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Cuando se trata de utilizar un baño público, muchas personas experimentan cierta incomodidad y tratan de evitar el contacto directo con el inodoro. Esto conduce a que, en lugar de sentarse, se adopten posturas como ponerse en cuclillas o “flotar” sobre la taza. Sin embargo, los especialistas en fisioterapia advierten que estas posiciones no sólo no son necesarias para evitar contagios, sino que también pueden ser perjudiciales para la salud del suelo pélvico. Adoptar una mala postura en el momento de evacuar puede aumentar la presión en la zona, dificultar la relajación muscular y contribuir a problemas como hemorroides, prolapsos o debilidad pélvica.
En este contexto, fisioterapeutas especializados en suelo pélvico, como es el caso del perfil de Instagram @crisjb_pelvicfloor, recomiendan optar siempre por una postura que facilite la evacuación sin generar tensión innecesaria. La clave es sentarse correctamente en el inodoro, apoyar bien los pies en el suelo y, si se desea mayor higiene, utilizar cubre asientos desechables y biodegradables, fácilmente disponibles en farmacias o tiendas online. Así, no solo se protege la musculatura pélvica, sino que también se reduce la presión abdominal y se consigue una evacuación más natural. Este consejo cobra aún más relevancia teniendo en cuenta que, según estudios como los publicados en PLOS ONE, aunque la probabilidad de contagio directo en un baño público es muy baja, siempre es recomendable extremar las medidas de higiene lavándose bien las manos tras usar estas instalaciones.
La postura correcta para ir al baño público
El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que sostienen órganos como la vejiga, el útero y el recto. Adoptar posturas forzadas como ponerse en cuclillas sobre el inodoro genera presión descendente en esta zona, lo que a largo plazo puede debilitarla. Este debilitamiento se traduce en mayor riesgo de incontinencia, prolapsos y disfunciones sexuales.
Sentarse por completo sobre el inodoro, con los pies bien apoyados, permite que los músculos del suelo pélvico se relajen de manera natural. Algunos especialistas sugieren incluso el uso de un pequeño taburete para elevar los pies ligeramente, simulando la postura de cuclillas pero sin generar la tensión asociada. Esta posición favorece la apertura del ángulo recto-anal y facilita la evacuación intestinal, reduciendo el esfuerzo y el riesgo de estreñimiento.
El mito de los contagios en el baño público
El temor a contraer enfermedades al sentarse en un el baño público es una de las razones principales por las que mucha gente evita el contacto directo. Sin embargo, la evidencia científica indica que este riesgo es extremadamente bajo. Según investigaciones publicadas en PLOS ONE, la transmisión de patógenos a través del asiento del inodoro es muy poco probable, siempre y cuando se mantenga una higiene adecuada.
Lo que sí resulta crucial es el lavado de manos posterior al uso del baño, ya que la principal vía de transmisión de bacterias y virus en espacios públicos es el contacto con superficies y la posterior manipulación de ojos, nariz o boca. Por ello, más que adoptar posturas perjudiciales para el suelo pélvico, lo recomendable es usar protectores desechables si se busca mayor seguridad y centrarse en una correcta higiene personal.
Beneficios de usar cubre asientos en el baño público
Una solución sencilla para quienes sienten rechazo al contacto con el inodoro del baño público es el uso de cubre asientos desechables y biodegradables. Estos productos, disponibles en farmacias y plataformas virtuales, generan una barrera física que permite sentarse con tranquilidad, sin necesidad de forzar posturas dañinas. Además, son fáciles de transportar y de usar en cualquier contexto, ya sea en un centro comercial, una estación de tren o un aeropuerto.
De esta forma, se puede mantener la postura recomendada por los fisioterapeutas sin renunciar a la seguridad higiénica que muchos buscan al evitar el contacto directo con superficies públicas.
Cuándo consultar a un fisioterapeuta
Aunque estos consejos son útiles para la población general, no se debe olvidar que cada persona tiene particularidades que pueden requerir atención especializada. Si existen síntomas como dolor pélvico, dificultad para evacuar, sensación de presión en la zona baja del abdomen o pérdidas de orina, lo mejor es acudir a un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico.
Estos profesionales, como los que podrás leer en las publicaciones de la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF), podrán evaluar la musculatura, recomendar ejercicios personalizados y evitar que una postura incorrecta o hábitos cotidianos agraven la situación.
Usar los baños públicos con precaución pero sin estrés
Ir al baño público no debería convertirse en un motivo de estrés ni en una práctica que comprometa la salud del suelo pélvico. La mejor postura es sencilla: sentarse por completo, con los pies apoyados en el suelo, y relajarse para facilitar la evacuación. Con medidas de higiene básicas, como el uso de cubre asientos y un correcto lavado de manos, el riesgo de contagio es mínimo. En cambio, los beneficios de cuidar la musculatura pélvica son enormes y se reflejan en la calidad de vida a largo plazo.