Directiva y jugadores coinciden: «Vamos a estar en Milán»

Si a muchos de los jugadores del Real Madrid o a muchos de sus directivos les dicen en el mes de noviembre –después de perder consecutivamente ante el Sevilla y 0-4 con el Barça en el Bernabéu–, que estarían a un gol de la final de la Champions y a un punto de la Liga a falta de tres jornadas, sencillamente no se lo habrían creído.

Pero desde que Florentino Pérez tomó la decisión de despedir a Rafa Benítez, puede que con un mes de retraso por su intención de aguantar al técnico, todo empezó a cambiar en el Real Madrid. La llegada de Zidane devolvió la confianza a la plantilla y la ilusión a la grada del Bernabéu. Y con Zizou al mando el Real Madrid volvió a ser el Real Madrid.

Por eso, en la víspera del partido decisivo de la temporada, el que puede marcar la diferencia entre llegar a la final de la Champions o volverse a quedar a las puertas como la temporada pasada, en la cúpula del Bernabéu se ha declarado el estado de optimismo. «Vamos a estar en Milán», repiten todos los dirigentes del club blanco incluido el presidente. Florentino Pérez tiene confianza ciega en un equipo que ha sabido levantarse a una temporada que nació torcida y llegar al tramo decisivo vivo en la Champions… y en la Liga.

Tras el empate de la ida en el Etihad, un alto dirigente del Real Madrid no tenía dudas: «Primero vamos a ganar en Anoeta y después vamos a ganar al City en el Bernabéu». La primera parte de su augurio se hizo realidad el pasado sábado y ahora sólo queda que se cumpla la segunda parte de su vaticinio, que comparten en pleno en la cúpula del Real Madrid.

En la plantilla, a pesar de las bajas de Casemiro y Benzema, el optimismo también es total. «Hemos luchado y sufrido mucho para llegar hasta aquí y ahora sólo nos queda rematarlo», dice uno de los pesos pesados del vestuario de Valdebebas. Los jugadores de Zidane son conscientes de que están ante una oportunidad única de volver a disputar una final de Champions, dos años después de conquistar La Décima en Lisboa. El camino hacia La Undécima cada vez es más corto, apenas quedan dos peldaños por subir hacia la gloria, pero cuanto más cerca está la cima, más empinados son los escalones.