Según pasan los años, la vida se puede ir volviendo cada vez más monótona. Lo que antes era salir del trabajo para quedar con los colegas, tardear en un bar o hacer planes improvisados, se puede ver sustituido por quedarse en casa, día sí, día también. Y si bien no hay nada que lo solucione del todo, los expertos tienen una propuesta que actúa como un auténtico medicamento emocional.
No se encuentra en la farmacia, no lleva receta, pero los geriatras la siguen recomendando como si fuera una vitamina: todos los días. Que los mayores de 65 mantengan más contacto con sus nietos, pasen tiempo juntos y compartan historias.
Los expertos describen la relación con los nietos como un verdadero medicamento emocional
Los expertos en geriatría indican que los mayores no están sólo para ser cuidados, sino también para ser cuidadores, guías y referentes de sus nietos. Según el doctor Juan Ramón Doménech, geriatra del Centro Médico Quirónsalud Mercado de Colón, muchas personas mayores viven más años y en mejores condiciones, y participan activamente en la vida familiar.
Cuidar a los nietos, jugar con ellos o simplemente estar presentes tiene un impacto directo en la salud física y emocional de los abuelos. Les da estabilidad emocional, les devuelve propósito, mejora su autoestima y les mantiene mentalmente despiertos. Lo confirma también el doctor José María Gómez Reino, del Hospital Quirónsalud Torrevieja: «La relación con los nietos es un auténtico medicamento emocional. Estimula la mente, mejora el ánimo y fortalece el corazón«.
Además, los beneficios también se notan en el cuerpo, pues pasear con los nietos, preparar una merienda juntos o ayudarles con los deberes implica movimiento, coordinación, atención. Es ejercicio funcional sin que lo parezca. Lo llaman «entrenamiento invisible«, y es una forma natural de mantenerse activo sin necesidad de ir al gimnasio ni entrenar por varias horas.
Cómo empezar a relacionarse más con los nietos a los 65 años
Para relacionarse más con los nietos no hace falta tener presión de por medio ni planes extravagantes como ir de excursión cada vez que se ven. A veces, lo sencillo es lo que más conecta. Jugar una partida de cartas, cocinar unas galletas juntos, leer un cuento, ver una película o dar un paseo por el parque pueden convertirse en momentos especiales que dejan huella.
Y si los nietos están lejos, o viven en otra ciudad, eso no es un impedimento. Hoy en día es sencillo hacer una videollamada y leer un cuento a distancia. El cariño sigue presente en esos actos. Compartir fotos, jugar en línea o incluso escribir cartas pueden ser actividades que mantienen el contacto y ayudan a fortalecer los lazos.
Por otro lado, es crucial reconocer que hay ciertas cosas que los abuelos no deberían decir o hacer con sus nietos, por el bien de su educación. Y eso también forma parte del amor familiar. Por ejemplo, frases como «has engordado» pueden parecer inofensivas, pero si el nieto asocia los encuentros con su abuelo a una sensación negativa, es probable que no quiera verle con tanta frecuencia. Y eso, poco a poco, va debilitando la relación.
Lo mejor es que las familias acostumbren a planificar actividades compartidas que sirvan de puente para fortalecer las relaciones, y que no solo den, sino que también reciban.
