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Las familias, durante décadas, han elegido los jarabes para la tos y el resfriado como productos de uso común en los hogares para tratar diferentes molestias en los niños. Sin embargo, es importante que conozcan todos los detalles sobre estos medicamentos, los riesgos y consecuencias que pueden producir. En este sentido, los padres se ven motivados por el deseo de aliviar rápidamente los síntomas de sus hijos y acuden a farmacias para adquirirlos e intentar aliviar los dolores y facilitar el descanso. Sin embargo, hay profesionales de la salud que se respaldan en estudios científicos para cuestionar la eficacia y la seguridad de estos productos en el ámbito pediátrico.
Hay alertas por parte del Centro Nacional de Intoxicaciones de Estados Unidos que registró ocho muertes por infecciones accidentales relacionadas con estos medicamentos entre los años 2000 y 2019 en niños menores de ocho años. Se trata de casos prevenibles y relacionados con productos que no fueron confirmados seguros y eficientes. Si bien se trata de medicamentos de amplia comercialización, el beneficio terapéutico es escaso y no justifica los riesgos. Por lo tanto, muchas agencias sanitarias desaconsejen su uso, especialmente en menores de doce años. Según la doctora Rose Cairns de la Universidad de Sídney, los jarabes para la tos contienen diferentes ingredientes activos según la función que se les atribuye: supresores de la tos, expectorantes, mucolíticos, descongestionantes y antihistamínicos sedantes. Los efectos producidos por estos últimos son preocupantes porque pueden inducir somnolencia, pero también se han asociado con efectos adversos graves como agitación, hiperactividad, depresión respiratoria e incluso muertes.
Los riesgos elevados y la dudosa eficacia de los jarabes para niños
La pediatra Lucía Galán Bertrand advierte en su cuenta de TikTok que ni los mucolíticos, antitusígenos ni anticongestivos han demostrado eficacia suficiente para recomendar su uso en niños.
«Los jarabes no figuran en ninguna guía de práctica clínica y su utilización, lejos de ser inofensiva, puede tener consecuencias graves», dice Galán Bertrand. A su vez, menciona que la situación se complica aún más con la falta de estudios clínicos profesionales que avalen la seguridad y la eficacia de estos fármacos en la población pediátrica.
Según Rose Cairns, los efectos adversos no son frecuentes, pero pueden ser severos como la psicosis hasta reacciones de excitabilidad extrema. «El riesgo de sobredosis es alto, especialmente cuando se utilizan utensilios de medición incorrectos, como cucharas de cocina, o cuando los padres administran más dosis pensando que más cantidad de jarabe es mejor», afirma.
¿Cuáles son los efectos secundarios?
Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) registran una amplia gama de efectos secundarios asociados a los diferentes tipos de fármacos contenidos en los jarabes infantiles.
En el caso de los descongestionantes pueden causar taquicardia, hipertensión, insomnio, convulsiones y alucinaciones. Los antitusivos, por su parte, pueden inducir somnolencia, estreñimiento, depresión respiratoria e incluso apnea.
«Los antihistamínicos presentan riesgos de depresión del sistema nervioso central, visión borrosa y arritmias. Aunque los expectorantes suelen ser mejor tolerados, tampoco están exentos de causar náuseas, diarrea o mareos», afirman autoridades de NIH.
¿Cuáles son las recomendaciones de las agencias de salud?
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) recomienda que los medicamentos para la tos y el resfriado de venta libre no deben administrarse a niños menores de dos años. «Desde 2008 los fabricantes indican en las etiquetas que no se utilicen los jarabes en niños menores de 4 años», sostienen desde FDA.
Las autoridades de la institución buscan prevenir efectos secundarios graves y sobredosis accidentales porque muchos de los productos contienen múltiples ingredientes activos que incrementan el riesgo de toxicidad cruzada.
La Clínica Mayo habla de los tratamientos no farmacológicos para aliviar los síntomas del resfriado infantil. Las opciones más destacadas son los humidificadores de vapor frío para facilitar la respiración, la aplicación de soluciones salinas nasales y la succión con pera de goma en niños pequeños.
«Las prácticas que contribuyen a una mejor recuperación sin exponer al niño a sustancias potencialmente peligrosas son mantenerlo bien hidratado, el consumo de líquidos calientes y un descanso adecuado», mencionan los expertos.
El rol de los profesionales de salud para los tratamientos
El doctor Jay Hoecker, de la Clínica Mayo, sostiene que la mayoría de los medicamentos de venta libre para la tos y el resfriado no son eficaces en niños y pueden provocar más daños que beneficios.
El especialista en clínica pediátrica insiste en que muchos productos combinan ingredientes que podrían duplicarse si se administran dos medicamentos distintos a la vez. Por lo tanto, destaca la importancia de seguir estrictamente las indicaciones del pediatra y evitar automedicar a los menores.
El papel del profesional de la salud es fundamental para que los padres consulten cómo administrar cualquier medicamento a sus hijos, incluso aquellos que se pueden adquirir sin receta. «También es importante fomentar la educación sobre la lectura adecuada de etiquetas y la medición precisa de las dosis», dice Hoecker.