Qué significa tocarse el pelo con frecuencia, según la psicología: no es tan inocente como parece

Qué significa tocarse el pelo con frecuencia, según la psicología: no es tan inocente como parece

Hay diferentes gestos que realizamos las personas de manera espontánea que, desde la psicología, pueden presentar datos esenciales acerca de los estados emocionales y hábitos aprendidos a lo largo de nuestra vida. Uno de los más evidentes es tocarse el pelo con frecuencia. Diferentes especialistas establecen que este comportamiento aparece en contextos diversos como una conversación informal, una situación de estrés o un momento de espera y suele interpretarse erróneamente como una simple manía. Sin embargo, los gestos repetitivos forman parte del lenguaje no verbal y cumplen funciones adaptativas. Por lo tanto, analizar por qué alguien se toca el cabello permite comprender cómo gestiona la ansiedad, la atención y la inseguridad.

Desde la psicología, tocarse el pelo con frecuencia se considera un gesto de auto contacto, es decir, una conducta orientada a regular las propias emociones. Cuando una persona se enfrenta a situaciones de tensión, aburrimiento o sobreestimulación, el cuerpo busca mecanismos automáticos para recuperar equilibrio interno. El cabello se convierte en un recurso habitual para lograr porque es accesible y está socialmente aceptado. En algunos casos, este gesto está vinculado a la ansiedad leve y funciona como una descarga de nerviosismo. En otros, aparece asociado a la concentración, ayudando a mantener la atención. También puede reflejar inseguridad social, especialmente durante interacciones evaluativas. La repetición constante del movimiento suele intensificarse en contextos de incertidumbre, fatiga emocional o presión externa, actuando como una señal del estado psicológico. Este tipo de conductas no siempre indican un problema, pero sí invitan a observar el contexto, la frecuencia y el impacto cotidiano en la vida diaria.

Qué significa tocarse el pelo con frecuencia

El auto contacto incluye gestos como frotarse las manos, tocarse la cara o jugar con el pelo. Desde la psicología conductual, estas acciones ayudan a disminuir la activación fisiológica generada por el estrés.

De esta manera, al tocarse el cabello se estimulan sensaciones táctiles que producen una leve sensación de calma, similar a otros comportamientos de consuelo. Desde la Universidad de las Islas Baleares explican que este tipo de respuestas automáticas aparecen cuando el sistema nervioso busca recuperar estabilidad emocional ante estímulos demandantes.

La ansiedad y el nerviosismo leve

Uno de los significados más comunes de tocarse el pelo con frecuencia es la presencia de ansiedad leve. No se trata necesariamente de un trastorno, sino de una reacción habitual ante situaciones que generan incomodidad, expectativa o presión social.

Entrevistas laborales, exámenes o conversaciones importantes suelen incrementar este gesto. «Al repetirse, el movimiento ayuda a canalizar la tensión acumulada, funcionando como una válvula de escape discreta y socialmente aceptada», mencionan autoridades de la Universidad de las Islas Baleares.

La concentración y la estimulación cognitiva

En algunas personas, tocarse el pelo está relacionado con la concentración. En este sentido, los movimientos repetitivos y rítmicos pueden facilitar la concentración mental, especialmente durante tareas que requieren atención sostenida.

Según el Grupo de Investigación en Neuropsicología de la Universidad de Barcelona, ciertos gestos motores simples ayudan a mantener la activación cerebral en niveles óptimos, favoreciendo la permanencia en la tarea sin distraerse excesivamente.

La inseguridad y el lenguaje no verbal

Desde la perspectiva del lenguaje no verbal, tocarse el pelo puede ser un indicador de inseguridad o timidez. Aparece con mayor frecuencia en contextos sociales donde la persona se siente evaluada o vulnerable. Así, acciones como jugar con mechones, enrollarlos o acomodarlos repetidamente puede expresar necesidad de protección o autoafirmación.

No obstante, los especialistas advierten que ningún gesto debe interpretarse de forma aislada, sino en conjunto con la postura corporal, la expresión facial y el contexto comunicativo.

Las diferencias individuales y su importancia en el aprendizaje

La tendencia a tocarse el pelo también está influida por la personalidad y el aprendizaje. Algunas personas adquieren este hábito en la infancia como forma de tranquilizarse y lo mantienen ya en la edad adulta.

¿Cuándo puede ser una señal de alerta tocarse el pelo con frecuencia?

En casos menos frecuentes, este hábito puede estar relacionado con conductas problemáticas, como la tricotilomanía, un trastorno del control de impulsos.

En estas situaciones, el gesto deja de ser regulador y genera malestar, daño físico o interferencia en la vida diaria. La clave está en la intensidad, la pérdida de control y las consecuencias emocionales asociadas.

Desde Philip Kingsley, la tricóloga Anabel Kingsley explica que a menudo jugamos con nuestro cabello inconscientemente cuando estamos aburridos, absortos en nuestros pensamientos, nerviosos o estresados.

«Arrancarse el cabello puede usarse como mecanismo de afrontamiento y como una forma inicial de aliviar la ansiedad», menciona. Sin embargo, la especialista comenta que tocarnos el cabello puede darnos momentos de alivio inofensivo cuando nos sentimos agotados, pero en un nivel más grave, el estrés puede generar lo que se conoce como conductas repetitivas centradas en el cuerpo (CRCC).

Se trata de hábitos compulsivos que incluyen arrancarse el cabello (tricotilomanía) y mordisquearlo (tricofagia). «En su forma más extrema, la tricotilomanía es una afección debilitante que puede provocar la pérdida permanente del cabello», concluye la experta.

 

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