Ni jugar al ajedrez ni leer: el ejercicio que ejercita la memoria a partir de los 65 años

Ni jugar al ajedrez ni leer: el ejercicio que ejercita la memoria a partir de los 65 años

A veces en las cosas sencillas obtenemos muchos beneficios. Hay un ejercicio que ejercita la memoria. Es la práctica de la escritura a mano, que se convierte en una excelente actividad cognitiva, sensorial y emocional que estimula diferentes áreas del cerebro. En el caso de los adultos mayores, este hábito adquiere un sentido más significativo, ya que puede contribuir de manera considerable en el mantenimiento de la memoria y de la agilidad mental. Según el Centro Neurológico Antonio Alayón, recuperar la costumbre de redactar de forma manual ayuda a conservar la destreza motora, mantener el cerebro activo y combatir el deterioro cognitivo. De esta manera, conseguimos un retraso en la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.

Además del valor para el cuidado de la memoria, escribir a mano permite generar una conexión única entre mente y cuerpo. En este sentido, cada trazo requiere coordinación motora fina, concentración y elaboración de ideas. «Estos procesos activan diversas zonas cerebrales asociadas al pensamiento complejo y a la plasticidad neuronal», mencionan los profesionales del centro. A su vez, subrayan que actividades tan simples como copiar un párrafo o realizar un dictado estimulan funciones auditivas, visuales y emocionales. «Este tipo de ejercicio no solo entrena la memoria, sino que también fortalece el lenguaje, una de las capacidades que más se alteran con el avance de la demencia», comentan.

El ejercicio que ejercita la memoria

Numerosos especialistas describen que la escritura manual puede considerarse una herramienta terapéutica no farmacológica. Desde los Institutos Nacionales de Salud (NIH), mencionan que las intervenciones basadas en la escritura, como la caligrafía o la redacción de diarios personales, mejoran la memoria, la atención y las funciones ejecutivas.

«Son ejercicios que actúan como una forma de rehabilitación cognitiva, emocional y social, especialmente en personas con deterioro cognitivo leve o demencia inicial. Escribir a mano favorece la identidad personal, el control emocional y la resiliencia cognitiva», destacan.

Las terapias artísticas, como la escritura creativa o la poesía, también aportan beneficios adicionales. Según los NIH, estimulan la cognición mediante la activación del lóbulo temporal, relacionado con el lenguaje y el reconocimiento, y del lóbulo parietal, responsable de la percepción espacial y la motricidad fina.

A su vez, indican que esto refuerza la coordinación mano-cerebro y mantiene la conexión entre las palabras, las emociones y los movimientos. Por lo tanto, escribir no solo es una práctica cultural, sino también una forma eficaz y accesible de cuidar la salud cerebral.

La conexión entre el cuerpo y el cerebro: el ejercicio que ejercita la memoria

La escritura manual integra los sistemas motor, visual y conceptual de una manera que las pantallas no logran reproducir. Para los expertos de Scientific American, al dibujar una letra o escribir una palabra, se activa una red neuronal compleja que combina la comprensión perceptiva con la acción motora.

«Este proceso genera una retroalimentación en el sistema visual que refuerza la memoria y consolida el aprendizaje. En otras palabras, escribir a mano no solo ayuda a recordar lo que se escribe, sino también a comprenderlo mejor», afirman.

En ese sentido, la integración entre cuerpo y mente explica por qué los adultos mayores que practican actividades manuales como la escritura, el dibujo o la caligrafía, mantienen una mayor agilidad mental.

Para la Universidad de Vanderbilt, las actividades que implican destreza manual estimulan las interacciones entre los hemisferios cerebrales, lo que puede traducirse en una mejora de la memoria autobiográfica.

«Este tipo de memoria, que guarda recuerdos personales y experiencias del pasado, es esencial para conservar la identidad y la conexión emocional con uno mismo», sostienen.

¿Qué ejercicios de escritura mantienen la mente activa?

Es importante mencionar que fomentar la escritura manual en personas mayores no requiere grandes esfuerzos, sino constancia y creatividad. La Fundación Atilano Sánchez Sánchez recomienda comenzar con ejercicios sencillos que integren la vida cotidiana, como hacer listas de la compra, escribir una agenda diaria o registrar las tareas realizadas a lo largo del día.

Se trata de acciones que fortalecen la memoria ejecutiva y la orientación espacio-temporal, dos áreas que suelen deteriorarse con la edad. «También se pueden practicar dictados, copiar fragmentos de libros o escribir cartas a familiares», sugieren. Además, para quienes ya presentan dificultades cognitivas, es útil etiquetar objetos del hogar con su nombre o función.

A su vez, indican que, en fases más avanzadas de demencia, adaptar la escritura a contenidos significativos como nombres de familiares o letras de canciones puede reactivar recuerdos emocionales profundos y mejorar el bienestar general.

La escritura resulta un acto emocional y terapéutico

Desde los Institutos Nacionales de Salud, indican que estas prácticas fortalecen la autoestima y favorecen la comunicación, incluso en personas con dificultades para expresarse verbalmente.

«El valor terapéutico de la escritura radica en su capacidad de combinar emoción, movimiento y memoria. Cada palabra escrita a mano deja una huella en el cerebro, reforzando conexiones neuronales y manteniendo vivas las capacidades cognitivas», concluyen los expertos.

 

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