Si quieres reducir tu peso corporal, es importante que, además de hidratarte bien y comer sano y variado, puedas incorporar actividad física a tu día a día. Salir del sedentarismo es toda una decisión por sí misma, ya que el mundo hoy nos propone dinámicas laborales muy estáticas y que requieren de estar muchas horas en una misma posición. Es por ello que la Organización Mundial de la Salud determinó que es importante realizar actividad física «al menos de entre 150 y 300 minutos de intensidad moderada y entre 75 y 150 de actividad física vigorosa» para que el cuerpo se encuentre sano y activo, a los que suma dos días a la semana de movimientos «de fortalecimiento muscular de intensidad moderada o más elevada para trabajar todos los grandes grupos musculares». Es decir, no sólo es importante moverse, sino cómo hacerlo también: conoce qué hacer mientras andas para ayudar a reducir más calorías.
Muchas investigaciones realizadas demuestran que el movimiento es sinónimo de salud. En este caso, una llevada a cabo por la Universidad de Massachusetts Amherst indagó sobre cómo debía ser la caminata, intensidad y características para que sea efectiva en la reducción de calorías, y así lograr bajar de peso. Este estudio estuvo dirigido por Adam Grimmitt y convocó a 18 adultos, de entre 18 y 45 años, a los que les solicitó que realizaran una caminata en una cinta de correr por el paso de tiempo de cinco minutos, mientras un sistema de captura de movimiento registraba su longitud de paso promedio. Debes descubrir qué pudo determinar esta investigación.
¿Qué se debe hacer mientras andas para ayudar a reducir más calorías?
En la investigación se pudo demostrar que caminar de una forma u otra no es lo mismo, sino que se deben extender la longitud de los pasos, sin perder el ritmo para obtener mejores resultados en relación a la quema de calorías.
Tras capturar cinco minutos la forma de caminar, es decir, el paso promedio, de estos 18 adultos convocados, les solicitaron que modificaran su andar según cómo les marcaba una luz en la cinta, que muchas veces eran más largos que sus pasos, y otras más cortos, y en otras ocasiones coincidían. Con ello, más un registro de cómo se quemaban calorías en la realización de ejercicio, pudieron determinar que cuando se cambia la forma de caminar, se aumenta el coste metabólico del cuerpo.
En ese sentido, el autor del estudio Grimmitt definió que cuanto más se aumente la longitud de los pasos y más frecuentes se den estas variaciones, más calorías se quemarán en el proceso, evitando así que el cuerpo se acostumbre a un ritmo único y que ya no realice un esfuerzo metabólico, y por ende, queme siempre la misma cantidad de calorías.
Qué otras acciones se pueden realizar para ayudar a reducir más calorías
Sin dudas, la realización de ejercicio físico es una de las principales modificaciones que podemos sumar a nuestra vida cotidiana para lograr equiparar o bajar calorías, en contraposición a las que ingerimos. Es por ello que la actividad física, como andar, es realmente importante en la ejecución de un plan de descenso de peso.
Sin embargo, también es importante acompañarlo con una buena hidratación que permita eliminar toxinas, y equilibrar el funcionamiento del cuerpo en los distintos procesos de una manera natural y sana; sin incluir medicamentos o suplementos que pueden poner en riesgo la salud integral.
Por otra parte, también es fundamental incluir en la rutina diaria una alimentación consciente, potenciada por los nutrientes y por las distintas maneras en la que los mismos se pueden consumir. Es decir, llevar a cabo una elección a conciencia de los alimentos que comemos, elegir la calidad de los mismos, en función de su valor nutricional, así como intentar introducir nuevas variantes puede ser muy beneficioso para la salud y fundamentalmente, ayudar en este proceso de descenso de peso.
Finalmente, entre otras acciones que se pueden hacer para ayudar a reducir las calorías, es importante considerar trabajar la salud mental. Estar expuestos a niveles de estrés constantes, que aumentan el nerviosismo y la ansiedad, puede tener severas repercusiones a la hora de cómo nos nutrimos, qué comemos, pero también de dejar de lado rápidamente la actividad física y volver al sedentarismo.
Al respecto, el estudio Relación entre la obesidad y el estrés laboral: una revisión sistemática desvela que «en la actualidad, la obesidad y el estrés laboral se consideran dos problemas importantes y cada vez más frecuentes a nivel poblacional y para la salud de los trabajadores, así como para el buen funcionamiento de las entidades para las que trabajan».
Sin dudas, incorporar rutinas de meditación, relajación, y dar espacio a los momentos de ocio y descanso harán que los niveles de estrés desciendan y se sienta un bienestar que también cambiará la forma en la que nos relacionamos con la comida y qué tiempo le damos al cuidado de nuestro cuerpo y mente, incluyendo actividad física, o caminatas prolongadas.