska indigna a la Policía: no acude al funeral del agente que murió de Covid tras volver de Canarias

En medio de un respetuoso silencio decenas de agentes del Cuerpo Nacional de Policía se han despedido este martes de Antonio Jesús Martín Lozano, el policía de 51 años que en el día de ayer falleció tras haber dado positivo en Covid a su regreso de una comisión de servicio de 15 días en Canarias con motivo de la crisis migratoria.

Antoñito, diminutivo cariñoso con el que se conocía al agente en la Comisaría Provincial de Málaga, ha estado acompañado no sólo por sus compañeros y su familia -el agente deja viuda y dos hijos- sino por el Jefe Superior de Policía de Málaga y el comisario jefe de las Unidades de Intervención Policial. Una despedida policial a la altura de un gran policía, en eso coinciden todos sus compañeros, quienes sin embargo han mostrado a OKDIARIO su profundo malestar por el comportamiento del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, desde el fallecimiento de Antoñito. ¿Acude el ministro del Interior a los funerales de todos los policías y guardias civiles muertos en nuestro país? No ¿Ha acudido Grande-Marlaska a funerales de policías y guardias civiles muertos en nuestro país? Sí. Sin ir más lejos, en mayo de 2019, cuando un agente de la Benemérita falleció durante una persecución. La presencia de un ministro del Interior en un funeral de un agente aclara un concepto: ha muerto en acto de servicio. ¿Acaso Antonio Jesús Martín no lo ha hecho?

“La muerte de un agente que ha sido contagiado de Covid se debe investigar a través de un procedimiento especial de la Unidad de Riesgos Laborales de la Policía. El 1.301 en concreto. Y no, no se están investigando, ni en el caso de este policía fallecido ni en otros”, aseguran fuentes policiales a OKDIARIO. Al funeral de Antoñito ha acudido el subdelegado del Gobierno en Málaga.

Sánchez se olvidó del agente en Twitter

Desde el fallecimiento de Antonio los gestos institucionales hacia él y su familia han brillado por su ausencia. El Ministerio citó en Twitter una publicación del perfil oficial del Cuerpo Nacional de Policía lamentando la pérdida del agente. Al parecer, el director general de la Policía ha llamado al secretario general del sindicato al que Antonio estaba afiliado, y nada más. A Grande-Marlaska se le espera y a otros, como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también. Por cierto, Sánchez ha usado sus redes sociales en los últimos días para lamentar la muerte de un ex alcalde socialista de los años 80, Arsenio Lope, y también para solidarizarse con la familia de los trabajadores sepultados por un alud en Asturias. De Antonio no ha dicho nada.

Y la cuestión es si Marlaska o Sánchez deberían haberlo hecho. A la luz de las consecuencias que ha tenido un protocolo que Interior aprobó tal vez sí. Antonio aterrizó procedente de Canarias con Covid-19. Esto no es debatible porque dos días antes de regresar manifestó síntomas que atribuyó al asma que padece. Al llegar, él y sus compañeros se fueron a casa porque el test previsto por Interior, el de antígenos, dio negativo en todos los agentes. Ayer, Antonio murió después de que un PCR demostrará que había habido un falso negativo en Covid. Sólo por ese error los compañeros de Antonio creen que un gesto más cercano y familiar del ministro sería más conveniente que un frío tuit oficial.

A lo mejor hay datos que Interior no conoce, como que la mujer y los hijos de Antonio han pasado toda la noche ellos solos en la sala del tanatorio de Málaga despidiéndose del policía fallecido. Al haber estado con Antonio desde el día 30 que llegó de Canarias hasta el día 1 de enero, cuando fue ingresado y diagnosticado correctamente de Covid, los tres han tenido que someterse a una prueba cuyo resultado no han conocido hasta esta mañana. Por fortuna han dado resultado negativo.

Antonio ya descansa en paz y sus compañeros ahora tratan de averiguar por sus propios medios si alguno se ha contagiado por trabajar con él durante dos semanas y regresar juntos desde Canarias. Antonio sirvió hace un par de años en Murcia, a la UIP la mandan siempre a donde puede haber problemas. Allí acudieron por las protestas relacionadas con el soterramiento del AVE. Durante su estancia, una empleada del hotel donde se alojaban los agentes quedó sorprendida por el carácter de los policías que había detrás de los cascos y los escudos.

La trabajadora ha compartido unas palabras de despedida tras conocer la muerte de Antonio:  “El Gobierno nos los considera “esenciales” en esta pandemia, pero lo cierto y verdad es que se juegan su salud, y las de sus familias, sin protección ninguna. Antoñito tendió la mano a una persona que llegó enferma, sin protección tras una larga travesía, y le costó la vida. Sí, era su trabajo, pero un trabajo que realizan como trapecistas sin red y en condiciones laborales deplorables. De eso no se habla ¿verdad? Es más cómodo y popular quedarse con las imágenes de los escudos y las porras en una manifestación. Vende más. Ahora ¿quién le cuenta a sus hijos que su padre “no era esencial”, que no le hicieron la PCR cuando correspondía? Antonio no se merecía esto, ninguno de ellos lo merece, él sólo cumplía con su deber, un deber que, insisto, la UIP ve como un honor: servir a los ciudadanos de un país que cuida poco o nada de ellos”, se puede leer en el mensaje que los propios agentes han hecho llegar a OKDIARIO.