Las relaciones de pareja atraviesan diferentes cambios y, en los últimos años, los modelos de relación se han modificado y desafían las formas más tradicionales. Así, es habitual escuchar términos como “poliamor” o “relaciones abiertas”. Y hay muchos más. A su vez, dentro de este nuevo panorama se presenta el concepto de toliamor, que busca describir una forma de vínculo basada en la transparencia, la empatía y la libertad afectiva. Se trata de construir la relación a partir de la confianza, la sinceridad y la tolerancia para mostrar que existen alternativas a las formas más clásicas sobre la manera en que entendemos el amor y el compromiso. Descubrimos más sobre este nuevo concepto de amor.
El toliamor surge como una propuesta alternativa frente a la rigidez de los modelos monogámicos y las visiones más cuestionadas del poliamor. En ese sentido, se trata de una filosofía afectiva que defiende la honestidad emocional, el consentimiento mutuo y la comunicación consciente como pilares de cualquier relación. A diferencia de las dinámicas que giran en torno a la exclusividad o la posesión, el toliamor desarrolla aquellas relaciones que están basadas en el respeto y la autonomía, donde cada persona puede conectar con más de un individuo sin jerarquías rígidas. De esa manera, su esencia no radica en la cantidad de relaciones, sino en la calidad del intercambio humano, en la claridad y en la responsabilidad emocional compartida.
Un modelo de relación basado en la transparencia: el toliamor
Desde el punto de vista psicológico, el toliamor puede entenderse como una respuesta a la necesidad contemporánea de autenticidad emocional. En una sociedad donde las relaciones suelen estar mediadas por el miedo al abandono o a la traición, esta filosofía de relaciones propone que la sinceridad sea el punto de partida.
Según la Universidad de Valencia, las personas que practican modelos relacionales basados en la comunicación abierta presentan niveles más altos de bienestar emocional y menor ansiedad vinculada a los celos. Algo que se valor mucho actualmente.
Se trata de un enfoque que busca sustituir el control por la confianza. El término “toliamor” proviene del inglés “tolyamory”, acuñado en foros digitales para diferenciarse del poliamor tradicional.
«Quienes lo practican enfatizan que no se trata de mantener múltiples parejas por deseo o variedad, sino de construir relaciones éticas y consensuadas, donde todas las personas que están relacionadas con ello pueden gozar de pleno conocimiento y aceptación del tipo de vínculo», mencionan los expertos.
A su vez, aseguran que esta dinámica exige una gran madurez emocional, ya que implica gestionar sentimientos como la inseguridad o la comparación desde la empatía y la introspección.
¿Cuál es el papel de la psicología en las nuevas formas de amor?
Desde la psicología contemporánea se analiza cómo estos modelos alternativos, como el toliamor, de relaciones impactan en el bienestar emocional. Así, la Asociación Americana de Psicología (APA) establece que las relaciones no monógamas consensuadas pueden ser igual de estables y saludables que las monógamas, siempre que estén basadas en la comunicación efectiva y en la claridad de límites.
«Desde esta perspectiva, el toliamor no es una tendencia pasajera, sino una manifestación de la evolución emocional colectiva: las personas buscan formas de amar que no reproduzcan dependencias ni desigualdades», comentan.
En este sentido, el toliamor promueve la responsabilidad afectiva, entendida como la capacidad de hacerse cargo de los propios sentimientos y de cómo estos impactan en los demás. Esta noción pone el énfasis en el respeto mutuo, la empatía y la escucha activa.
¿Cuáles son las diferencias de las relaciones tradicionales con el poliamor?
Aunque suele confundirse con el poliamor, el toliamor es distinto. En realidad, tiene matices que lo distinguen. Mientras que el poliamor aboga por mantener múltiples relaciones románticas o sexuales simultáneas con el consentimiento de todos los implicados, el toliamor enfatiza la dimensión ética y emocional del vínculo.
Es decir, no busca multiplicar las experiencias, sino priorizar la honestidad y el crecimiento personal dentro de cualquier tipo de conexión.
Además, la flexibilidad emocional en relaciones no tradicionales fortalece la autoconciencia y la transparencia, promoviendo una mayor satisfacción emocional y menor sensación de culpa.
De esa manera, el toliamor puede ser una vía para cultivar aquellas relaciones más auténticas y equilibradas, siempre que se mantenga un diálogo constante entre las partes.
¿Puede considerarse una relación tóxica?
Para muchos expertos, el toliamor se considera tóxico porque perpetúa patrones de abuso emocional y descuido bajo la apariencia de una relación moderna y abierta. En muchos casos, las personas que se ven atrapadas en este tipo de dinámica experimentan ansiedad, baja autoestima y confusión emocional.
Esto ocurre porque las reglas y los límites no están claramente definidos, lo que genera incertidumbre constante. Además, quienes practican el toliamor suelen emplear tácticas de manipulación para mantener el control, como el gaslighting o la culpa emocional.
Un estudio de la International Association of Relationship Research destaca que la transparencia y el consenso son esenciales para evitar dinámicas perjudiciales en las relaciones no monógamas.
Sin embargo, el toliamor atraviesa determinados desafíos. En principio, requiere una profunda capacidad de autoconocimiento y una comunicación abierta, factores que no siempre resultan sencillos de poder llevar en una relación.
Otra cuestión clave es que todavía perdura cierta presión social por la monogamia, lo que puede generar incomprensión o prejuicios hacia quienes eligen esta forma de amar. Para los profesionales de la APA, el éxito de cualquier modelo relacional depende menos del formato y más de la salud emocional de las personas involucradas.
«La terapia de pareja y los espacios de reflexión grupal pueden ser herramientas valiosas para llegar a tener estos vínculos desde la estabilidad y la autenticidad», sugieren. El toliamor, en definitiva, no propone una receta universal, sino una invitación a repensar el amor desde la honestidad, el respeto y la libertad emocional.
«Más que un tipo de relación, estamos hablando de una actitud ante la vida: reconocer que el afecto no se agota, que puede compartirse sin perder su profundidad, siempre que exista consenso, comunicación y cuidado mutuo», sostienen.