Todo el mundo anda descalzo, pero hay un ejercicio mejor en la playa para que los mayores de 65 ganen fuerza

Hacer al menos 30 minutos de esta actividad puede mejorar la fuerza, la resistencia y la estabilidad

Hombre en la playa, ejercicio, actividad

Recreación de un hombre en la playa.

Las vacaciones en la playa son sinónimo de relajación y diversión. Con la arena en los pies, el sonido de las olas y un chapuzón al alcance que refresca, la desconexión está asegurada. No obstante, eso no quiere decir que haya que abandonar el cuerpo, pues quedarse tumbado en la toalla todo el día no ayuda a mantenerse fuerte.

La solución no está en dar un paseo breve por la orilla de la playa después de comer. A los 65, el cuerpo agradece otro tipo de trabajo: uno que gane fuerza real y que busque alargar la independencia física. Este ejercicio es muy efectivo, pero, curiosamente, muy pocas veces se habla de él.

Este es el ejercicio que deberían hacer los mayores de 65 años en la playa

El ejercicio que deberían hacer todos los mayores de 65 en la playa es la calistenia. Aprovechar la arena como superficie inestable multiplica el esfuerzo y obliga a activar músculos que en suelo firme pasan desapercibidos.

Sentadillas, zancadas o planchas se vuelven más exigentes y eficaces. Además, la playa regala recursos naturales que se pueden integrar en la rutina: bancos para fondos, rocas para equilibrio o incluso barras si hay un parque cercano.

Ejercicios clave en la arena:

Ejercicios en el agua:

Con elementos naturales:

Entrenar en la playa no sólo aporta variedad y motivación, también intensifica el trabajo sin forzar las articulaciones. La arena amortigua, el sol carga las reservas de vitamina D y el aire marino hace que cada serie se sienta menos como un sacrificio y más como parte de un día de playa.

Qué tener en cuenta antes de entrenar en la arena a los 65

Antes de lanzarse a entrenar, conviene preparar el cuerpo y la sesión. Un calentamiento suave con movilidad articular y activación muscular evita sustos. La hidratación es clave: el calor y la humedad juegan en contra, así que siempre con agua a mano. La protección solar no es negociable, y la ropa debe ser ligera pero que cubra lo necesario para evitar quemaduras.

Por último, hay que escuchar al cuerpo. Si una rodilla molesta, se ajusta el movimiento. Si el calor aprieta demasiado, se baja la intensidad. La calistenia en la playa es versátil precisamente porque se adapta al ritmo y capacidades de cada uno.

Al final, el verano no es sinónimo de perder forma física. Al contrario, con la arena como aliada, se puede ganar fuerza, estabilidad y energía sin renunciar al placer de pasar el día junto al mar.

Salir de la versión móvil