Contenido
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- 1 El cerebro podría generar suficiente electricidad para encender una bombilla: así lo explica la neuropsicóloga
- 2 El papel de la memoria, imaginación y plasticidad
- 3 Las consecuencias que genera el estrés en el cerebro
- 4 Cuidados esenciales para la salud cerebral
El cerebro nunca se apaga. Incluso durante el sueño, este órgano permanece en funcionamiento, regulando funciones vitales y consolidando recuerdos. Aunque muchas de sus capacidades se conocen, otras permanecen como datos poco explorados, que desafían la lógica y la percepción cotidiana.
Desde su actividad eléctrica comparable a un dispositivo tecnológico hasta su capacidad para regenerarse, el cerebro humano continúa siendo un territorio de estudio inagotable. La neuropsicóloga Laura Martín-Romo ha desvelado algunas de estas claves.
El cerebro podría generar suficiente electricidad para encender una bombilla: así lo explica la neuropsicóloga
El cerebro es el centro de control del cuerpo humano. No sólo coordina funciones básicas como el pensamiento, la respiración o el movimiento, sino que también actúa como un generador de energía. En palabras de la neuropsicóloga Laura Martín-Romo, del Hospital Casaverde Extremadura, «tu cerebro puede generar la electricidad suficiente para encender una bombilla».
Este dato se traduce en una potencia cercana a 20 vatios. Una cantidad de energía que se produce a través de miles de impulsos eléctricos transmitidos por las redes neuronales. Cada pensamiento, emoción o movimiento desencadena señales que viajan a una velocidad de hasta 430 km/h, comparable a la de un tren de alta velocidad.
Estas conexiones eléctricas, sin embargo, no descansan. Incluso durante el sueño, el cerebro sigue activo. Algunas zonas, según la especialista, presentan incluso más actividad en los ciclos de sueño profundo que durante la vigilia. Esto permite que, mientras el cuerpo reposa, se consoliden recuerdos y se procesen emociones.
El papel de la memoria, imaginación y plasticidad
El cerebro, lejos de actuar como un disco rígido que reproduce datos almacenados, reconstruye los recuerdos cada vez que se evocan. Martín-Romo señala que recordar es, en parte, un ejercicio de imaginación. Cada evocación modifica ligeramente el recuerdo, lo que explica cómo ciertos hechos pueden percibirse de forma distinta con el paso del tiempo.
Además, el cerebro adulto no es estático. Aunque durante décadas se sostuvo que el número de neuronas era fijo desde el nacimiento, hoy se sabe que puede generar nuevas neuronas incluso en la edad adulta. Esta neurogénesis se favorece cuando se mantiene una vida activa tanto física como mental y socialmente.
Uno de los fenómenos más relevantes en este proceso es la plasticidad neuronal. Según Alejandro Acosta, neurólogo de Casaverde, el sistema nervioso tiene la capacidad de adaptarse a las experiencias. Esta adaptabilidad permite aprender nuevas habilidades, pero también se activa en procesos de recuperación tras daños neurológicos.
“Lo que hacemos en la neurorrehabilitación es apoyarnos en esos mecanismos para conseguir que el paciente mejore”, sostiene Acosta.
La plasticidad incluye la reconfiguración de conexiones neuronales ya existentes y, en menor medida, la aparición de nuevas neuronas en regiones específicas del cerebro.
Las consecuencias que genera el estrés en el cerebro
Uno de los riesgos más documentados para el funcionamiento cerebral es el estrés crónico. Martín-Romo advierte que los niveles altos de estrés sostenido en el tiempo pueden alterar físicamente estructuras como el hipocampo, esencial en los procesos de memoria y aprendizaje.
Estas alteraciones pueden manifestarse en dificultades cognitivas y emocionales. Por ello, gestionar el estrés no es una recomendación superficial, sino un acto concreto de neuroprotección.
En los centros del Grupo Casaverde (con presencia en Extremadura, Castilla y León, Madrid, Murcia y Comunidad Valenciana) se aplica un método de rehabilitación especializado denominado Método Neuro, centrado en maximizar las capacidades del sistema nervioso tras lesiones o enfermedades neurológicas.
Cuidados esenciales para la salud cerebral
La protección del cerebro requiere de una serie de hábitos que contribuyen a preservar su funcionamiento a lo largo del tiempo. Entre las recomendaciones más frecuentes destacan:
- Llevar una alimentación equilibrada y variada.
- Mantener una rutina de ejercicio físico regular.
- Controlar el peso corporal.
- Evitar el consumo de tabaco y alcohol en exceso.
- Gestionar el estrés de manera activa.
- Estimular la mente mediante retos cognitivos, lectura o interacción social.
Estas acciones no sólo previenen enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, epilepsia o los accidentes cerebrovasculares, sino que también inciden en la calidad de vida, permitiendo una vejez más independiente y con mejor rendimiento cognitivo.
La capacidad del cerebro para regenerarse, cuando se le estimula adecuadamente, marca la diferencia en los procesos de recuperación tras un daño. En este contexto y para concluir, también se señala que la salud cerebral es inseparable del bienestar físico, emocional y mental. La atención a este equilibrio resulta clave no sólo para prevenir enfermedades, sino también para asegurar un desempeño profesional y personal más eficiente.