9 ejercicios para fortalecer la inmunidad si te enfermas cada invierno

Se acerca la temporada de frío, por no decir que ya estamos metidos de lleno y aunque los inviernos parecen todos iguales, lo cierto es que podemos marcar la diferencia si sabemos como cuidarnos. Y no nos referimos sólo a abrigarnos cuando aparece un poco de aire frío o notamos un picor en la garganta sino a cuidarnos en profundidad y aplicando también el buen hábito del deporte. Y es que aunque el frío invita a quedarse quieto, a moverse menos y a que el cuerpo funcione un poco a medio gas, lo cierto es que hacer lo contrario es del todo necesario. Al final entre calefacciones, cambios de temperatura y días más cortos, es normal sentirse más apático pero tenemos que hacer un sobreesfuerzo si queremos fortalecer la inmunidad.

Y es que más allá de vitaminas y tés calientes, el movimiento marca una diferencia enorme. No hablamos de rutinas complicadas ni de machacarse en un gimnasio. Nada de eso. Tan sólo mover el cuerpo un poco más, lo justo para activar la circulación y que la respiración se vuelva más amplia. A veces son 5 minutos, otras 10. Lo importante es poner al cuerpo en modo invierno activo.

Ejercicios para reforzar la inmunidad

Si cada año caes en los mismos resfriados, quizá esta vez puedas probar con algo distinto: ejercicios sencillos, de esos que no intimidan y que puedes hacer en cualquier momento. Aquí tienes nueve que funcionan muy bien como punto de partida.

1. Caminar a paso ligero

Algo tan básico como caminar rápido ya pone al cuerpo a trabajar mejor.
Lo notas enseguida en la temperatura, en la respiración y en cómo se “despiertan” las piernas.

Cómo hacerlo:

• Camina normal un par de minutos.
• Luego sube el ritmo un poco más, como si tuvieses prisa, pero sin correr.
• Deja que los brazos se muevan con naturalidad.
• Mantén el paso entre 20 y 30 minutos.

2. Saltos de tijera

Sirven para activar el cuerpo en segundos. Calientan, mueven todo y ayudan a que el organismo circule mejor, que en invierno cuesta más.

Paso a paso:

• Junta pies y brazos a los lados.
• Salta abriendo piernas y levantando los brazos.
• Vuelve al inicio.
• Hazlo entre 20 y 30 segundos.

3. Sentadillas con peso corporal

No necesitas peso, ni barra, ni nada. Solo bajar y subir con control.
Activa grandes músculos y eso ya impulsa el metabolismo.

Cómo hacerlas:

• Pies al ancho de los hombros.
• Caderas hacia atrás, como si fueras a sentarte.
• Baja sin forzar.
• Sube con calma.

4. Estiramiento gato-vaca

Perfecto para quitar la rigidez de la espalda, tan típica de los meses fríos.

Así se hace:

• Ponte a cuatro apoyos.
• Arquea la espalda al inhalar.
• Redondea la columna al exhalar.
• Repite 8 o 10 veces.

5. Perro boca abajo

Un estiramiento que oxigena, alarga y despeja. La sensación después es muy agradable.

Cómo practicarlo:

• Empieza en posición de mesa.
• Sube las caderas hacia arriba.
• Estira piernas sin forzar.
• Respira de 5 a 7 ciclos.

6. Estocada baja

Ideal para abrir la cadera y mejorar la postura, algo que ayuda a respirar mejor.

Paso a paso:

• Da un paso amplio hacia delante.
• Baja la rodilla trasera.
• Alarga el torso.
• Mantén 20 o 30 segundos y cambia.

7. Plancha

Un ejercicio sencillo, pero muy eficaz para activar el core y estabilizar todo el cuerpo.

Cómo mantenerla:

• Colócate como si fueras a hacer una flexión.
• Alinea hombros y muñecas.
• Aprieta abdomen.
• Mantén entre 20 y 40 segundos.

8. Giros de hombros

Los hombros se tensan mucho cuando hace frío. Este movimiento los libera.

Cómo hacerlo:

• Ponte recto, sentado o de pie.
• Sube los hombros y haz círculos hacia atrás.
• Repite 8 o 10 veces.
• Cambia hacia delante.

9. Respiración profunda

Una respiración lenta ayuda a bajar estrés y a oxigenar mejor, dos cosas que influyen directamente en el sistema inmunitario.

Cómo practicarla:

• Siéntate con la espalda recta.
• Inhala por la nariz despacio.
• Mantén un par de segundos.
• Exhala por la boca.
• Repite 8 o 10 veces.

Al final, lo que más cuesta del invierno no es el frío en sí, sino la sensación de que el cuerpo va un poco más lento y todo pesa un poco más. Por eso estos ejercicios funcionan tan bien: no requieren disciplina extrema, ni horarios rígidos, ni una planificación complicada. Son movimientos sencillos que cualquiera puede incorporar a su día sin necesidad de pensarlo demasiado. Unos minutos por la mañana, otro ratito por la tarde, o incluso durante un descanso del trabajo. Lo importante es que el cuerpo no se quede quieto más de la cuenta.

Además, cuando empezamos a movernos con un poco más de constancia, suele pasar algo curioso: dormimos mejor, respiramos con más amplitud y sentimos ese punto extra de energía que antes parecía imposible. Y, aunque no podamos evitar todos los resfriados del invierno, sí podemos llegar a ellos con un organismo menos tenso y más preparado. No se trata de volverse atleta, sino de darle al cuerpo lo que necesita para funcionar mejor. Cada pequeña acción cuenta, y estos ejercicios son una manera fácil de empezar. ¿Lo mejor? Que puedes ponerlos en práctica hoy mismo.