Contenido
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- 1 La actividad idónea para relajar a los mayores de 60
Llegar a los 60 años supone abrir una nueva etapa de la vida, con más tiempo para el cuidado personal y, en muchos casos, con la necesidad de encontrar herramientas que aporten bienestar físico y emocional. Entre las múltiples opciones que existen, la musicoterapia se ha consolidado como una de las más accesibles y efectivas para generar calma, reducir el estrés y estimular la memoria. Escuchar música, cantar o incluso tocar un instrumento no es solo un pasatiempo: es una práctica terapéutica con beneficios contrastados que puede mejorar la calidad de vida en la madurez.
La musicoterapia es mucho más que un pasatiempo: es una herramienta de salud que a los 60 años puede ayudar a encontrar calma, estimular la mente y reforzar los vínculos sociales. Además de la sensación de placer inmediato que produce la música, diversos estudios han demostrado que la musicoterapia tiene efectos positivos sobre la salud de las personas mayores, tanto de aquellas que gozan de buena salud como de quienes padecen enfermedades neurodegenerativas. Según la UNIR, la Universidad en online, la música ayuda a mantener la actividad cognitiva, reduce la ansiedad y fomenta la comunicación en casos de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer. Por tanto, más que un entretenimiento, se trata de un recurso terapéutico que conecta con las emociones más profundas, devolviendo tranquilidad y mejorando la autoestima.
La actividad idónea para relajar a los mayores de 60
La musicoterapia es una disciplina que utiliza la música y sus elementos —ritmo, melodía, armonía— para promover cambios positivos en la salud física, emocional y social. No consiste únicamente en escuchar canciones, sino en un proceso guiado por profesionales que diseñan actividades específicas, como cantar, improvisar con instrumentos o seguir patrones rítmicos.
La Federación Mundial de Musicoterapia (WFMT) define esta práctica como un campo de la salud en el que la música se emplea para facilitar la comunicación, el aprendizaje, la movilidad y la expresión personal. Esto cobra especial relevancia en personas mayores, que pueden sentirse limitadas en su autonomía, ya que la música abre un canal de expresión que no siempre depende del lenguaje verbal.
Beneficios emocionales
Uno de los principales aportes de la musicoterapia es la calma emocional. Escuchar melodías suaves o familiares puede disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y favorecer la relajación. Para quienes afrontan los retos de la jubilación, la pérdida de seres queridos o los cambios físicos propios de la edad, la música se convierte en una vía de consuelo y compañía.
Además, cantar en grupo o participar en sesiones de musicoterapia favorece el sentido de pertenencia, algo fundamental para combatir la soledad, que afecta de manera creciente a la población mayor en Europa. Sentirse parte de un conjunto, aunque sea a través de una sencilla canción, aporta serenidad y alegría compartida.
Estimulación cognitiva a los 60
La música también tiene un fuerte impacto en la memoria y en las funciones cognitivas. Canciones conocidas pueden activar recuerdos lejanos, permitiendo a las personas mayores revivir momentos importantes de su vida.
Este fenómeno resulta particularmente valioso en pacientes con Alzheimer, ya que, aunque pierdan la capacidad de recordar nombres o lugares, pueden reconocer melodías y responder emocionalmente a ellas.
La práctica de tocar un instrumento o seguir un ritmo estimula la coordinación motora y la concentración, ayudando a mantener la mente activa. Incluso ejercicios simples, como golpear palmas al compás o seguir una secuencia rítmica, actúan como gimnasia mental y corporal.
Aplicaciones en enfermedades neurodegenerativas
Diversas investigaciones han mostrado que la musicoterapia puede mejorar la calidad de vida de personas con enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o la demencia senil. En el caso del Parkinson, seguir un ritmo musical facilita la movilidad y la coordinación, reduciendo la rigidez muscular. En pacientes con Alzheimer, escuchar canciones familiares ayuda a disminuir la agitación y a fomentar la interacción con cuidadores y familiares.
Más allá de las patologías, la musicoterapia también resulta beneficiosa en personas mayores sanas, ya que contribuye a mantener un estilo de vida activo y lleno de estímulos positivos.
Cómo empezar con la musicoterapia a los 60 años
No es necesario ser músico ni tener conocimientos técnicos para beneficiarse de la musicoterapia. Muchas asociaciones, centros de día y residencias de mayores ofrecen programas guiados por profesionales especializados. Otra alternativa es incorporar la música en la rutina diaria: escuchar playlists relajantes, cantar canciones tradicionales o aprender a tocar un instrumento sencillo, como el ukelele o la percusión básica.
El objetivo es que la música se convierta en un hábito cotidiano, no solo como entretenimiento, sino como herramienta de salud y bienestar a los 60 años. Dedicar unos minutos al día a cantar o escuchar melodías tranquilas puede marcar una gran diferencia en el estado de ánimo y en la vitalidad.
Tanto en personas sanas como en quienes enfrentan enfermedades, la música se revela como un lenguaje universal que despierta emociones, conecta recuerdos y aporta serenidad. Apostar por la música en la madurez es apostar por una vida más plena y consciente.