El Madrid reina en el descontrol
El Real Madrid reinó en el descontrol. Los de Zidane remontaron en el Villamarín ante un Betis que tuvo ratos de lucidez y debilidad a partes iguales. Valverde adelantó a los blancos, pero Mandi y Fekir voltearon el partido antes del descanso. En la reanudación el campeón dio la vuelta al partido en un arranque de orgullo y, faltaría más, con el VAR como protagonista. Esta vez para bien.
Cada día soy más fan de Zidane. Lo confieso. La habilidad cuasi innata de llevar la contraria al resto del mundo le convierte en único en su especie. Ante el Betis el entrenador del Real Madrid, por cambiar, cambió hasta de sistema: de los tres delanteros a los cuatro centrocampistas. Se cepilló en un decir amén a Modric y a los dos muchachos brasileños (Rodrygo y Vini Jr., el artista anteriormente conocido como Vinicius) y puso a Jovic, que no jugaba de titular desde que los móviles tenían botones.
La particular revolución francesa de Zizou no afectaba ni al portero ni a los cuatro defensas, todos intocables menos Mendy, al que la espalda de Marcelo mantuvo en el once. Al centro del campo entraban Casemiro y Valverde, suplentes en Anoeta, y salía Modric. Se mantenían Kroos y Ödegaard, que a Zidane le ha entrado por el ojo.
Enfrente estaba el Betis, el último equipo que ganó al Real Madrid en la Liga el día que Militao demostró que de lateral es igual de flojito que de central. Curiosamente, también fue el último día que hubo público en las gradas de un estadio de fútbol en España. El Betis, por cierto, con Pellegrini en el banquillo, aquel entrenador al que Florentino dio el Titanic y que lo hundió en Alcorcón, que no tiene ni icebergs ni playa.
Vértigo en el Villamarín
Menos de dos minutos tardó Benzema en encontrar el gol que el Real Madrid busca con el ahínco con que Manolo Escobar buscaba su carro. Lo marcó a pase de Mendy y se lo anularon. No, no porque sea ilegal que Mendy dé una asistencia sino porque Karim estaba en fuera de juego. Acertó De Burgos y eso sí que es noticia.
Siguió el vértigo del partido con una nueva ocasión en la que Mendy se plantó solito en el área de Betis y demostró que tiene dos pies izquierdos. O dos melocotones por tobillos. La respuesta del Betis la puso Canales con un centro medido a la cabeza de Sanabria y ahí apareció de nuevo el enorme portero del Real Madrid, el gigante Courtois para sacar abajo una mano imposible a contrapié.
El paradón de Courtois espoleó al Real Madrid, que cercó el área bética con un inspirado Benzema. Fue precisamente Karim el que cocinaría en el 13 el 0-1. Cayó a la banda derecha, hizo un nudo a su par y le dio una asistencia maravillosa a Fede Valverde que, mal defendido por Bartra, sólo tuvo que empujarla delante de Joel.
El gol desató todavía más a un Benzema que, más que mediapuntear, levitaba rodeado de verdiblancos. Igual caía a la izquierda, que a la derecha, que gobernaba desde el centro como Adolfo Suárez. No se rindió el Betis, que respondería con una ocasión que de nuevo nació en las botas de Canales y murió en las de Fekir, que cruzó demasiado a la izquierda su disparo ante Courtois.
Se gusta el Betis, se duerme el Madrid
El Real Madrid, extasiado en su propio fútbol, se olvidó de defender y permitió al Betis merodear su propio área. Compraba papeletas para un susto porque entre Canales, Fekir y Joaquín el Betis tenía más arte que la baronesa Tyssen. Y tanto fue el cántaro a la fuente de Courtois que al final se aprendió el camino y empató el Betis. Fue en un córner botado a la corta. Asistió Canales y remató Mandi en el área pequeña. Los verdiblancos igualaban el partido. Se veía venir.
No así el segundo, que llegó apenas un par de minutos después. Lo marcó William Carvalho tras una jugada que gestaron entre Canales y Fekir, que filtró el último pase. Courtois metió la mano tarde y no pudo evitar el 2-1. Era el minuto 38 y el partido se había dado la vuelta. Por el empuje del Betis y por la pasividad de un Madrid que echaba de menos más vigor en un Casemiro que jugó todo el primer tiempo mermado después de que le doblaran el tobillo en una de las primeras jugadas del partido.
Al filo del descanso tuvo el 2-2 Benzema en una media volea tras la asistencia de Kroos. Evitó el tanto Joel muy atento en su salida. Con esa acción y el cambio de Modric por Kroos, tocado en la cadera, terminó el duelo del Villamarín que empezó con sonrisas para Zidane y acabó con lágrimas.
Respira el Madrid
Reanudóse el partido con novedades en las huestes madridistas. Entró Isco, que se estrenaba esta temporada, y salió un desdibujado Ödegaard. De nuevo entró mejor el Real Madrid que el Betis. En el 48 ya había conseguido el 2-2. Lo marcaron entre Emerson y Benzema. Bueno, en realidad lo marcó el defensor del Betis en su intento por anticiparse a Karim. El VAR lo revisó y dio el visto bueno. Pues partido nuevo, oiga.
Que volvió a ser para el Betis, que hizo la goma y se asomó otra vez al área de Courtois para meter miedo. El partido era una ruleta rusa pero con el cargador lleno de balas. De área en área y con ambos entrenadores al borde de un ataque de nervios. Como el que le dio a Sergio Ramos que protestó una mano de Carvalho en el área, que De Burgos no señaló. Puede que fuera involuntaria.
El VAR, por una vez, sirvió para algo. Entró para expulsar a Emerson, que abortó con falta un mano a mano de Jovic ante Joel. La roja directa era clara porque evitaba una ocasión manifiesta de gol. El Betis se quedaba con diez para los últimos 20 minutos del partido. Viento a favor para el Real Madrid, que empezó a encontrar a Isco entre líneas.
Zidane quitó entonces a Jovic y metió… a Borja Mayoral. Si en Anoeta no usó a ninguno de los dos nueves que tenía, ante el Betis, dos tazas. Y precisamente fue Borja Mayoral el protagonista de otra jugada que también resolvió el VAR. El delantero del Real Madrid se metió en el área y Bartra, tras resbalarse, la dio con la mano. No lo vio De Burgos pero sí el VAR. El colegiado fue al monitor y de ahí al punto de penalti. Sergio Ramos ejecutó para anotar el 2-3.
Con uno más y la victoria casi en el bolsillo los últimos minutos fueron un monólogo del Real Madrid, que conservó la pelota para evitar sustos y acabó sellando un triunfo angustioso en un partido agónico, descontrolado y entretenidísimo. Y con el VAR de protagonista, faltaría más.