El ingreso de Urdangarin en Brieva obliga a cambiar las vacaciones de los funcionarios de la prisión

El ingreso de Iñaki Urdangarin en la cárcel de Brieva (Ávila) ha trastocado los turnos y las vacaciones de los funcionarios del centro penitenciario.

El Tribunal Supremo condenaba el pasado 12 de junio a 5 años y 10 meses de prisión al exduque de Palma en el marco del caso Nóos por delitos de malversación, prevaricación, fraude, tráfico de influencias y dos delitos fiscales. Seis días después, ingresaba en la cárcel de Brieva. Este centro penitenciario diseñado por el arquitecto Alfonso Navarro cuenta con 4 módulos para mujeres y 1 de hombres, que se encontraba en desuso hasta la llegada de Urdangarin.

En esta prisión trabajan un total de 150 funcionarios al ser de pequeñas dimensiones. Entre ellos, los llamados funcionarios de «Servicio Interior V1», es decir, los que trabajan dentro de los módulos. Estos se organizan en 8 grupos de unas 10 personas cada uno, en total 80 funcionarios. En cada turno, coinciden 2 grupos que se distribuyen entre los 5 módulos del centro penitenciario.

Según las fuentes consultadas por OKDIARIO, al ingresar Urdangarin se ha tenido que destinar al menos un funcionario en exclusiva, que ya tenía una función asignada en los otros departamentos, al módulo de hombres. Esta decisión ha afectado directamente al trabajo diario de los funcionarios, en la organización de los turnos y obviamente, también en las vacaciones.

Estas mismas fuentes apuntan que la buena predisposición de los trabajadores ha contribuido a que las consecuencias de la entrada de Urdangarin sean más leves para todos. No obstante, al ser una plantilla corta, los turnos de vacaciones han tenido que reducirse para poder hacer frente a cualquier imprevisto.

Cabe destacar que los funcionarios en Brieva se distribuyen por los módulos en función de las necesidades y algunos tienen tareas muy determinadas como abrir y cerrar las puertas de los módulos y de las celdas.

El cuñado del Rey Felipe VI se encuentra en un espacio de 450 m2, pintado en colores blanco, burdeos y grises, que cuenta con una amplia zona de estar, dos patios, cocina y una celda con capacidad para dos reclusos, una mesa y una televisión. Urdangarin vive con su soledad, bajo la supervisión de un funcionario.

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios CSIF ya denunció la escasez de plantilla en la prisión de Brieva, tras el ingreso de Urdangarín, ya que harían faltan más funcionarios para «poder prestar la atención que requiere un preso de estas características».

Según señaló CSIF, la llegada del exduque de Palma «hace necesario que se incremente el personal de vigilancia». «La falta de funcionarios en ese centro penitenciario», añadían «y las nuevas necesidades provocarán que muchos de estos trabajadores vean limitadas sus vacaciones de verano y días libres».

Por ello, el sindicato alertaba de que era «urgente» un refuerzo de la plantilla actual, ya que el ingreso de Urdangarín obligará a «los ya escasos efectivos» a realizar «un sobreesfuerzo en sus turnos de servicio».

Pendiente de calificación

Mientras tanto, ya ha empezado a correr el plazo de dos meses para que la Junta de Tratamiento Penitenciario proponga la calificación de Iñaki Urdangarin como preso de primero, segundo o tercer grado. 

El primer grado corresponde a un régimen en el que las medidas de control y seguridad son más restrictivas (régimen cerrado). El segundo grado se corresponde con el régimen ordinario y el tercer grado coincide con el régimen abierto.

Previsiblemente, Urdangarin será clasificado como preso de segundo grado. Cabe recordar que la Junta de Tratamiento Penitenciario es la encargada de proponer y posteriormente la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, toma la decisión final.