Contenido
- 0.1 Los 5 rasgos que tienen todas las personas que dejan la ropa tirada en la silla, según los psicólogos
- 0.2 Esto es lo que dice la psicología de las personas que siempre dejan el carro de la compra en su sitio
- 0.3 Las personas que cambian a menudo la decoración de su casa tienen estos rasgos de personalidad, según la psicología
- 1 Qué son realmente las altas capacidades o que un niño sea superdotado
Las altas capacidades en la infancia han sido tradicionalmente rodeadas de mitos. Durante años, se ha pensado que un niño podría ser superdotado es simplemente quien saca buenas notas o demuestra un rendimiento académico excepcional. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. Las altas capacidades no son solo inteligencia elevada, sino una forma diferente de percibir, procesar y relacionarse con el mundo. Comprender estas diferencias es esencial para ofrecer a estos niños el acompañamiento adecuado y evitar que su potencial se convierta en fuente de frustración, aislamiento o sufrimiento emocional.
Cada vez más profesionales de la psicología y la educación insisten en la importancia de identificar las señales de altas capacidades o de que sea superdotado desde edades tempranas. Esto no significa etiquetar o presionar, sino entender mejor las necesidades reales de cada niño. El psicólogo y escritor Alberto Soler ha contribuido a divulgar esta mirada a través de redes sociales, explicando de forma clara cómo muchas de estas características aparecen incluso antes de que exista un diagnóstico formal. Sus aportaciones ayudan a las familias a entender que ciertos comportamientos, lejos de ser “raros” o “problemáticos”, pueden ser indicadores de un desarrollo cognitivo avanzado que requiere una atención específica y sensible.
Qué son realmente las altas capacidades o que un niño sea superdotado
Según el Instituto Davidson, ser superdotado es una condición cerebral que genera un mundo más neuro diverso. “Es una diferencia neurológica en donde las personas con superdotación profunda experimentan un desarrollo intelectual, académico y socioemocional distinto al de las personas neurotípicas”, afirman.
Las altas capacidades engloban un conjunto de características cognitivas, emocionales y conductuales que hacen que el niño procese la información de forma más rápida, profunda y compleja que la media. No se trata solo de saber más, sino de pensar de otra manera. Estos niños suelen establecer conexiones sorprendentes, tener una sensibilidad emocional intensa y una curiosidad difícil de saciar.
Organismos como la UNESCO han subrayado la importancia de reconocer la diversidad de perfiles dentro de las altas capacidades, señalando que no existe un único “modelo” de superdotación, sino múltiples formas de talento que deben ser comprendidas y atendidas desde la educación inclusiva.
Señales tempranas entre los 0 y los 2 años
Según divulgaciones basadas en manuales internacionales sobre si es superdotado, los primeros indicios pueden aparecer mucho antes de que el niño empiece la escuela. En esta etapa, algunos bebés muestran un estado de alerta inusual, con una atención sostenida hacia su entorno. Suelen dormir mal, presentan con frecuencia cólicos intensos y parecen especialmente sensibles a los estímulos. Algo que parece realmente inusual o que lejos de ser bueno, marea y preocupa a los padres.
Otro aspecto destacado es el desarrollo motor precoz. Muchos de estos niños comienzan a gatear o a caminar antes de los doce meses. Además, su comprensión del lenguaje puede ser sorprendentemente temprana, con intentos de comunicación más complejos que los esperables para su edad.
Características entre los 2 y los 4 años
Entre los dos y los tres años, algunos niños superdotados pueden aprender a leer o escribir de manera prácticamente autodidacta, sin una enseñanza formal sistemática. Su vocabulario se amplía de forma notable, utilizando palabras poco habituales para su edad y construyendo frases complejas.
Entre los tres y cuatro años destaca una imaginación exuberante. Es frecuente la aparición de amigos imaginarios muy elaborados, así como juegos simbólicos complejos. La creatividad se manifiesta en historias, dibujos y preguntas que revelan un pensamiento abstracto temprano. La curiosidad es intensa y constante: quieren saber el porqué de todo, sin conformarse con respuestas simples.
De los 4 a los 6 años: preguntas que van más allá
En esta etapa aparecen preguntas que sorprenden incluso a los adultos: el sentido de la vida, la muerte, el paso del tiempo o el origen del universo. Estas cuestiones no son simples repeticiones, sino inquietudes reales que reflejan una capacidad de reflexión profunda.
A nivel emocional, pueden mostrar una sensibilidad elevada. Perciben con intensidad las injusticias, los conflictos y las emociones de los demás. Esta hipersensibilidad, si no se comprende, puede llevar a que se les etiquete erróneamente como “demasiado intensos” o “dramáticos”, o bien muy sensibles sin más, cuando en realidad están procesando el mundo con gran profundidad.
Entre los 6 y los 9 años: el reto escolar del superdotado
En el entorno escolar, las altas capacidades pueden pasar desapercibidas o confundirse con problemas de conducta o falta de atención. Muchos de estos niños se aburren con tareas repetitivas y necesitan estímulos intelectuales más complejos. Realizan preguntas constantes, a veces consideradas “provocativas”, pero que en realidad reflejan su deseo verdadero de comprender.
Pueden parecer niños distraídos, cuando en realidad están procesando la información a gran velocidad. Saltan etapas en el aprendizaje, muestran perfeccionismo extremo y una fuerte autoexigencia. Pueden ser superdotados, pero también tener un retraso en el aprendizaje, por lo que es mejor valorar.
Paradójicamente, también es frecuente que prefieran expresar sus ideas de forma oral antes que escrita, ya que su pensamiento va más rápido que su capacidad de plasmarlo en papel.
La importancia de una identificación adecuada
Detectar correctamente las altas capacidades o que un niño sea superdotado no busca crear etiquetas rígidas, sino evitar problemas emocionales y de adaptación. Cuando estas características no se comprenden, pueden aparecer baja autoestima, ansiedad, sensación de soledad o rechazo hacia la escuela.
Aunque existen patrones comunes, no todos los niños con altas capacidades se comportan igual. Cada perfil es distinto, con fortalezas y también con vulnerabilidades específicas. Por eso, el acompañamiento profesional y familiar es clave. Comprender, validar y apoyar es mucho más importante que exigir o presionar.
Las altas capacidades no son un privilegio automático ni una garantía de éxito. Son una forma diferente de estar en el mundo que, cuando se reconoce a tiempo, puede convertirse en una fuente de bienestar, creatividad y desarrollo pleno, tanto para el niño como para su entorno.
Así los hábitos de los niños superdotados muestran actitudes de creatividad, reflexión, madurez, sensibilidad y empatía con las circunstancias que atraviesan otras personas. Se trata de individuos místicos, con alto potencial para la comunicación escrita, emocionales, sensibles y racionales.








