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Apresurados, como la vida que va tan rápido, que alguien hable muy deprisa nos parece normal. Pero esto identifica una serie de rasgos que hacen que tales personas tengan una psicología definida. A veces puede ser por ir rápido y otras veces mostrar algunos rasgos de ansiedad que pueden hacer que no solo tenga que ve con esta acción sino con muchas otras no deseadas.
Según la Confederación de Salud Mental de España, el modo en que una persona organiza su discurso refleja su nivel de activación emocional, su atención y su estilo comunicativo predominante. «Más allá de juzgar la rapidez verbal como un defecto o una virtud, conviene entenderla como un reflejo de la autorregulación emocional y la adaptabilidad». Aunque tiene diversos significados, según la cuenta de TikTok Braintegral, de Jorge García, que una persona hable muy deprisa quiere decir que suele ser insegura, con miedo a que su interlocutor pierda su atención, esto es porque experimentaron diversas situaciones en las que se les interrumpió. La rapidez al hablar es una forma de liberar su energía algo nerviosa , en cambio aquellas personas que hablan de manera más lenta y que usan el silencio para dar más énfasis a su discurso son percibidas como seguras.
Qué quiere decir que alguien hable muy deprisa
La psicóloga británica Susan Blackmore, de la Universidad de Plymouth, describe dicho fenómeno como “una descarga verbal que intenta equilibrar un flujo incesante de ideas”. A su vez, comenta que hablar rápido no siempre significa querer dominar una conversación, si no que se trata de un mecanismo de alivio frente a una mente hiperactiva.
Ansiedad y nerviosismo
Un artículo de Psychology Today explica que algunas personas hablan rápido porque “sus pensamientos van a toda velocidad” y tratan de seguirles el ritmo al hablar. La mente va más rápido y al final lo trasladan a su vida cotidiana.
Estilo de comunicación particular o personal
Hay quienes han crecido en ambientes donde había que “hablar rápido para que te escuchen” u otros factores contextuales pueden desarrollar ese estilo. Es decir, son personas que están influenciadas por un entorno lingüístico concreto y rápido.
¿Hay que preocuparse porque alguien hable muy deprisa?
Según Psyblog, hay quienes pueden pensar que tal problema o característica de una persona debe ser explorada por psicólogos. Pero no siempre significa automáticamente que la persona tenga un trastorno psicológico grave. «A menudo es simplemente un rasgo de comunicación o un modo de hablar».
En el mismo artículo de psyblog dan a conocer que este hecho tampoco quiere decir que haya “inteligencia baja” o “falta de capacidad comunicativa”. De hecho, en algunos contextos, hablar rápido puede dar impresión de fluidez, aunque puede afectar la claridad del mensaje.
Cuándo quizás hay que ir a un profesional
Aunque este hecho puede ser una característica más de la persona, hay expertos que apuntan a diversos rasgos que deben ser cuidados, mirados o revisados por psicólogos. Hay que poner especial atención cuando el ritmo del habla aumenta significativamente de lo habitual para la persona.
También cuando va acompañado de otros cambios en ánimo, sueño, concentración, etc. a la vez, puede ser alarma cuando este hecho dificulta que la otra persona entienda lo que se dice, cuando se usa para evadir, “cubrir” algo, o hay una sensación persistente de «tengo que decirlo ya». Y también cuando afecta negativamente la comunicación, las relaciones o genera malestar.
La Sociedad Española de Psicología Clínica señala que quienes hablan con velocidad sostenida suelen mostrar altos niveles de procesamiento paralelo, es decir, la habilidad de tener varias líneas de pensamiento al mismo tiempo. «Esta característica puede ser muy útil en entornos creativos o laborales exigentes, aunque también conlleva el riesgo de dispersión o agotamiento mental», advierten.
Cómo se perciben aquellas personas que suelen hablar de manera rápida
En general hay diversas percepciones, quienes lo ven como algo normal fruto de la vida de estas personas y de su fuerte personalidad a quienes lo ven como algo negativo.
Otras investigaciones señalan que hablar rápido puede dar una impresión desfavorable si no está bien regulado como ansiedad o nerviosismo, impulsividad, agresividad sutil o bien querer dominar al resto, menor claridad y empatía.
Aunque no es bueno ni malo, estas acciones suelen activar heurísticas sociales y entonces suelen ser persona que otros juzgan de manera muy rápida. Puede comunicar competencia o ansiedad dependiendo del control emocional, claridad y contexto comunicativo, pero depende de cada uno.
Es decir, por un lado, pueden parecer brillantes, decididos y seguros de sí mismos; por otro, pueden transmitir impaciencia o falta de empatía.