El yihadista marroquí que mató a machetazos a un sacristán en Algeciras será juzgado por terrorismo

El Tribunal Supremo ha confirmado que la Audiencia Nacional es el órgano competente para juzgar por un presunto delito de terrorismo a Yassine Kanjaa, el marroquí que el 25 de enero de 2023 mató a un sacristán con un machete e hirió a un sacerdote en un ataque de corte yihadista en dos iglesias de Algeciras (Cádiz).

La defensa de Kanjaa había pedido en varias ocasiones llevar la causa a los juzgados de Algeciras argumentando que sus circunstancias psíquicas imposibilitaban la finalidad terrorista. El informe forense de los psiquiatras determinó que el autor del ataque tenía sus facultades intelectivas y volitivas «severamente afectadas» en el momento de los hechos.

Pero la Sala de lo Penal del Supremo ha rechazado el recurso de casación. Los magistrados, en línea con el criterio de la Fiscalía, explican que «la competencia no viene determinada por la realidad de lo sucedido, que sólo quedará oficialmente fijada con la sentencia definitiva, sino por las pretensiones que ejercitan las acusaciones, lo que es inevitable».

«Si se acusa de un delito de terrorismo y esa acusación ha pasado el filtro de la apertura del juicio oral (…), eso determinará la competencia que, por tanto, ha de asignarse a la Audiencia Nacional», apunta el tribunal. Y recalca: «Sólo la Audiencia Nacional puede condenar por ese delito. Y sólo la Audiencia Nacional puede absolver por ese delito». Añade que diferir la competencia a un tribunal diferente supondría anticipar una decisión que sólo se puede adoptar tras la práctica de prueba en el juicio.

Los magistrados fundamentan que la fijación de la competencia exige conocer qué delito se atribuye, es decir, qué delito es objeto de investigación y enjuiciamiento, y si existen escritos de acusación por delito de terrorismo y ya se ha abierto juicio oral, como es el caso, debe ser la Audiencia Nacional la que juzgue los hechos.

Cabe recordar que la Fiscalía pide 50 años de cárcel para Kanjaa: 25 años por un delito de asesinato terrorista, 15 años por otro delito de asesinato terrorista en grado de tentativa y 10 años más por un delito de lesiones terroristas.

El ataque

El escrito de acusación del fiscal señala que sobre las 18:30 horas de aquel día, Kanjaa entró en la iglesia de San Isidro de Algeciras y, mientras señalaba la imagen de una Virgen, le dijo a una persona: «¿Por qué crees en una escayola?». Después cogió una biblia y la golpeó contra un banco.

Kanjaa salió de la iglesia 15 minutos después, nombrando a Alá y gritando: «¡El mundo se va a acabar!». Tras ello se dirigió a su casa, apagó su teléfono móvil, cogió un machete de grandes dimensiones que guardaba bajo su cama y volvió a salir a la calle.

Sobre las 19:00 horas, en la calle Cristóbal Colón, se cruzó con un hombre y le dio un golpe por la espalda a la altura de la ceja, rompiéndole las gafas. También lo golpeó en el hombro y en el pecho mientras le gritaba «¡Tú trabajas para la magia!» y le enseñaba el machete que escondía bajo sus ropas. La víctima consiguió huir del lugar.

Pasados 15 minutos, según la Fiscalía, Kanjaa volvió a la iglesia de San Isidro y entró blandiendo el machete mientras se celebraba misa frente a unas 10 personas. El acusado se dirigió al altar y el sacerdote intentó escapar por el pasillo central de la parroquia, pero Kanjaa lo persiguió y lo golpeó, cayendo el religioso al suelo. Acto seguido, el procesado le dio un machetazo en la nuca.

A continuación salió de la parroquia y se dirigió a la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, a unos 200 metros de la anterior. A las 19:28 horas entró en el patio del templo, donde se encontraba el sacristán Diego Valencia. Kanjaa se dirigió hacia él y comenzó a golpearlo con el machete. El religioso intentó protegerse con una silla y logró salir del patio mientras el acusado lo perseguía y lo golpeaba repetidamente. El sacristán cayó al suelo en mitad de la plaza Alta. Kanjaa fue hacia él y le propinó dos machetazos más, uno en el cuello y otro en la cabeza, ocasionándole la muerte.

En octubre de 2023, el sacerdote que sufrió el primer ataque, el salesiano Antonio Rodríguez Lucena, falleció víctima de una larga enfermedad.