Contenido
- 0.1 Soy psicólogo y si ves a tu hijo andando con tus zapatos, va por el buen camino: «No sólo está jugando, está…»
- 0.2 Más allá del ‘mindfulness’: el ejercicio de relajación que recomiendan los expertos a los mayores de 65 años
- 0.3 Si te han pasado algunas de estas 7 cosas tienes más inteligencia emocional que la media, según la psicología
- 1 La terapia en psicólogos: un espacio para crecer desde dentro
La salud mental es clave para el bienestar integral. En este sentido, acudir a terapia resulta necesario para controlar nuestras sensaciones, dificultades y problemas. Esto también incluye a los psicólogos, quienes muchas veces necesitan otra perspectiva, nuevas formas de ver las cosas y herramientas para poder usar en momentos difíciles. El psicólogo Ángel Rull señala que ir a terapia no es solo hablar, sino comenzar a comprenderse, dejar de cargar solo con lo que duele y reconocer que uno merece vivir con más calma, más verdad y menos culpa. «Ir a terapia me enseñó que no todo el mundo llega para quedarse, pero que incluso así las personas pueden dejar cosas hermosas en tu camino», describe Rull.
A su vez, el profesional destaca que no hay dinero ni trabajo que compensen la falta de salud mental, que lo que uno calla, el cuerpo lo grita, y que echar de menos a alguien no significa necesariamente querer que vuelva. «En definitiva, sanar empieza por ver las heridas y reconocerlas, por aprender a mantener los límites que tanto cuesta poner», menciona. Además, la terapia no solo tiene sentido para quien busca resolver un problema puntual o superar un duelo, sino también para quienes se dedican profesionalmente a escuchar y acompañar a otros. En el caso de los psicólogos, desde Lado terapéutico mencionan que acudir a consulta representa una oportunidad para reforzar su propio bienestar emocional y mantener su equilibrio personal. Al igual que un médico necesita de otro para obtener un diagnóstico fiable, un psicólogo requiere la guía de un colega de profesión para fortalecerse y seguir creciendo. «La terapia entre profesionales se convierte en un espacio seguro para observar el proceso terapéutico desde una mirada más elevada, aprender a gestionar la propia carga emocional y renovar las herramientas necesarias para ayudar mejor a los demás», sostienen.
La terapia en psicólogos: un espacio para crecer desde dentro
La psicología implica una exposición constante a las emociones humanas como la tristeza, el miedo, la frustración y la pérdida. En consecuencia, un psicólogo necesita mantener un mínimo de bienestar para ejercer de manera efectiva.
Como recuerda Rull, los profesionales de la salud mental también son seres humanos, con sus propios problemas, duelos y crisis. «Acudir a terapia no es un signo de debilidad, sino una muestra de responsabilidad profesional. Solo un psicólogo que tiene equilibrio mental puede ofrecer acompañamiento real a sus pacientes», afirma.
Empatizar mejor con los pacientes
La experiencia de estar al otro lado del escritorio transforma la forma de entender la terapia. En este sentido, un profesional que ha sido paciente comprende con mayor profundidad lo que significa abrirse, exponerse y confiar.
Así, desarrolla una empatía más auténtica con quienes atiende, y puede anticipar reacciones o miedos con mayor sensibilidad. «Saber cómo se siente ser escuchado ayuda a escuchar mejor; entender lo que cuesta mostrarse vulnerable facilita crear entornos de seguridad emocional para los demás”, aseguran miembros de “Lado terapéutico”.
Reducir la fatiga por compasión
El contacto diario de los psicólogos con el sufrimiento ajeno tiene un impacto inevitable en su salud mental. El fenómeno, conocido como fatiga por compasión, aparece cuando la empatía se convierte en una carga.
Por lo tanto, cuantos más pacientes se atienden y más intensa es la implicación emocional, mayor es el riesgo de agotamiento. Por eso, es fundamental disponer de un espacio personal donde procesar las propias emociones y recibir orientación. En terapia, el psicólogo puede reconocer su desgaste, resignificar su labor y cuidar de sí mismo tanto como cuida de los demás.
Complementar la formación profesional
La teoría psicológica cobra un nuevo sentido cuando se experimenta desde la vivencia del paciente. Para Rull, la teoría sin práctica no sirve de nada. «Estar en terapia permite comprender los matices del proceso, cómo se aplican las técnicas, qué se siente ante determinados ejercicios y cómo reacciona la mente frente al cambio», afirma.
A su vez, destaca que esta experiencia amplía la capacidad del profesional para adaptar sus métodos, interpretar las resistencias y conectar las herramientas teóricas con las realidades humanas que se presentan en consulta.
Aumentar el autocuidado
Existe la creencia de que los psicólogos pueden aplicarse sus propias técnicas, pero en la práctica no es posible. Los profesionales de Lado terapéutico comentan que las emociones y los conflictos personales no se disuelven por conocer su origen.
«Al igual que cualquier otra persona, los profesionales de la psicología también atraviesan crisis, pérdidas o momentos de vulnerabilidad. La terapia se convierte, entonces, en una forma esencial de autocuidado», afirman. A través de ella, el psicólogo permite trabajar sus propios procesos, mantener su equilibrio mental y prevenir el desgaste que conlleva acompañar el dolor ajeno.
Enfrentarse mejor a los dilemas éticos
Un terapeuta que realiza su propio proceso de análisis adquiere herramientas para reflexionar sobre sus decisiones, comprender las emociones que surgen de su práctica y actuar con mayor claridad.






