A medida que aumentan los años, bajan otras cosas: la fuerza, la movilidad, la agilidad. Es como una balanza biológica que no falla y que aparece en todos los libros de fisiología del envejecimiento. Lo que antes se hacía sin pensar (subir escaleras, agacharse, cargar bolsas) ahora se convierte en un pequeño reto diario. Y es que al final la pérdida de masa muscular y la rigidez articular son casi inevitables con el paso del tiempo.
Ante eso, quedarse sentado en el sofá ‘descansando’ no sólo no ayuda, sino que empeora el cuadro. Los músculos se atrofian, la energía se pierde y el aburrimiento entra sin pedir permiso. A esto se le suman dolores, se pierde independencia y el sedentarismo empieza a cobrar factura.
Pero tampoco hace falta ponerse a levantar pesas o salir corriendo al parque con una banda elástica en la mochila. Hay un tipo de entrenamiento, mucho más accesible, que muy pocos tienen en mente pero que es especialmente efectivo en adultos mayores: la calistenia.
Este es el ejercicio que ayuda a mantener fuerza sin pesas ni máquinas
La calistenia es una forma de entrenamiento con el propio peso corporal, sin necesidad de equipos costosos ni rutinas complicadas. Lo mejor es que se puede practicar en casa, en un parque o incluso en una sala de estar.
Sillas, paredes y botellas de agua pueden ser los mejores aliados. Ejercicios como las sentadillas asistidas con silla, los empujes contra la pared (wall push-ups) o las elevaciones de piernas sentado son más que suficientes para activar los músculos clave y ganar estabilidad. Incluso los movimientos más simples, como levantar las rodillas o hacer círculos con los brazos, tienen un efecto real si se hacen con constancia.
Además, no hay que hacer repeticiones interminables, sino que la clave está en moverse con intención, cuidar la postura y avanzar poco a poco.
Los beneficios de entrenar con el propio peso después de los 65 años
Los beneficios de la calistenia son muchísimos, pues este ejercicio no sólo fortalece, también mejora la coordinación, la movilidad y, sobre todo, el equilibrio. Esto último es vital, pues para los adultos mayores una simple caída puede cambiarlo todo. Trabajar los músculos con calistenia reduce ese riesgo y permite seguir haciendo las actividades cotidianas con mayor seguridad.
Por otro lado, la conexión entre mente y cuerpo también se refuerza. Hay un impacto positivo sobre el estado de ánimo, la autoestima y la claridad mental. Con este ejercicio, las personas logran sentirse capaces, autónomas y presentes.
Asimismo, este es un ejercicio que no impone barreras para empezar. No importa si hace años que no se hace ejercicio o si hay alguna condición de salud crónica. Lo importante es adaptar los movimientos, escuchar al cuerpo y avanzar a un ritmo realista. El objetivo nunca es ponerse en forma como un veinteañero, sino adaptar el movimiento y hacerlo de una manera sostenible.