Qué significa que una persona siempre se duerma en 5 minutos, según un neurólogo: te debe preocupar

Qué significa que una persona siempre se duerma en 5 minutos, según un neurólogo: te debe preocupar

Conciliar el sueño en menos de cinco minutos podría parecer una hazaña genial o un “superpoder”, pero según el prestigioso neurólogo Conrado Estol, es todo lo contrario. Que una persona siempre se duerma en 5 minutos, lejos de ser una señal de eficiencia, la capacidad para dormirse tan rápido puede esconder un problema mucho más profundo: un déficit crónico de sueño. En un reciente análisis —citando estadísticas de casi el 40 % de la población—, Estol advierte que esta rapidez al dormir no debe celebrarse, sino interpretarse como una alerta sobre lo poco que realmente se descansa.

Para Estol, el problema no es solamente la falta de horas dormidas, sino la calidad del sueño. En sus declaraciones reproduce la importancia de las fases del sueño —ligera, profundo, REM— y cómo cada una de ellas cumple funciones vitales para nuestra salud. Además, relaciona este fenómeno con los riesgos de la “ortosomnia”: un insomnio inducido por la obsesión de dormir “perfectamente”, impulsada por relojes inteligentes y aplicaciones que nos hacen vigilar el sueño como si fuera un deporte. Según él, dormir rápido puede ser la cara oculta de un agotamiento acumulado, mucho más peligroso de lo que parece.

Que alguien se duerma en 5 minutos no es algo positivo

Estol es muy claro: dormirse en menos de cinco minutos no es un talento, sino una señal de deuda acumulada de sueño. En su análisis, afirma que lo normal para conciliar el sueño es tardar entre 10 y 15 minutos, tiempo que permite al cerebro prepararse para iniciar el ciclo verdadero del descanso. El hecho de que muchas personas duerman casi al instante refleja una saturación de la necesidad de dormir, más que un logro.

El fenómeno de la ortosomnia

En una era dominada por relojes inteligentes y apps que miden cada minuto de descanso, ha surgido una nueva forma de ansiedad: la ortosomnia. El término describe la obsesión por optimizar el sueño y “hacerlo bien”, algo que en realidad genera estrés, dificulta conciliar y contribuye a que el descanso sea más superficial. Para Estol, esta presión por controlar el sueño es peligrosa porque transforma el dormir en una fuente más de conflicto y frustración.

Importancia de las fases del sueño

Dormir no es apagar el cerebro: es un proceso complejo que atraviesa varias fases, cada una con una función específica. Estol destaca la fase profunda, en la que se libera hormona del crecimiento y se regeneran tejidos, y la etapa REM, fundamental para consolidar recuerdos y procesar emociones. Sin pasar por todas estas fases de forma ordenada, el descanso no es realmente reparador.

Riesgos de un déficit crónico de sueño

Que una persona siempre se duerma en 5 minutos no quiere decir que tenga un sueño reparador. Dormir de forma deficiente durante días, semanas o meses puede tener consecuencias más graves de lo que muchos creen. Según Estol, en la entrevista en La Nación, la falta de sueño profundo y de sueño REM contribuye a problemas como la acumulación de proteínas beta-amiloides, vinculadas con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Además, señala que no dormir lo adecuado puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo, problemas cardiovasculares o una respuesta inmune menos eficaz.

Duración óptima del sueño

Según el neurólogo, dormir alrededor de siete horas por la noche es lo ideal. Estol basa esta recomendación en estudios como los del UK Biobank, que analizó a más de medio millón de personas y encontró asociaciones entre dormir menos de seis horas (o más de nueve) y un mayor riesgo de enfermedades graves, incluida la demencia y la hipertensión. Dormir dentro de ese rango de tiempo evita el desgaste del organismo por un descanso insuficiente.

Consejos para mejorar la higiene del sueño

Para mejorar la calidad del descanso, Estol propone varios consejos prácticos:

Más allá de las horas: descansar con responsabilidad

Estol insiste en que dormir no es solo desconectar, sino permitir que el cerebro realice funciones clave: limpiar desechos tóxicos, consolidar memorias, procesar emociones y preparar el cuerpo para el día siguiente. Hacerlo bien no es una cuestión de lujo; es una necesidad biológica fundamental.

Además, advierte que muchas personas forman parte del problema sin saberlo: caen rendidas enseguida porque han acumulado tanta deuda de sueño que su cuerpo “se apaga” rápido. Esa “ventaja” aparente es en realidad el síntoma de un organismo agotado.

El mensaje de Conrado Estol es contundente: que alguien siempre se duerma en 5 minutos, es decir, dormirse muy rápido no debe celebrarse. Lo que puede parecer un superpoder podría ser un síntoma de un déficit crónico de sueño con consecuencias graves para la salud física y mental.

Entonces, en lugar de obsesionarnos con “optimizar” el dormir, necesitamos recuperar la importancia de una higiene del sueño real: respetar las fases, los ritmos, y entender que descansar bien implica tiempo, regularidad y atención. Escuchar estas señales del cuerpo y actuar con responsabilidad es el primer paso hacia un descanso más saludable y una vida más equilibrada.

Hábitos saludables en general

 

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