Contenido
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- 1 Por qué las personas mayores tienden a sentir más frío que el resto
- 2 Cómo ayudar a los mayores a mantenerse cálidos y cómodos
¿Alguna vez ha notado que las personas mayores suelen tener frío, incluso cuando la temperatura ambiente no es baja? Esta experiencia es común y responde a varios procesos biológicos que cambian con la edad.
Se trata de transformaciones en el organismo que dificultan la regulación de la temperatura corporal. Entender estas causas es fundamental para cuidar adecuadamente a nuestros mayores y mejorar su calidad de vida.
Por qué las personas mayores tienden a sentir más frío que el resto
El principal motivo detrás de esta mayor sensibilidad al frío está relacionado con la forma en que el cuerpo de las personas mayores genera y conserva el calor. Con el paso de los años, el metabolismo se vuelve menos eficiente, lo que implica una reducción en la producción interna de calor.
De acuerdo con los expertos de Hedasa, esta disminución se debe, en parte, a cambios en el sistema inmunológico, como la reducción de ciertas células responsables de mantener el calor corporal, particularmente las células linfoides inmunes del tipo ILC2 presentes en la grasa subcutánea.
Además, la circulación sanguínea se vuelve menos efectiva con la edad, lo que significa que la sangre no fluye con la misma facilidad hacia las extremidades, donde es más común sentir frío, como las manos y los pies. Este problema circulatorio dificulta que el calor se distribuya de manera homogénea, intensificando la sensación de frío en varias partes del cuerpo.
Otra variable a tener en cuenta es el envejecimiento de la piel, que se vuelve más delgada y seca. Esto afecta los receptores cutáneos encargados de detectar las variaciones de temperatura. Por ejemplo, una persona mayor puede tardar más en notar el calor dentro de una casa después de haber estado en la calle, mientras que un joven lo percibe casi de inmediato.
Por otra parte, ciertas enfermedades frecuentes en la tercera edad también agravan la percepción de frío. Patologías como la diabetes, la artritis o el Parkinson pueden hacer que quienes las padecen sean más vulnerables a las bajas temperaturas y, por tanto, necesiten cuidados especiales en ese sentido.
Cómo ayudar a los mayores a mantenerse cálidos y cómodos
Teniendo en cuenta estas causas, es posible implementar varias estrategias para garantizar que las personas mayores se sientan a gusto y protegidas del frío. Éstas son algunas de las más destacadas:
- Alimentación e hidratación adecuadas: una dieta balanceada fortalece el metabolismo y mejora la circulación. Beber líquidos calientes, como infusiones, puede ser un gran aliado en días fríos.
- Ambiente cálido y confortable: mantener la vivienda a una temperatura estable y usar ropa térmica o de fibras naturales que retengan el calor contribuye significativamente al bienestar.
- Ropa adecuada para salir al exterior: es fundamental proteger manos y pies con guantes y calcetines especiales en invierno que mantengan el calor y permitan la transpiración.
- Actividad física moderada: estimular el movimiento diario, adaptado a las capacidades individuales, ayuda a mejorar la circulación sanguínea y la producción de calor corporal.
- Ventilación controlada: renovar el aire de la casa durante cortos periodos al mediodía, preferiblemente cuando la persona mayor no esté en la habitación, permite mantener un ambiente saludable sin exponerlos al frío.
Conocer por qué las personas mayores sienten más frío nos permite brindarles un entorno más cálido y seguro.