Copa del Rey: Zaragoza – Real Madrid

El Madrid se pide otra Copa

El Real Madrid llegó a Zaragoza dispuesto a pedirse otra Copa y lo logró casi sin despeinarse. El tempranero gol de Varane impidió cualquier atisbo de sorpresa en La Romareda. La seguridad defensiva colectiva del equipo de Zidane, el toque de Kroos y el descaro de Vinicius, que hasta marcó un gol, hicieron el resto. Los blancos golearon a un Zaragoza plagado de suplentes y se metieron en cuartos de la Copa del Rey.

Zidane es como el mítico Ernesto de Hannover: se aferra a la Copa. Quizá por eso el técnico del Real Madrid no estaba dispuesto a poner las cosas fáciles al Zaragoza con un equipo plagado de suplentes. No renunció Zizou a su guardia pretoriana en defensa y alineó a Carvajal, Varane, Ramos y Marcelo. También jugaban Kroos y Valverde para sujetar al equipo por el medio. A su lado James tenía otra oportunidad igual que los tres de arriba: Lucas, Vinicius y Jovic.

Era un once con cambios pero competitivo que saltó a La Romareda dispuesto a sellar su pase a los cuartos de Copa por la vía rápida. Enfrente trataba de resistir el Zaragoza el empuje del Real Madrid en el inicio del partido. Pero tardó apenas cinco minutos en hincar la rodilla.

Volvió a ser el balón parado el que resolviera para el equipo de Zidane. Kroos sacó en corto para Carvajal, que devolvió la pared. El alemán la puso rasita al área y Vinicius intentó rematar de tacón y sólo logró hacerse un caño a sí mismo. No la tocó y la pelota llegó muerta al segundo palo donde Varane, otro goleador improvisado, marcó a placer.

Vinicius a sus anchas

El gol ratificó al Real Madrid en su idea de seguir percutiendo el área de Ratón y dejó tocado al Zaragoza. Vinicius, inasequible al desaliento, campaba a sus anchas por la izquierda y cosía trajes a Delmás cada vez que recibía la pelota. Luego no acababa bien las jugadas, pero eso ya es una marca registrada de la casa.

Poco a poco se repuso el Zaragoza de empuje inicial visitante y fue ganando metros hasta asomarse tímidamente primero y con descaro después al área de Areola. Lo celebraba el público de La Romareda, deseoso de ver a su equipo plantar cara al Real Madrid como en los buenos (que no tan viejos) tiempos. Relajáronse los blancos y enfadóse Zidane. Mucho. Y con razón. Un paradón de Areola en el 22 evitó el gol de Kagawa en el 22.

El partido se había girado de área por el ímpetu del Zaragoza y el pasotismo del Real Madrid, confiado en su superioridad técnica y en el colchoncito que le ofrecía el pírrico 0-1. En una contra comandada por Carvajal desde la banda derecha a punto estuvo Valverde de poner el 0-2. La mandó a la basílica de El Pilar.

Sentencia Lucas

No perdonaría a la siguiente el Real Madrid. Kroos robó la pelota en la frontal del Zaragoza con una soberbia presión. El alemán vio a Lucas Vázquez y le filtró un pase al área. El canterano no desaprovechó el regalo del alemán y se sacó un disparo con el exterior que se coló por alto junto al palo izquierdo de Ratón. ¿Colorín colorado? Con una hora por delante era mucho decir, pero si no estaba sentenciado al menos sí lo parecía.

El segundo gol desinfló (¿definitivamente?) al Zaragoza, que se dejó ir hasta el descanso. Del que volvimos con un escenario similar al de la primera mitad. Dominio  del Real Madrid cada vez más al trantrán. Kroos manejaba el centro del campo como si fuera un director de orquesta y tuviera una batuta en cada pie. Vinicius aceleraba y tiraba regates y caños hasta a la publicidad estática.

La Romareda necesitaba un gol para meterse en el partido pero el Real Madrid parecía vivir plácidamente al amparo de su 2-0. En el 65 Zidane empezó a pensar en el derbi y retiró a Sergio Ramos para dar entrada a Nacho. Seis minutos después ocurrió lo inesperado. Marcó Vinicius. Sí, Vinicius. Que sí, que no es broma.

Vinicius y Benzema se unen a la fiesta

Les cuento. Subió Marcelo y se apoyo en James, que filtró un pase para el desmarque del brasileño que merodeaba el área y entonces Vinicius hizo lo inesperado: elegir bien, sortear con una vaselina al portero y marcar.

Zidane retiró entonces de golpe a Vinicius y al invisible Jovic para dar entrada a Brahim y a Benzema con la eliminatoria ya solventada. Precisamente Karim haría el cuarto después de una buena combinación entre Brahim –que exprime cada minuto que juega– y Carvajal. Ya no había partido. Sólo era cuestión de dejar pasar los minutos para que el Real Madrid sellara su pase a los cuartos de la Copa… y sin despeinarse.

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