Contenido
- 0.1 5 palabras que siempre usan las personas mentirosas según la Inteligencia Artificial
- 0.2 Ni sudokus ni lectura: el mejor ejercicio para que los mayores de 65 eviten el deterioro cognitivo, según los expertos
- 0.3 Los expertos lo confirman: esto es lo que ocurre en tu cuerpo cuando abrazas a alguien durante más de 20 segundos
- 1 Escribir a mano es una actividad que exige más al cerebro
- 2 ¿Por qué escribir a mano es una práctica tan beneficiosa?
En la actualidad, pensar en sacar una agenda y un boli es casi impensable. Todo se escribe en pantallas, en notas del móvil, se programan alarmas o se busca directamente en internet. La escritura a mano va quedando como algo de la era de los dinosaurios. Pero más que un simple avance tecnológico, esto también representa un retroceso cognitivo.
Dejar de escribir a mano podría tener consecuencias concretas en la salud mental, especialmente a partir de los 60. Cada vez más estudios señalan que esta práctica no es un gesto nostálgico, sino una herramienta con impacto directo en el funcionamiento cognitivo.
Y es que el cerebro responde de manera distinta según el medio con el que se escribe. Cuando se usa papel, se activa un circuito mucho más completo y exigente que el que entra en juego al teclear.
Escribir a mano es una actividad que exige más al cerebro
Un estudio publicado en Frontiers in Psychology encontró que los estudiantes que escriben a mano presentan patrones de conectividad cerebral más elaborados que aquellos que utilizan teclados. Esta mayor actividad neuronal es crucial para la formación de la memoria y la codificación de nueva información, lo que favorece el aprendizaje.
La explicación es directa. Para escribir a mano, el cerebro necesita coordinar movimientos precisos, visualizar lo que se escribe y traducir ideas en palabras. Es una especie de circuito de alta demanda que obliga a la mente a ponerse en marcha. Algo así como una gimnasia mental.
El neurólogo Alejandro Andersson lo explicó: “Escribir a mano puede ayudar a mantener la función cognitiva y prevenir un deterioro acelerado. Es comparable con lo que se hace en talleres de memoria”. Es decir, lejos de ser un hábito obsoleto, se trata de un ejercicio mental con efectos duraderos.
¿Por qué escribir a mano es una práctica tan beneficiosa?
Lo que sorprende de escribir a mano es la facilidad con la que se puede activar ese entrenamiento cerebral. No hace falta escribir páginas ni ponerse literario. Anotar lo que hay que comprar, redactar un mensaje a mano o escribir unas líneas en una libreta alcanza para mantener aceitado el engranaje mental.
También hay algo emocional en el acto de escribir con la propia letra. Es una forma de bajar un cambio, de detenerse y prestar atención. Al hacerlo, se reduce el estrés, mejora la concentración y, de paso, se estimulan habilidades que con los años tienden a oxidarse, como la motricidad fina.
Para quienes superan los 60, este hábito puede funcionar como una especie de anclaje diario. Les da estructura, les permite poner en palabras lo que piensan y, sin darse cuenta, empiezan a ejercitar la memoria, la atención y la creatividad. No hace falta más que un rato tranquilo, un cuaderno y algo de lo que tengan ganas de escribir.
La práctica del journaling (anotar sin filtro lo que uno piensa) es una buena puerta de entrada. Y lo mejor: no hay reglas.