Contenido
- 0.1 Adiós al sarro: el truco casero para que tus dientes queden como nuevos
- 0.2 Qué significa que una persona compruebe varias veces si ha cerrado la puerta, según los psicólogos
- 0.3 El ejercicio puede ayudar al cerebro a combatir la diabetes, según un estudio
- 1 ¿Por qué 20 minutos es el tiempo ideal para una siesta?
La siesta es una práctica que ha sido valorada en diversas culturas a lo largo de la historia. Desde los países mediterráneos hasta las culturas asiáticas, este breve descanso diurno ha sido considerado una herramienta esencial para recargar energía y mejorar el rendimiento. Sin embargo, en los últimos años, la ciencia ha comenzado a investigar cuál es el tiempo exacto que debe durar una siesta para aprovechar al máximo sus beneficios. Según estudios recientes, una siesta de 20 minutos es ideal para desconectar, reducir el estrés y consolidar memorias recientes, como señala un artículo publicado por los expertos de la Policlínica Gipuzkoa. Este breve período de descanso permite a las personas despertarse sintiéndose renovadas, sin caer en la inercia del sueño profundo, que puede generar somnolencia y malestar al despertar.
Por otro lado, siestas más largas, de entre 60 y 90 minutos, pueden ser beneficiosas para aquellos que buscan mejorar la creatividad o procesar emociones complejas. Durante este tiempo, el cuerpo entra en la fase REM (movimiento ocular rápido), que está asociada con el sueño profundo y la consolidación de la memoria a largo plazo. Sin embargo, este tipo más largo no son recomendables para todos, ya que pueden interferir con el sueño nocturno, especialmente si se realizan tarde. Por ello, hay que conocer qué dice la ciencia sobre la duración de la siesta debe adaptarse a las necesidades individuales y al estilo de vida de cada persona. En este sentido, la ciencia ha demostrado que no existe una regla única, pero sí hay recomendaciones generales que pueden ayudar a optimizar este hábito.
¿Por qué 20 minutos es el tiempo ideal para una siesta?
La recomendación de una siesta de 20 minutos no es arbitraria. Este período de tiempo permite al cuerpo entrar en las primeras etapas del sueño, conocidas como sueño ligero, sin alcanzar las fases más profundas. Durante este tiempo, el cerebro tiene la oportunidad de descansar y procesar información reciente, lo que mejora la concentración y la productividad al despertar.
Además, como menciona Policlínica Gipuzkoa, este tipo es ideal para reducir los niveles de estrés, ya que ayuda a disminuir la producción de cortisol, la hormona asociada con el estrés.
Un estudio realizado por la NASA en colaboración con la Universidad de Harvard respalda esta idea. Los investigadores encontraron que los pilotos que hacían siestas de 20 minutos mostraban un aumento del 34% en su rendimiento y un 54% en su estado de alerta. Estos hallazgos sugieren que incluso un breve descanso puede tener un impacto significativo en el funcionamiento cognitivo y emocional.
Beneficios de dormir la siesta corta
Las que se hacen, de entre 10 y 30 minutos, son especialmente beneficiosas para aquellas personas que buscan mejorar su productividad durante el día. Entre los principales beneficios se encuentran:
- Mejora de la concentración: si es breve permite al cerebro resetearse, lo que facilita la resolución de problemas y la toma de decisiones.
- Reducción del estrés: al disminuir los niveles de cortisol, las siestas cortas ayudan a mantener un estado de ánimo equilibrado.
- Aumento de la energía: un descanso de 20 minutos es suficiente para combatir la somnolencia diurna y recuperar la vitalidad.
Con este conjunto de beneficios podemos observar que las siestas que no superan los 30 minutos (idealmente de 20 minutos), son mucho más beneficiosas para el organismo y las funciones diarias que las que duran horas.
¿Qué pasa si la siesta es demasiado larga?
Aunque las largas pueden ser tentadoras, especialmente después de una noche de sueño insuficiente, es importante tener en cuenta sus posibles efectos negativos.
Pues en general aquellas que duran más de 30 minutos pueden llevar al cuerpo a entrar en sueño profundo, lo que dificulta despertarse sintiéndose renovado. Este fenómeno, conocido como inercia del sueño, puede causar sensación de desorientación y fatiga.
Además, las siestas largas pueden interferir con el ciclo natural del sueño, especialmente si las realizas tarde. Según un informe del National Institute of Health (NIH), alterar los patrones de sueño puede tener consecuencias negativas para la salud a largo plazo, incluyendo un mayor riesgo de desarrollar trastornos del sueño como el insomnio.
Adaptarla a tus necesidades
En general, la duración ideal de una siesta depende de los objetivos y las circunstancias individuales. Para la mayoría de las personas, una siesta de 20 minutos es la opción más efectiva, ya que proporciona los beneficios del descanso sin los efectos negativos del sueño profundo. Sin embargo, aquellos que buscan mejorar la creatividad o procesar emociones pueden optar por siestas más largas, siempre y cuando sean en el momento adecuado del día.
Como siempre, es importante escuchar a tu cuerpo y ajustar tus hábitos de sueño según tus necesidades. La ciencia respalda los beneficios de la siesta, pero la clave está en encontrar el equilibrio adecuado para maximizar sus efectos positivos.