Ni a los 30 ni a los 40: la edad a la que deberías dejar de beber cerveza según un neurólogo

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Ni a los 30 ni a los 40: la edad a la que deberías dejar de beber cerveza según un neurólogo

El consumo de alcohol suele ser un hábito frecuente a lo largo de la vida adulta y, entre las opciones más elegidas, la cerveza está entre las principales bebidas a nivel mundial. Sin embargo, expertos en neurociencia y medicina geriátrica han definido cuál es la edad recomendada para dejar de beber cerveza y disfrutar de una vejez saludable y sin riesgos. En este sentido, el neurólogo Richard Restak, miembro de la Asociación Neurológica Americana (ANA), sostiene en su libro “Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind” que, a partir de los 65 años, es recomendable reducir el consumo de alcohol con el objetivo de eliminarlo por completo hacia los 70.

«El alcohol es una neurotoxina y no es bueno para las células nerviosas», menciona el doctor. A su vez, destaca que se trata de una etapa de la vida en la que el cerebro ya ha perdido parte de sus neuronas y resulta esencial preservarlas. Además, Restak subraya que el cuerpo envejecido no metaboliza el alcohol de la misma manera. «A partir de los 65 años, tu cuerpo tiene menos neuronas que antes. Es esencial abstenerse del alcohol en una etapa en que preservar las neuronas resulta crucial», afirma. En este sentido, el cerebro pierde tolerancia y capacidad de reparación. También comenta que el sistema nervioso se vuelve más vulnerable al estrés oxidativo, los procesos de regeneración neuronal se ralentizan y el equilibrio entre neurotransmisores se altera con mayor facilidad. “Todo esto convierte a una simple cerveza en un factor potencial de daño para el cerebro envejecido, incluso en dosis pequeñas”, indica el neurólogo.

A qué edad debemos dejar de beber cerveza

El Dr. Restak y las principales instituciones médicas coinciden que, a partir de los 65 años, lo ideal es reducir progresivamente el consumo de alcohol para eliminarlo por completo hacia los 70. Esta decisión no solo protege el hígado y el corazón, sino que también preserva la función cognitiva y la salud cerebral.

Para el profesional, abandonar el alcohol no significa renunciar al placer o la socialización, sino adaptar los hábitos al ciclo vital. «En su lugar, se recomienda optar por bebidas sin alcohol, mantener una hidratación adecuada y priorizar una dieta rica en antioxidantes y omega 3, ambos aliados del cerebro envejecido», afirma.

¿Cuáles son los cambios metabólicos a partir de los 65 años?

El centro de rehabilitación Nirvana Recovery señala que el metabolismo del alcohol cambia significativamente con la edad. «La función hepática disminuye de forma natural, lo que afecta la producción de alcohol deshidrogenasa, la enzima encargada de descomponer el etanol», explican las autoridades.

Como resultado, el alcohol permanece más tiempo en el torrente sanguíneo y produce efectos más intensos y duraderos, incluso con un consumo moderado. También advierten que se suma la pérdida de masa muscular y agua corporal que acompaña al envejecimiento.

Los referentes de Nirvana Recovery comentan que el alcohol, al distribuirse en menos volumen de agua, alcanza concentraciones más altas en sangre. Así, una sola copa que antes parecía inofensiva puede elevar fácilmente la concentración de alcohol en sangre y causar mareos, desorientación o fatiga.

«La tolerancia deja de ser un signo de costumbre y se convierte en un indicador fisiológico. Por lo tanto, el cuerpo simplemente ya no puede procesar el alcohol con la misma eficiencia», sostienen.

La mayor sensibilidad y una menor tolerancia: edad para dejar de beber cerveza

En la vejez, incluso una cantidad moderada de alcohol puede provocar intoxicación por una mayor sensibilidad debido a los cambios metabólicos como a las alteraciones en la química cerebral.

«La sensación de embriaguez aparece con mayor rapidez y puede venir acompañada de desorientación, somnolencia o dificultades de equilibrio. Estas reacciones no son triviales: aumentan el riesgo de caídas, fracturas y accidentes domésticos», menciona Restak.

Además, asegura que beber cerveza de manera reiterada, aunque leve, puede afectar a la coordinación motora, con consecuencias más serias que en la juventud. La recomendación médica es que, a medida que se envejece, la cantidad segura de alcohol tiende a cero.

¿Cuáles son los riesgos de enfermedades crónicas?

El consumo de alcohol, incluso en pequeñas dosis, puede agravar enfermedades crónicas que son más frecuentes en la vejez. Según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), el alcohol puede elevar la presión arterial, interferir con los niveles de glucosa en sangre y sobrecargar el hígado.

«Hay riesgos añadidos para quienes padecen hipertensión, diabetes o enfermedades cardíacas. El alcohol también puede contribuir al desarrollo de hígado graso y aumentar la probabilidad de insuficiencia cardíaca o accidente cerebrovascular», mencionan. Por eso, los adultos mayores con afecciones preexistentes deben evitar el alcohol o reducirlo al mínimo.

Efectos neurológicos y cognitivos de beber cerveza

El alcohol afecta de manera directa al cerebro envejecido. Los adultos mayores son más vulnerables al deterioro cognitivo, como la pérdida de memoria, la confusión o la lentitud mental.

 

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